Son muchas las personas que no se atreven, ya sea por desconocimiento o pereza a poner en práctica la meditación, pero meditar es una práctica necesaria, cuyos beneficios están demostrados a nivel científico y que solo requiere de práctica y constancia para observar los buenos resultados que tendrá sobre tu vida.
Meditar es un estilo de vida que debería ser algo que integramos en todos nuestros movimientos, en todas nuestras acciones.
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¿Cómo crear una rutina en tu meditación?
1. Empieza por un día a la semana. Lo ideal es que lo hagas cada día, pero al inicio no te sobrecargues, paso a paso ya llegará, déjate sentir.
2. Decide la hora te va mejor. Meditar cada día a la misma hora nos ayuda a crear una rutina de forma más fácil. Intenta encontrar una hora en la que no te molesten y puedas crearte un espacio de tiempo para estar sola contigo misma durante al menos 10-15 minutos.
3. Busca un espacio en tu casa que te guste y donde te sientas cómoda y medita siempre en el mismo lugar.
4. Cuando medites mira hacia el Este, hacia la salida del sol, puesto que la energía que nos llega de esta dirección cardinal es la más idónea para calmar la mente y sentarse en paz a meditar.
5. Ponte cómoda. Normalmente vemos a personas meditando con las piernas cruzadas y las manos apoyadas en las rodillas, pero lo importante aquí es que estés lo más cómoda posible para que así puedas centrarte en tu respiración.
6. Concéntrate en tu respiración. Respira y expira por la nariz. Es más sencillo si mantienes los ojos cerrados para que nada te distraiga.
7. Sé constante. La práctica es la que hace al maestro. Concentrarse e intentar no pensar en nada más que en tu respiración puede ser muy complicado, sobre todo al principio, por lo que debes de tener paciencia y no ser muy dura contigo.
¿Cuáles son las principales formas de meditación?
Hay varios tipos de meditación y descubrir qué tipo de meditación es más idónea para cada uno es un proceso.
Puedes poner en práctica tres sencillas modalidades para que empieces a practicar y sentir cuál te encaja mejor:
1. Meditar contemplando la respiración. Sentarse a respirar y poner atención plena en cómo inhalas y exhalas. En qué pasa en tu cuerpo cuando respiras es una sensación maravillosa. Es ideal para personas estresadas, ansiosas y que tienden a hacer más cosas de las que pueden.
2. Meditar sintiendo la piel de todo tu cuerpo. En este caso pones atención a todos los poros de tu piel. Empiezas por la planta de tus pies y vas ascendiendo por todo tu cuerpo a través de cada una de tus células, sintiendo cómo tu piel también está inhalando y exhalando. Esta es una práctica recomendada para estar presente, para activar la sensibilidad y destinada sobre todo para personas a las que les cuesta estar en el presente, personas que se distraen con facilidad.
3. Meditar observando los pensamientos sin juzgarlos. Aquí nos encontramos con el gran mito de la mente en blanco. Dejar la mente en blanco no es fácil. Pocos lo consiguen y, los que lo consiguen lo consiguen por muy poco tiempo. La mente desarrolla alrededor de 60.000 pensamientos diarios, por lo que hay que aprender a escucharlos sin darles fuerza, sin engancharse, dejando que pasen.
Pero la recomendación más importante sería que no crees expectativas. Meditar es un arte y se debe practicar para integrarlo en nuestra vida de manera natural y sin presión. No seas drama queen por esta vez y deja que todo fluya:
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Artículo elaborado en colaboración con Marta Puig, fundadora de Mundo Pránico, el espacio de formación y terapia de sanación energética y medicina integrada.
