"Son tus decisiones las que determinar tu destino". Quizá hayas escuchado más de una vez esta frase y lo cierto es que se trata de una reflexión muy sabia. En la vida todo es cuestión de tomar decisiones y tomar decisiones conlleva a su vez renunciar a algo, por eso hay personas a las que les cuesta mucho hacerlo. Dejar tu trabajo o seguir en la misma empresa, irte a estudiar fuera o permanecer en el mismo lugar, terminar una relación o continuar con ella... Cuando nos encontramos en una situación así no es cuestión de "aguanto un poco más o lo echamos a suertes", como cantaba Ella Baila Sola, sino de escoger la decisión que más beneficios nos aporte a nivel personal. ¿Pero cómo podemos estar seguras?
Ya te adelantamos de que no hay nada seguro, pero sí podemos emplear algunos trucos para tomar una buena decisión, como es el caso de la regla 10-10-10, desarrollada por Suzy Welch, ex editora de la Harvard Business Review y autora bestseller en The New York Times con su libro 10 minutos, 10 meses, 10 años. ¿En qué consiste este truco para tomar buenas decisiones?
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Pregúntate: ¿Me sentiré mal en los próximos diez minutos? ¿Y en los próximos diez meses? ¿Me acordaré, incluso, dentro de diez años?
Ese el filtro que propone Suzy Welch a la hora de meditar la toma de una decisión, una idea que surgió a raíz de tener que compaginar su vida profesional con la familiar (Welch es madre de cuatro hijos). Había ocasiones en las que se sentía culpable por desatender un ámbito u otro y otras en las que decantarse de manera impulsiva por una opción resultaba finalmente le traía consecuencias negativas.
Para resolverlo, Welch pensó en aplicar un sencillo filtro antes de tomar una decisión: analizar el impacto que esta va a tener sobre nuestra vida y sus consecuencias para los próximos diez minutos, los siguientes diez meses y los futuros diez años. La autora nos invita a preguntarnos:
Sabiendo lo que sé sobre todas mis opciones y sus consecuencias, ¿qué decisión me ayudará más a controlar mi propia vida?
Y es que todo es cuestión de convertirnos en las dueñas de nuestra propia vida, barajar las diferentes opciones a corto, medio y largo plazo. El objetivo es no dejarnos llevar por las opiniones de los demás, por los consejos que nos dan las personas más cercanas a nosotros o por la euforia del momento, sino que tomemos nosotras mismas la decisión. Muchas veces nuestro cerebro exagera cuando se enfrenta a los problemas, debido al miedo o a la inseguridad. Por ejemplo, si echas la vista atrás seguro que hay algo de lo que puedas decir: "¡Menos mal que lo hice!" o "¡No era para tanto!". Ya sea un examen, hablar en público, un viaje, iniciar una relación sentimental, comprar una casa... Si necesitas reflexionar antes de tomar una decisión, recuerda: ¡10-10-10!
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