Quién tiene un amigo tiene un tesoro y, si se trata de un perro sabe que, mientras viva, no lo perderá. Eso debió pensar la fotógrafa Amanda Jones, una gran amante de los animales, justo antes de ponerse a trabajar para devolverles, en forma de homenaje, el cariño y afecto que ellos dan desinteresadamente.
Amanda quería retratar y capturar en un proyecto de largo recorrido, la esencia y singularidad que permanecen inalterables a lo largo de la vida de los perros. Para ello contactó con varios voluntarios que quisieron participar en este proyecto artístico. El único requisito: compartir su vida con un perro.
© Amanda Jones
La primera parte del proceso consistió en fotografiar a los perros –la mayoría cachorros en ese momento concreto-, sobre un fondo blanco y en blanco y negro, para dejar registrados todos los detalles, tanto físicos como relacionados con el ánimo, que componían la morfología del animal.
Después, varios años más tarde, repitió la acción con los mismos protagonistas y condiciones fotográficas para establecer una comparativa y ver, de un solo vistazo, los efectos físicos, así como en sus miradas, del paso del tiempo.
El resultado es una serie fotográfica llena de belleza, en la que el perro es el único protagonista frente al incesante paso del tiempo. Capturas llenas de ternura que emocionarán y harán que los amantes de estos animales se reconozcan y recuerden el momento en el que compartieron una parte de su vida junto a ellos.
Finalmente, y casi 20 años después, Jones ha querido recoger y editar todas las imágenes en un libro que lleva por título una gran verdad: “Años de perros. Amigos fieles entonces y ahora“.
Si te ha gustado el resultado de las imágenes, no te pierdas el vídeo con escenas inéditas del making-of:
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