El Photoshop. Esa herramienta de retoque fotográfico que genera amor y odio a partes iguales. Amor por los increíbles resultados que consigue. Odio por lo artificial de sus resultados, en ocasiones, alejados de cualquier parecido con la realidad. Esta herramienta que se ha democratizado generalizando su uso en medios y publicidad –hay quién incluso lo aplica en sus propias fotos de vacaciones antes de enseñarlas a otras personas- con la llegada del nuevo milenio, no existía hace apenas 20 años, pero ¿eso significa que las fotografías antiguas no tenían retoques?
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