¡Ya ven! A veces, las cosas más grandes nacen de una estúpida idea o de una pura necesidad. ¿El corsé que llevo me aprieta y se marca en el precioso vestido que voy a lucir esta noche en la fiesta? Puesto corto las varillas, le pongo unos tirantes y ¡tachán! Se ha creado un invento que marcará el siglo XX para el mundo femenino.
Mary Phelps Jacob, la madre del sujetador moderno
Esta breve historia podría resumir bastante bien lo que le ocurrió en 1910 a Mary Phelps Jacob. Después de aquello muchas fueron las señoras que demandaron a la feminista y escritora un sostén como el suyo. Por ello aquella joven neoyorkina decidió, cuatro años después de esa fiesta, liberarse de una prenda que le molestaba y patentar otra que en el fondo ya estaba inventada. Y es que, aunque el sujetador moderno cumpla hoy 100 años, las prendas que cubren el pecho existen desde hace siglos. Griegas, romanas o vikingas, ya llevaron antes piezas de vestir que cubrían sus senos. Sin embargo, lo que parecía un perfecto negocio, no lo fue para Jacob. Su empresa, Fashion Form Brassiere Company, no registró grandes ganancias, por ello, decidió aceptar una oferta por 1.500 dólares de la Warner Brothers Corset Company de Bridgeport por los derechos de su patente.
La primera Guerra Mundial, el paso definitivo para la instauración del sostén
La llegada de la Primera Guerra Mundial dio el paso definitivo a la instauración del sujetador. Y es que, el metal destinado a la fabricación del corsé lo monopolizaba ahora la construcción de material de guerra. A esto se unió que las mujeres comenzaron a trabajar en las fábricas ante la necesidad de hombres, por lo que resultaba imposible combinar horas y horas de trabajo con esa incómoda prenda. Esta vez, aquello de "el trabajó nos hará libres", fue verdad.
Medio siglo más tarde el sujetador se convertía en un símbolo de liberación de la represión. Por ello, feministas del mundo entero quemaban en plazas y lugares públicos sus sostenes como forma de reivindicación.
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