El tiempo pasa muy rápido. Ya han pasado dos años desde que Caitlyn Jenner se sentase delante de las cámaras de televisión para hablar de su verdad: siempre se había sentido una mujer. Aunque era un secreto a voces, su testimonio revolucionó el mundo entero y su portada en Vanity Fair se convirtió en su grito de guerra.
A partir de aquel momento, Jenner se posicionó como una de las voces más influyentes del mundo. Los programas de televisión se peleaban por ella, logró tener su propio reality show y a la vez se recorría el mundo entero dando conferencias. Caitlyn era una musa para el mundo y su discurso tenía una fuerza imparable. Su fama llegó incluso a superar a la de Kim Kardashian.
Pero el tiempo ha pasado y la fama de Caitlyn ha ido perdiendo fuerza con el tiempo. Su voz se ha ido apagando y ya no es tan común ver a la matriarca de la familia Jenner como una de las personas más buscadas y deseadas por los medios de comunicación. Su fama se ha desinflado y por eso necesita un golpe de efecto para volver a estar en el candelero que tanto añora.
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Lo hará volviendo a sus orígenes. El próximo 21 de abril concederá una entrevista al mismo programa de televisión en el que se abrió como mujer por primera vez. Lo hará para presentar su libro de memorias, donde contará el infierno por el que ha pasado en estos últimos años y quién le ha puesto más de una zancadilla para no ser feliz. Promete polémica por el camino.
Tal vez su fama comenzó a caer el mismo día que se conoció que Caitlyn había tenido un accidente de coche y había provocado la muerte de una persona. Eso ocurrió a finales de 2015 y los medios de comunicación se echaron encima de ella. Podría haber terminado en la cárcel, pero la exdeportista se libró. Desde entonces ya muchos no la miran igual que al principio.
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Ahora está dispuesta a enterrar a su ex mujer, Kris. Este es el pequeño aperitivo que ha servido a los espectadores a través de su obra autobiográfica. Al parecer, Jenner acusa directamente a su ex mujer, Kris, de haberle "empujado dentro del armario" y haberle negado su propia identidad. El conflicto está servido.
