Delante de una pantalla gigante, los actores se tomaron este evento como una gran fiesta de fin de temporada. El episodio empezó a las 22:40 y los aplausos no tardaron en llegar. Por el Hotel Intercontinental del Paseo de la Castellana de Madrid se pasearon los nombres de la serie que no estaban en el directo, a los que se sumaron actores como Maxi Iglesias, Amaia Salamanca o Natalia Millán, que ya habían pasado por la serie en temporadas anteriores.
Con el hijo de Ana y Alberto sano y salvo, el galán de la serie decidió pedirle matrimonio a la diseñadora. Aquí empezó la gran fiesta y la que animaba el cotarro tenía nombre y apellido: Manuela Velasco. Fue la más divertida, interactuando en todo momento con el resto de compañeros y la prensa que allí se encontraba. De vez en cuando se metió en su papel como Cristina e hijo el amago de quemar algún que otro papel, celosa de la relación de los protagonistas de la ficción. "Estoy muy loca", gritaba entretenida.
De pronto, la pantalla se puso en negro durante unos segundos. Lo suficiente como para que todos empezasen a gritar angustiados por no poder ver el directo. Y es que estaban todos muy nerviosos ante lo que sucedería. Pero para eso había que esperar un poco más.
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Velasco, Amaia Salamanca y Miriam Giovanelli se sentaron juntas en un sofá. Muy cómplices, de vez en cuando le hacía más caso a las redes sociales que al propio episodio. Entre ellas se contaban los secretos que no podían decir en alto. Pero de vez en cuando Velasco despertaba y gritaba: "¡Guapa, sexy!", le decía a Aitana Sánchez Gijón.
Al finalizar la emisión del capítulo, los actores pusieron rumbo al hotel para celebrar este gran final. Era su gran fiesta de despedida. Por allí se pasearon todos, posaron ante los medios y gritaron de alegría. Llegaron exhaustos, pero contentos por lo que acababa de pasar. Paula Echevarría dejaba atrás su vestido de novia blanco para pisar la alfombra completamente de negro.
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Ella y Miguel Ángel Silvetre cortaban la tarta de bienvenida como buenos novios que se acaban de casar. "¡Que se beses!", gritaban. "No sabéis la mala leche que tiene mi marido", bromeaba Paula. La fiesta siguió, pero eso es ya mejor no contarlo.
