Es sabido por todos que hay muchas profesiones en las que el aspecto físico de las mujeres aún desempeña un papel fundamental. Así ocurre, por ejemplo, con las azafatas de vuelo que, más allá de tener cierta altura para poder colocar el equipaje de cabina, por ejemplo, debe cumplir otras características estéticas que nada tienen que ver con su buen hacer en el trabajo.
Por ejemplo, hay aerolíneas en las que el maquillaje y peinado de sus empleadas se examina al detalle. Hacen lo propio con el grosor de las medias o la altura del tacón. Y, por si esto fuese poco, ¿qué te parecería si en unos meses te bajan el sueldo simplemente por haber ganado algunos kilos?
A la aerolínea estatal rusa Aeroflot le ha parecido adecuado retirar a dos de sus azafatas de las rutas internacionales alegando que tenían sobrepeso y que los pasajeros pagan sus precios para ver buena apariencia en sus empleados. Esta medida, totalmente machista, desproporcionada y vergonzosa, fue tomada después de que las trabajadoras fuesen sometidas a un proceso de tallaje y peso para comprobar su estado físico.
Como es lógico, las dos trabajadoras afectadas por esta medida han decidido han emprendido medidas legales contra la aerolínea por esta discriminación que se debe únicamente a su apariencia física. Sus casos han sido desestimados por los tribunales y desde la compañía el argumento ha sido claro: el “92% (de los clientes) quiere ver a azafatas a las que les caben las tallas de las que estamos hablando”. Esas tallas de las que hablan están por debajo de la 42. Y por si esta declaración no fuese suficientemente sangrante, desde la directiva de la compañía rusa se argumentó que las dos azafatas deberían tomarse esta "sanción" como un punto de inflexión para comenzar a adelgazar y cuidar más su salud.
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Ante tal aberración, lo que nosotras nos preguntamos es: ¿crees que hubiese ocurrido lo mismo si los empleados fuesen hombres?
