Gas, gasoil o bomba de calor: la comparación de costes que todo nuevo propietario debe leer

Gas, gasoil o bomba de calor: la comparación de costes que todo nuevo propietario debe leer

Ese momento en el que recoges las llaves de tu primera casa y te preguntas: ¿y ahora con qué la caliento sin que me devore el sueldo? Gas, gasóleo o bomba de calor no suenan igual en el banco que en el salón. El invierno no espera y la factura tampoco.

La primera noche en casa ajena tiene un silencio raro. Escuché el zumbido de la caldera del vecino, olí a gasóleo desde el patio y sentí el aire templado de un split que alguien dejó en “auto”. Me vi con el portátil, una libreta y tres presupuestos abiertos: instalación de gas natural, sustitución por caldera de gasóleo y una bomba de calor aire‑agua que prometía números brillantes en letras pequeñas. El técnico hablaba de COP, el fontanero de boquillas y el comercial de “ahorro garantizado”. Yo solo quería no pasar frío ni perder la cabeza con las cifras. Una simple pregunta se clavó como una chincheta.

Cuánto cuesta de verdad calentar tu casa

Lo primero que duele no es el aparato, es el kilovatio que quemas cada día. Con precios medios en España en 2024, el gas natural ronda 0,06–0,08 €/kWh útil con caldera de condensación, el gasóleo se mueve cerca de 0,12–0,15 €/kWh útil, y una bomba de calor bien dimensionada baja a 0,05–0,08 €/kWh útil gracias a su rendimiento estacional. La letra pequeña es el clima y la vivienda: aislamiento, orientación, ventanas y hábitos pesan tanto como la tarifa.

Pongo un ejemplo que veo cada semana. Piso de 90 m² en Valladolid, demanda anual de 10.000 kWh de calor entre calefacción y ACS: con gas natural, factura invernal típica entre 700 y 900 € más término fijo anual; con gasóleo, 1.100–1.400 € según precio por litro; con bomba de calor aire‑agua, 550–800 € si el SCOP real se mantiene cerca de 3–3,5. Cambia el mapa y cambia la música: en Málaga, la misma vivienda puede gastar la mitad en todos los casos, mientras que en Burgos el rendimiento de la bomba de calor cae en olas de frío prolongadas.

La lógica detrás es sencilla. El gas y el gasóleo convierten energía química en calor con eficiencias que rozan el 90–95% en gas y suelen ser menores en equipos antiguos de gasóleo. La bomba de calor no “crea” calor: lo mueve. Por cada kWh eléctrico que consume, entrega 2,5–4 kWh térmicos en condiciones reales, y ahí nace el ahorro. Si la electricidad está a 0,20–0,25 €/kWh y el SCOP es 3, el kWh útil de calor ronda 0,07–0,08 €, competitivo con el gas y muy por debajo del gasóleo. El termómetro exterior y el dimensionamiento deciden el resto.

Decisiones prácticas para no arruinarte

Primer gesto que cambia el juego: dimensionar bien antes de comprar. Una simple carga térmica por estancia, revisar infiltraciones y sellar puntos débiles baja la potencia necesaria y estabiliza el rendimiento. En bombas de calor, un depósito de inercia pequeño y emisores a baja temperatura (suelos radiantes o radiadores sobredimensionados) disparan el SCOP real, y eso es dinero contante. En gas, elegir una caldera modulante que no esté sobrada evita ciclos y humo que se paga.

Errores que veo a diario: elegir por oferta sin mirar la curva de tu clima, olvidar el término fijo del gas, no contar el mantenimiento del gasóleo, o creer que todos los splits rinden igual a 2 °C con niebla. Seamos honestos: nadie programa el termostato con mimo cada día. Mejor sistemas que perdonan tus despistes: sondas exteriores para ajustar impulsión, cronotermostato simple con dos franjas claras, y un contrato de mantenimiento que incluya limpieza real, no solo una pegatina.

Hay también la parte emocional y de nariz. Sí, el confort también tiene números.

“Todos hemos vivido ese momento en el que la primera ola de frío te obliga a elegir entre subir un grado o esperar al próximo recibo.”

  • La bomba de calor puede costar la mitad por kilovatio útil si trabajas a baja temperatura y el clima acompaña.
  • El gasóleo castiga tu bolsillo cuando el termómetro baja, y el olor y el tanque no son gratis.
  • El coste real no es solo la factura: fijo de gas, mantenimiento, vida útil y ruido cuentan.

Lo que nadie te cuenta del coste total

El dinero no se va solo por la chimenea. El gas añade un término fijo anual y revisiones, el gasóleo exige depósito, limpieza y un pedido mínimo que duele cuando sube el barril, la bomba de calor pide una inversión inicial más alta y quizá obra en emisores. El retorno típico que veo en viviendas con radiadores generosos va de 4 a 8 años al pasar de gasóleo a bomba de calor; desde gas, la cuenta depende del precio de la luz contratada y de si puedes bajar la temperatura de impulsión. La huella de carbono también pesa: por kWh útil, la bomba de calor emite mucho menos con la mezcla eléctrica actual.

Punto clave Detalle Interes para el lector
Precio por kWh útil Gas: 0,06–0,08 € | Gasoil: 0,12–0,15 € | Bomba: 0,05–0,08 € Comparas tu factura con un rango realista
Costes fijos y mantenimiento Gas con término fijo; gasoil con depósito y limpieza; bomba con poco mantenimiento Evitas sorpresas al cabo de un año
Inversión y retorno Caldera gas: 1.500–3.000 €; gasoil: 3.000–5.000 €; bomba: 7.000–12.000 € Entiendes cuándo se paga sola la elección

FAQ :

  • ¿Una bomba de calor funciona bien con radiadores antiguos?Si los radiadores son grandes y tu casa mantiene el calor, sí. Trabaja con impulsiones de 45–50 °C y sube la superficie emisora si hace falta.
  • ¿El gasóleo sigue teniendo sentido en 2025?Solo donde no hay gas ni potencia eléctrica disponible y el clima es muy frío. Incluso ahí, una bomba bien elegida puede competir.
  • ¿Cuánto consume una casa media al año?Entre 6.000 y 12.000 kWh térmicos en climas templados de España para 80–120 m². Aislación y uso mandan.
  • ¿Qué potencia de bomba necesito?Calcula la carga pico en el día más frío. En muchos pisos bastan 4–6 kW térmicos; chalés mal aislados piden más.
  • ¿Hay ayudas o subvenciones?Suelen existir programas autonómicos y del IDAE para renovables y alta eficiencia. Conviene mirar convocatorias locales.

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