Una pared blanca puede sonar a silencio. A veces es un silencio que molesta, frío, que corta la habitación por la mitad y la deja en pausa. Un joven de barrio, sin fórmulas mágicas y con una sierra de mano, ha decidido disputarle ese mutismo: construye marcos de madera y convierte fotos sueltas en pequeñas ventanas. ¿El resultado? Casas que cuentan algo. Y paredes que, de repente, aparecen.
La mañana huele a serrín y café recalentado. En el bajo de una calle con persianas grafiteadas, Mateo pasa la lija en dirección a la veta como si acariciara un animal vivo. No hay prisa. Solo el chirrido leve de la madera y el sol atravesando la polvareda. Entra una vecina con tres impresiones en una carpeta: una foto en blanco y negro de su padre, un paisaje del viaje que casi no hicieron, el retrato de su hija con un diente menos. Mateo no mira la cámara; mira los bordes, los márgenes, el aire alrededor. Habla bajo. Toma medidas. Saca una cinta azul y dibuja rectángulos en el suelo. La vecina cuenta que su pasillo lleva dos años vacío porque “no sabe por dónde empezar”. Él asiente. Clava el lápiz a 145 centímetros del suelo y marca un puntito. Y entonces, algo cotidiano se vuelve nítido. La pared hizo clic.
De una tabla a una historia colgada
Las paredes vacías no están muertas; esperan una voz. Un marco de madera tiene un timbre propio: calidez, peso justo, olor a hogar. Mateo lo sabe y por eso trabaja con la luz, con ese borde mínimo que no distrae y, aun así, abraza la imagen. Cada rincón cambia cuando aparece una línea limpia y una sombra fina alrededor de una foto. La geometría se vuelve amable. La habitación deja de pedir perdón.
Piensa en el pasillo de Luz, al que la gente entraba pidiendo indicaciones como si fuera una estación. Tres marcos de roble, con paspartú blanco y una distancia de 7 centímetros entre cada uno, hicieron lo que no pudo hacer un espejo enorme. El sonido cambió. La hija de Luz jugó a contar pasos entre los cuadros. El padre en blanco y negro miraba de costado y sostenía el conjunto como un ancla. **El pasillo dejó de ser un túnel.** Todos hemos vivido ese momento en el que la casa nos devuelve la mirada y, por fin, nos reconoce.
La madera funciona por razones que se sienten antes de explicarse. La veta introduce ritmo, como un latido paralelo a la imagen. El paspartú añade aire y permite que la foto respire; cuando hay márgenes, el ojo descansa. La altura “de museo” que Mateo marca —ese punto entre 145 y 150 centímetros al centro— no es capricho: la línea visual se alinea con el cuerpo. Un buen marco absorbe reflejos y dibuja sombra en el borde interno, lo justo para intensificar el contraste. **Un buen marco no compite; acompaña.** Por eso elige aceites que no amarillean y maderas recuperadas que cuentan otra historia bajo la historia.
El método que aprendió a golpe de astilla
El proceso de Mateo empieza en la mesa, no en la pared. Primero, decide dimensiones reales: foto, margen, paspartú, ancho del marco. Anota milímetros. Corta las cuatro piezas a 45 grados con caja de ingletes y serrucho bien afilado. Pega con cola alifática, aprieta con sargentos en cruz y deja curar. Lija en escalera: 120, 180, 240. Aplica aceite de tung o mezcla con cera, frota, espera, repite. Coloca vidrio o acrílico según la luz de la estancia y el tamaño. Trasera de MDF o contrachapado, puntas flexibles para abrir y cerrar, herrajes en D y cuerda trenzada. Presenta el conjunto en el suelo con cinta azul, juega con distancias, fotografía, respira. Solo entonces perfora.
El error más común es el brillo excesivo. El reflejo convierte la foto en espejo y mata la historia. Otro tropiezo: escala equivocada. Marcos demasiado anchos para imágenes pequeñas, o viceversa. Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días. Por eso Mateo propone dos reglas fáciles: ojo centrado entre 145 y 150 cm y separación constante entre piezas. Nada de colgar con hilo que cede y deja la obra inclinada. Si dudas, replantea con cinta, mira desde la puerta y aléjate diez pasos. La pared responde si la escuchas un poco.
Mateo repite que un marco no es una joya; es un gesto. Que una foto respira distinto cuando la sostienen manos de madera. Que la casa agradece cuando no la recargas, sino que la editas.
“Un marco es la mano abierta de la casa. Sostiene sin apretar.”
- Kit básico: caja de ingletes y serrucho fino, escuadras, sargentos, lápiz 2H y cinta métrica.
- Lijas 120/180/240, aceite o cera natural, paños de algodón sin pelusa.
- Vidrio o acrílico, trasera de MDF, puntas flexibles, herrajes en D y cuerda.
- Nivel, taladro con brocas para pared, tacos adecuados y cinta de carrocero.
- Seguridad: gafas, mascarilla antipolvo y guantes de trabajo.
Cuando el arte se queda en casa
Las casas cambian cuando alguien les da contexto. Un marco de madera no es grandeza ni espectáculo; es un borde que ordena lo que sentimos. Las fotos dejan de dormir en la nube y pasan a hablar en la pared. A veces el cambio es mínimo y, aun así, la atmósfera se acomoda como una sábana bien estirada.
Un joven con paciencia le ganó una pequeña batalla al vacío. Lo hizo con rutina, con astillas debajo de las uñas y mates fríos. Lo hace en su taller, pero podría pasar en cualquier salón del barrio. *A veces el marco es la caricia que la foto aún no tenía.* No hay secreto raro. Hay ganas de mirar y de colgar a la altura de la vida. Si pruebas con una, quizás descubras que otra pared también quiere decir algo.
| Punto clave | Detalle | Interes para el lector |
|---|---|---|
| Proporción y altura | Centro entre 145-150 cm, márgenes generosos | Evita paredes descompensadas y fotos “perdidas” |
| Acabado mate | Aceites y ceras que no brillan ni amarillean | Mejora la lectura de la imagen sin reflejos |
| Planificación previa | Presentación en el suelo y prueba con cinta | Cuelgues acertados a la primera, sin agujeros de más |
FAQ :
- ¿Qué tipo de madera es mejor para empezar?El pino o el abeto son fáciles de trabajar y económicos. Si buscas más presencia, roble o fresno con acabado mate.
- ¿Vidrio o acrílico para el frente?El acrílico pesa menos y es seguro en tamaños grandes. El vidrio ofrece mejor resistencia a rayones en piezas pequeñas.
- ¿Cómo calculo el tamaño del paspartú?Deja entre 4 y 8 cm por lado según el tamaño de la foto. Si la imagen es muy intensa, más aire ayuda.
- ¿Qué hago si la pared es de yeso frágil?Usa tacos específicos para yeso y herrajes en D. Distribuye el peso con dos puntos de anclaje.
- ¿Cómo limpio el marco sin dañarlo?Paño ligeramente húmedo y luego seco. Nada de productos abrasivos. Para el acrílico, paño de microfibra y movimientos suaves.


