La colada se acumula, la factura eléctrica sube y el tiempo libre se achica. Entre camisetas que destiñen, sudaderas que nunca se secan y toallas que piden agua caliente, la sensación es siempre la misma: desorden y espera. Una experta en colada promete lo contrario con un gesto simple y sistemático: clasificar mejor. No suena glamuroso. Funciona.
La encontré un martes, 19:40, en una lavandería luminosa donde el vapor formaba pequeñas nubes en los cristales. Llevaba tres cestas apilables, una bolsa de malla colgando y una calma que desarmaba. “Hoy voy rápido, vengo de entrenar”, dijo mientras separaba prendas como quien ordena cartas. Pum: colores en un lado, tejidos en otro, toallas por su cuenta. La colada no perdona horarios. Había familias mirando, gente con prisa y un pitido de máquina cada pocos segundos. Lo que hizo después dejó a todos quietos. Y no falló.
Clasificar para ganar: el minuto que ahorra horas
La idea central es casi contraintuitiva: clasificar no por colores solamente, sino por tejido, peso y nivel de suciedad. La experta lo llama “clasificación en movimiento”: separar al vuelo cuando te quitas la ropa, no cuando ya es tarde. Tres cestas en casa, codificadas por uso: diario, deporte y baño. Pequeño gesto, gran efecto.
Me mostró el caso de una pareja con un bebé. Antes hacían cuatro lavadoras dispersas por semana, con esperas eternas de secado. Tras el cambio, tres lotes claros: sintéticos y deporte en frío, algodón diario a 30 °C y toallas/sábanas a 40–60 °C. Ahorraron 35 minutos semanales y bajaron su consumo un 20%. El dato oculta otra verdad potente: calentar agua es hasta el 80–90% del gasto energético del lavado. Agua más fría, menos kWh, ropa más duradera.
La lógica es directa. Si juntas prendas de igual tejido y peso, la lavadora trabaja parejo y el secado no se alarga por “polizones” pesados. Separar suciedad evita relavar y permite ciclos cortos, que gastan menos y acaban antes. Además, con cargas completas pero no apretadas, el detergente circula mejor y las arrugas se reducen. El orden al principio se convierte en velocidad al final.
El método 5×2 de la experta
Su método práctico cabe en dos números: **clasificación 5×2**. Cinco grupos por estructura y uso —algodón diario, sintéticos/activewear, toallas y ropa de cama, delicados, “riesgo color”— y dos niveles según suciedad: limpio-normal o muy usado. Usa cestas finas y una bolsa textil para separar medias y lencería. Y un truco silencioso: una toallita atrapacolor solo en el lote “riesgo”. El resto, agua fría y centrifugado alto si el tejido lo tolera.
Errores comunes que ella ve a diario: mezclar toallas con camisetas ligeras (las toallas “secuestran” el giro), llenar al 100% la cuba, o echar detergente “a ojo”. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Ella propone un margen del 80–90% de carga y medir con tapón. Si tiendes, reduce las vueltas de centrifugado para delicados; si secas en secadora, aprieta a 1.200–1.400 rpm para acortar el tiempo de calor. Todos hemos vivido ese momento en que una prenda sale oliendo “a húmedo” por culpa de la mezcla equivocada. Evitable.
“Clasifica por cómo se seca, no solo por cómo se lava. Lo que tarda en secarse manda tu factura y tu paciencia.”
- Separar por peso: pesadas con pesadas, ligeras con ligeras.
- Frío para colores y sintéticos; 40–60 °C solo en toallas y ropa de cama.
- Centrifugado alto en cargas resistentes; bajo en delicados.
- Bolsas de malla para pequeñas y prendas con cremalleras.
- Una cesta extra de **cestas de autosort** para “riesgo color”.
Una rutina que respira: menos ruido, más vida
Cuando el orden se instala en la entrada, la colada deja de ocupar la cabeza. Una pila se hace el martes al caer la tarde, otra va directa al programa rápido del sábado, y las toallas encuentran su hueco el domingo entre café y paseo. No hay drama, no hay prisas. Solo un ritmo nuevo, más tranquilo.
La experta lo explica con una sonrisa: “No se trata de lavar más, sino de escoger mejor el momento y el grupo”. En su libreta lleva microhábitos que dejan huella: tender inmediatamente los sintéticos para evitar olor, vaciar bolsillos al llegar a casa, limpiar el filtro una vez al mes. Detalles que no hacen ruido y sí ahorran luz. A partir de ahí, cada uno ajusta su propio baile.
En una esquina, otra pareja fotografiaba las cestas apilables y el pequeño gancho para bolsas de malla. El truco no es nuevo, pero el orden transversal —del cesto al tendal— cambia la película. Hay algo casi terapéutico en ver una lavadora que termina a la vez que tú terminas la cena. Lo notas. Y repites.
| Punto clave | Detalle | Interes para el lector |
|---|---|---|
| Método 5×2 | Clasificar por tejido/uso y por suciedad | Menos relavados, ciclos más cortos |
| Agua fría + **modo eco** | El agua caliente dispara el consumo | Ahorro directo en la factura |
| Centrifugado inteligente | 1.200–1.400 rpm en cargas resistentes | Secado más rápido y barato |
FAQ :
- ¿Cuántas pilas son ideales para una casa de dos personas?Tres pilas suelen bastar: diario (algodón), sintéticos/deporte y toallas-sábanas. Añade una bolsa de malla para delicados y una mini cesta “riesgo color” si compras prendas nuevas.
- ¿Realmente el agua fría limpia bien?Sí, con detergentes actuales funciona para la mayoría de prendas. Para toallas y ropa de cama, 40–60 °C ayuda con higiene y secado; el resto, frío o 30 °C protege colores y reduce consumo.
- ¿Qué rpm elegir para ahorrar energía al secar?Entre 1.200 y 1.400 rpm en cargas resistentes reduce el tiempo de secadora o tendido. Para delicados y lana, baja a 800–1.000 rpm para cuidar fibras.
- ¿Cómo evitar que destiñan los colores?Primero, lava las prendas nuevas por separado. Usa toallitas atrapacolor solo en el lote “riesgo” y opta por programas fríos. Si dudas, prueba un remojo rápido y observa el agua.
- ¿Detergente líquido o en polvo?Polvo rinde mejor en manchas difíciles y blancos; líquido cuida colores y actúa bien en frío. Las cápsulas son prácticas, pero más caras por lavado y difíciles de ajustar en dosis.


