Fatiga, sueño irregular y estrés afectan a millones. Un mineral silencioso vuelve al primer plano en consultas y farmacias.
El internista Alexandre Olmos, del Hospital Universitario Son Espases, reabre el debate sobre el papel del magnesio en el bienestar. Defiende que su corrección puede notarse en semanas, con cambios en el sueño, la energía y la gestión del estrés. La conversación vuelve a las cocinas, a los gimnasios y a la consulta.
Qué dice el médico sobre el magnesio
Olmos recuerda que el magnesio participa en más de 300 reacciones bioquímicas. Interviene en la producción de energía celular, la relajación muscular, la señalización nerviosa y la sensibilidad a la insulina. Cuando falta, se nota en la vida diaria: cansancio, calambres, irritabilidad o insomnio.
Día 3 a 7: menos calambres y sueño más profundo. Semana 2: menos ansiedad y más claridad mental. Día 30: más energía al despertar y mejor equilibrio emocional.
El especialista sugiere ajustar la dosis y la forma del mineral a cada caso. Muchos déficits leves no aparecen en analíticas básicas, por lo que recomienda valorar síntomas, dieta y, si procede, pruebas avanzadas.
Por qué este mineral cambia cómo te sientes
El magnesio es cofactor del ATP, la “moneda” de energía que usan las células. Modula canales de calcio en el músculo, favoreciendo la relajación y reduciendo los calambres. En el sistema nervioso apoya la señalización del GABA, un neurotransmisor calmante, lo que puede traducirse en menos tensión y mejor sueño. También participa en la regulación del eje del estrés y en el metabolismo de la glucosa, clave para mantener niveles de energía estables durante el día.
Más que una “pastilla para dormir”, el magnesio actúa como ajustador fino de procesos que afectan al descanso, la mente y el músculo.
¿Necesitas suplemento o te basta con la dieta?
Signos de carencia que suelen pasar desapercibidos
- Fatiga persistente o bajones de energía a media tarde.
- Calambres, tics palpebrales o rigidez muscular tras el ejercicio.
- Insomnio de conciliación o despertares nocturnos frecuentes.
- Estrés mal gestionado, irritabilidad o aumento de la ansiedad.
- Deseo de dulces o apetito desordenado por irregularidades en la glucemia.
Antes de correr a por suplementos, conviene revisar el plato. Una dieta pobre en verduras, frutos secos y legumbres, junto con alcohol frecuente o entrenamientos intensos, aumenta la demanda de magnesio.
Fuentes alimentarias y raciones útiles
| Alimento | Ración | Magnesio (mg) |
|---|---|---|
| Espinacas cocidas | 1 taza | 150 |
| Almendras | 30 g | 80 |
| Semillas de calabaza | 30 g | 150 |
| Garbanzos cocidos | 1 taza | 80 |
| Chocolate negro (≥70% cacao) | 30 g | 65 |
| Avena | 50 g en copos | 70 |
Con dos raciones de verduras de hoja, un puñado de frutos secos y legumbres 3 veces por semana, muchas personas alcanzan la ingesta recomendada. De forma orientativa, los adultos suelen requerir entre 300 y 420 mg diarios (según edad y sexo). Para suplementos, las autoridades europeas sitúan el límite tolerable en torno a 250 mg/día de magnesio procedente de sales de rápida disociación. La cantidad de los alimentos no cuenta para ese límite.
Tipos de suplementos y cómo tomarlos
Sales más comunes y su tolerancia
- Citrato de magnesio: buena absorción; puede ablandar las heces en dosis altas.
- Glicinato o bisglicinato: alta tolerancia digestiva; útil si buscas apoyo al sueño y la relajación.
- Malato: opción frecuente en personas con fatiga matinal.
- Óxido: barato, pero con menor biodisponibilidad y más efecto laxante.
Empieza bajo y ajusta. Una estrategia habitual es dividir la dosis en 2 tomas (mañana y noche) y acompañarla de comida si el estómago es sensible. Para apoyar el descanso, muchas personas prefieren ingerirlo por la tarde-noche.
Cuándo y con qué combinarlos
- Separa 2–4 horas si tomas antibióticos, levotiroxina o bifosfonatos.
- En riñón delicado o medicación compleja, consulta antes de usar suplementos.
- Una dieta adecuada en vitamina D, B6 y proteínas mejora el uso del magnesio.
Personalización: del síntoma a la epigenética
Olmos propone individualizar. La misma dosis no vale para todos, y la clínica pesa más que una analítica puntual. En casos con síntomas persistentes, plantea estudios de epigenética para evaluar expresión génica, inflamación y posibles carencias con mayor precisión. Así se detectan bloqueos que afectan a la energía, al metabolismo y al sueño.
La epigenética permite ver si el problema es escasez real, mala utilización celular o un exceso de demanda por estrés crónico.
Preguntas rápidas de los lectores
- ¿Cuándo se nota? Muchas personas refieren cambios en 7–14 días; a los 30 días, el patrón de descanso y energía suele estabilizarse.
- ¿Puedo tomarlo a diario? Sí, dentro de las dosis habituales y si no hay contraindicaciones. Ajusta a la dieta y al objetivo.
- ¿Produce dependencia? No. Si lo suspendes y la dieta cubre la necesidad, no debería pasar nada.
- ¿Y si me da diarrea? Reduce la dosis o cambia a glicinato. Evita el óxido si eres sensible.
Un plan sencillo para 30 días
- Semana 1: añade verduras de hoja y frutos secos; anota sueño, estrés y calambres. Si decides suplementar, empieza con 100–150 mg/d.
- Semana 2: sube a 200–250 mg/d si lo toleras y lo necesitas; fija horarios de sueño y reduce pantallas nocturnas.
- Semana 3: incorpora respiración diafragmática o 10 minutos de estiramientos al final del día.
- Semana 4: revalúa síntomas; ajusta dosis o mantén solo con alimentos si ya no hay señales de carencia.
Datos prácticos que te ahorran tropiezos
El magnesio puede mejorar el descanso sin somnolencia diurna si ajustas la toma por la noche. No esperes el mismo efecto con todas las sales: la absorción cambia. Si entrenas fuerte, las pérdidas por sudor aumentan; compensa con hidratación y una cena rica en verduras y legumbres. Si buscas perder grasa, afinar el sueño con este mineral ayuda a controlar el apetito al día siguiente.
Riesgos a vigilar: enfermedad renal, megadosis continuadas y combinaciones con fármacos que interfieren con su absorción. Ante duda, prioriza los alimentos y consulta antes de iniciar suplementos. Bien usado, el magnesio puede ser ese ajuste discreto que, en pocas semanas, ordena tu energía, tu sueño y tu respuesta al estrés.


