Edu Saz, arquitecto: "Nunca te compres un piso de segunda mano en el que tengas que entrar por una esquina"

Edu Saz, arquitecto: «Nunca te compres un piso de segunda mano en el que tengas que entrar por una esquina»

Comprar un piso usado es un acto de fe. Ves luz, huele a café tostado, la mente proyecta cenas y mañanas. Luego miras el plano y hay un detalle que corta el encanto: la entrada está en una esquina. Edu Saz, arquitecto valenciano que lleva años afinando planos imposibles, suelta una frase que suena a regla de supervivencia: “Nunca te compres un piso de segunda mano en el que tengas que entrar por una esquina”. Esta es la grieta que nadie quiere ver al principio.

El portero me miró de reojo y dijo “piso tercero, puerta A, la de la esquina”. Subimos sin prisa, el agente inmobiliario hablaba de “potencial” y del patio luminoso. La puerta se abría oblicua y el pasillo, en diagonal, cruzaba la casa como un cuchillo. No era grande, no era pequeño, pero todo parecía irse por esa línea torcida. Colgadores chocando, un sofá huérfano, la cocina a medio metro de ser cómoda.

Todos hemos vivido ese momento en el que te enamoras de un suelo bonito y olvidas preguntar por la vida real de una casa. Yo pisé el parqué y pensé en desayunos. Edu Saz no miró el brillo, miró la geometría. Hizo silencio, levantó el dedo y trazó un eje invisible desde la puerta a la ventana. Sonrió con la calma de quien ya vio ese error cien veces. La esquina manda.

La trampa de entrar por una esquina

La entrada en esquina desordena los flujos. Las personas no caminan en zigzag porque sí, buscan líneas claras. Cuando la puerta muerde la planta en diagonal, la circulación atraviesa el salón y la cocina como si fueran pasillos provisionales. Se pierden metros útiles que no se aprovechan para vivir. **Son metros que pagas y no disfrutas**.

Pongamos el caso de Marta y Luis, 70 m² de los años 70 en un tercero sin ascensor. Entraban por una esquina que abría hacia un salón cuadrado “bonito”. A los seis meses contaban 9 m² que jamás usaban. La mesa pegada a la pared para no invadir el “paso”, la tele girada para esquivar la diagonal, las visitas bailando sillas. No faltaba espacio, faltaba forma.

La lógica es simple: el hogar funciona con ejes. Puerta, recibidor, estancia, luz. Si entras por una esquina, el eje principal nace torcido y el resto se contamina. Los muebles necesitan apoyo ortogonal y la vida cotidiana también. Aparece un triángulo muerto detrás de la puerta, una franja de paso que parte el salón, una cocina que nunca termina de cuadrar. *Los metros que no se usan, no existen*.

Cómo mirar una casa como lo haría un arquitecto

Primero, dibuja el camino con el cuerpo. Entra, suelta la mochila y camina hacia la ventana sin pensar. Ese rastro es la columna vertebral de tu casa. Si se come media estancia, mal asunto. Segundo, aplica la “regla del rectángulo recuperable”: busca si puedes encajar un rectángulo limpio de 2,70 x 3,50 donde quepa sofá y mesa sin que el paso lo corte. Si no aparece, la esquina ya ganó.

Otro gesto útil: el “test de la maleta”. Lleva una maleta mediana y recorre la casa como si volvieras del aeropuerto. Gira en la entrada, cruza al salón, intenta abrir la nevera con la maleta ahí. Si chocas más de dos veces en menos de un minuto, ese piso te pasará factura cada día. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Aun así revela fricciones que el ojo disimula.

El error común es pensar “tiro un tabique y listo”. La esquina crea diagonales que no desaparecen con un tabique menos. Las instalaciones, los pilares, la luz del patio, todo condiciona. Si la puerta cae en un chaflán, la reforma exige reposicionar entrada o rediseñar el corazón de la casa. **La circulación no puede tragarse tu salón**. Si no puedes enderezar el eje, estás comprando un problema caro.

“Nunca te compres un piso de segunda mano en el que tengas que entrar por una esquina”, repite Edu Saz. “No es manía, es geometría y vida cotidiana. Si la entrada no te deja un recibidor claro y un eje limpio hacia la luz, pagarás en metros perdidos y en días torcidos”.

  • Haz foto del plano y dibuja el eje desde la puerta a la ventana.
  • Cuenta giros: de la entrada al sofá no deberían ser más de dos cambios de dirección.
  • Mide el “triángulo muerto” detrás de la puerta: si supera 1 m², es un sumidero de espacio.
  • Pregunta si se puede mover la puerta de entrada. Cambia más de lo que parece.
  • Valora la luz: **la luz es tu moneda de cambio** frente a una distribución peor.

¿Excepciones? Números, reformas y la vida que vas a vivir

Hay casos en los que una entrada en esquina se puede salvar. Si el edificio permite reubicar la puerta a un paño recto, si hay patio con luz generosa y si la estructura no encierra pilares caprichosos. A veces un recibidor compacto con un mueble a medida endereza el eje y convierte la diagonal en un gesto amable.

La aritmética manda. Cambiar la puerta puede costar menos que cambiar media cocina. Replantear una cocina lineal y un salón apaisado suele ser más barato que inventar giros de mobiliario. El truco está en recuperar un rectángulo limpio donde quepa tu vida sin obstáculos. Si el presupuesto no llega, mejor espera que arrepentirte con prisas.

No hay casas perfectas. Hay casas honestas con su forma. Un piso usado con buena luz y mala entrada pide paciencia y lápiz fino. También pide renunciar. A veces la mejor decisión es seguir buscando. Otras, es aceptar que ese suelo bonito no compensa la ruta en zigzag desde la puerta hasta la mesa. La esquina no perdona.

Punto clave Detalle Interes para el lector
Entrada en esquina Genera diagonales de paso que comen metros útiles Evitar pagar metros que no se disfrutan
Eje limpio hacia la luz Puerta, recibidor y ventana alineados mentalmente Salones más cómodos y muebles que encajan
Reforma viable Reubicar puerta o crear recibidor recto con pocos gestos Ahorro en obra y mejora real de la vida diaria

FAQ :

  • ¿Por qué es tan problemática la entrada en esquina?Porque obliga a cruzar estancias en diagonal. Ese “paso” parte el salón y resta superficie útil para vivir.
  • ¿Se puede arreglar tirando un tabique?A veces ayuda, pero la diagonal se mantiene. Sin un recibidor recto o mover la puerta, el eje sigue torcido.
  • ¿Cómo lo detecto en una visita rápida?Camina de la puerta a la ventana. Si invades el centro del salón para llegar, la circulación se comerá la casa.
  • ¿Y si el piso tiene muchísima luz?La luz compensa parte del problema. Aun así, calcula si puedes formar un rectángulo limpio para sofá y mesa.
  • ¿Qué haría Edu Saz ante la duda?Repetir su regla y pedir números. Si no puedes enderezar el eje sin obras complejas, mejor pasar al siguiente piso.

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