Clara Montes, nutricionista: “Tres desayunos sencillos que mantienen la energía toda la mañana”

Clara Montes, nutricionista: “Tres desayunos sencillos que mantienen la energía toda la mañana”

Mañanas veloces, bandeja de entrada ardiendo y una sensación extraña: a media mañana, el cerebro frena. El café no alcanza, la tostada de siempre se queda corta. ¿Cómo desayunar para que la energía no se evapore a las 11:30?

A las 7:12, la cocina huele a pan recién tostado y a móvil vibrando. Clara Montes, nutricionista, apoya el codo en la encimera y mira un bol sencillo: avena, yogur, algo crujiente, algo fresco. Habla como quien ha visto muchas caras de sueño y demasiados correos a primera hora.

Todos hemos vivido ese momento en el que el estómago ruge a media reunión y la mente se apaga justo cuando necesitas pensar. Ella sonríe y mezcla con calma, como si aquel gesto pudiera bajar el volumen del día. Dice que la energía no va de magia, sino de estructura. Y que un desayuno puede cambiar el guion.

Lo sorprendente es lo poco que necesitas para notarlo. Solo tres piezas y un minuto de atención.

Desayunos que no se desinflan a las 11:00

La idea de Clara es simple: desayunos con fibra, proteína y grasa buena que mantengan estable el azúcar en sangre. Nada de picos fugaces, nada de caídas brutales. Lo cuenta sin tecnicismos, con ejemplos cercanos que caben en la rutina de cualquiera.

Imagina a Lucía, diseñadora, que antes tiraba de cruasán y zumo. Le duraba la chispa una hora y luego venía el vacío. Cambió a un bol de avena con yogur griego, semillas y fruta, y notó algo raro: el reloj avanzaba y el hambre no mandaba. Su foco tampoco se rompía.

Hay lógica detrás. La fibra de cereales integrales y fruta retrasa la absorción de glucosa, la proteína alarga la saciedad y la grasa saludable actúa como freno suave. No necesitas fórmulas: 1 porción de carbohidrato de lenta liberación, 1 de proteína real, 1 de grasa buena. El cuerpo agradece ese equilibrio más que un segundo café.

Los tres desayunos de Clara (versión realista)

La estrategia empieza la noche anterior o el domingo. Clara deja un bote de avena con chía en la nevera, cuece media docena de huevos y guarda bolsas con fruta troceada para batidos. Con dos bases listas, improvisar por la mañana es casi automático y se tarda lo mismo que mirar Instagram.

Errores típicos que ella ve: solo café, zumo sin pulpa como “atajo sano”, bollería de camino al trabajo. Eso sube como un globo y cae igual. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Si un día te pasa, no te fustigues. Bebe agua, añade una pieza de fruta entera y mete proteína en la siguiente comida. Volver al medio siempre funciona.

Clara tiene una regla que repite sin rodeos: si el desayuno cabe en una mano y es puro azúcar, tu energía también será de bolsillo. Lo dice con humor, pero es ciencia. Y propone tres combinaciones que no fallan ni en lunes.

“Piensa en capas: base que sacia, proteína que sostiene, grasa que calma. Si aporta color y crujido, mejor aún”, dice Clara.

  • Avena “overnight”: 4 cucharadas de copos con yogur griego, 1 cucharadita de chía, frutos rojos y un toque de canela. Opción extra: un puñado de nueces.
  • Tostada integral con aguacate, huevo y pimienta. Si te gusta el picante, una gota de aceite de oliva con guindilla.
  • Batido espeso: yogur o bebida vegetal, espinacas, plátano pequeño, mantequilla de cacahuete y 2 cucharadas de copos de avena. Beber a sorbos, no de golpe.

Lo que te llevas mañana

No necesitas ser gourmet ni cambiar media vida. Un desayuno que aguanta la mañana es más una decisión que una receta, y cabe en cinco minutos mal contados. Si hoy te levantas tarde, elige la tostada con huevo; si te toca reunión larga, prepara el bol con avena y algo crujiente.

La clave está en repetir lo que te funciona hasta que ya no tengas que pensarlo. Un día lo notarás en el humor, otro en la paciencia, otro en que pasaron tres horas y tu mente seguía enfocada. Puede que incluso te apetezca menos “picar por nervios”.

Que tu desayuno sea previsible no lo hace aburrido: lo hace útil. Cambia la fruta según la estación, rota las semillas, prueba especias. Y si un jueves te gana el churro, disfruta y vuelve al plan el viernes. No hay drama, hay tendencia. La energía estable también se entrena.

A veces la vida no da tregua, y el primer bocado decide más cosas de las que parece. Si te animas, comparte con alguien tus tres básicos para la semana y pídele los suyos. De esas pequeñas listas salen hábitos que duran. Y sí, quizá empiece aquí, con un bol, una tostada y un vaso de agua, antes del mundo.

Punto clave Detalle Interes para el lector
Equilibrio de macronutrientes Fibra + proteína + grasa buena en cada desayuno Energía sostenida y menos antojos
Preparación mínima Base de avena y huevos listos para la semana Rapidez real en días ocupados
Rotación simple Variar fruta, semillas y especias Evitar la monotonía sin complicarse

FAQ :

  • ¿Y si no tengo hambre al despertar?Retrasa 60–90 minutos y toma algo pequeño con proteína, como yogur con frutos secos. Mejor poco y útil que saltártelo siempre.
  • ¿El café va antes o después?Después de hidratarte y junto al desayuno. Así evitas tembleques y esa caída rara a media mañana.
  • ¿Puedo hacerlo sin lácteos ni gluten?Sí. Cambia yogur por alternativa vegetal con proteína y usa pan o copos certificados sin gluten.
  • Trabajo fuera: ¿cómo lo llevo?Tarro con tapa para la avena, huevera pequeña para el huevo, bolsitas de frutos secos. Mantén una cuchara en la mochila y listo.
  • ¿Qué pasa si un día desayuno bollería?Nada irreversible. Compensa con proteína y verdura en la siguiente comida, agua y movimiento suave. Tu energía no depende de un día.

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