Sara Molina, experta en descanso: “La siesta corta mejora el foco hasta un 30% si se hace así”

Sara Molina, experta en descanso: “La siesta corta mejora el foco hasta un 30% si se hace así”

La escena es conocida: la tarde cae, las notificaciones no paran y el cerebro pide una salida de emergencia. ¿Dormir un poco o aguantar con otro café? La duda tiene respuesta práctica. Dice la experta en descanso Sara Molina que una siesta corta puede subir el foco hasta un 30% si se hace de cierta manera. La promesa suena simple, casi doméstica. Y, sin embargo, cambia la jornada.

La vi cerrar el portátil a las 14:22 y buscar el rincón más tranquilo del coworking, junto a una planta que parecía también rendirse al calor. Puso el móvil en modo avión, una alarma en 17 minutos, y dejó caer los párpados como quien desenchufa una lámpara. Nadie notó su ausencia, salvo el murmullo de la cafetera en la barra. A las 14:40 volvió al escritorio con los hombros bajos y la mirada limpia. *Un cuarto de hora puede ser un pequeño salvavidas cotidiano.* La persona no cambió. La tarde, sí.

La regla de oro de Sara Molina

Sara Molina habla de siesta con precisión casi de laboratorio, pero con palabras de calle. Lo que propone no es “dormir”, sino cortar el ruido interno sin caer en sueño profundo. **La siesta corta es una herramienta de enfoque, no un lujo.** El margen ideal, dice, es 12 a 20 minutos. Lo suficiente para despejar y no tanto como para entrar en las fases que generan pesadez. El cuerpo agradece ese mini apagado, como si vaciara caché. La mente vuelve a apuntar mejor.

Un ejemplo que repite: en equipos creativos que probaron siestas cortas tres semanas, los tiempos de reacción descendieron y la calidad de revisión subió. Un editor que corregía titulares tardó un 28% menos en detectar errores después de su “power nap” de 15 minutos. Una programadora midió su propio antes y después con test de Stroop caseros y registró picos de atención más estables. No hay magia en la almohada. Hay una micro pausa con intención.

La explicación es simple. Ese rango de 12 a 20 minutos se queda en la antesala del sueño profundo, donde el cuerpo no entra en la inercia pesada al despertar. Se atenúa la sensación de fatiga, baja la presión de adenosina y el sistema prefrontal recupera orden en la agenda mental. **Diecisiete minutos pueden cambiar una tarde entera.** No porque “rindas más” sin alma, sino porque vuelves al punto donde elegir es más fácil.

Cómo hacerlo: siesta con método

Lo primero es elegir la ventana: entre 12:30 y 16:00, cuando el ritmo circadiano empieza a formar la “curva” natural de somnolencia. Luego, preparar el anclaje. Molina sugiere el “café-nap”: un espresso rápido, si te sienta bien, y te tumbas 15 minutos; la cafeína entra en sangre justo cuando suena la alarma. Luz bajita, no oscuridad absoluta. Respiración 4-6 para soltar hombros. Alarma en 17 minutos, no en 30. El objetivo no es dormir profundo. El objetivo es resetear.

Errores que tumban la siesta: pasar del sofá a la cama con edredón invernal, comer pesado y pensar que 45 minutos es “lo mismo pero mejor”. No lo es. Si te despiertas aturdido, te pasaste del punto. Todos hemos vivido ese momento en el que abres los ojos y tardas dos minutos en saber dónde estás. Evita ruido de notificaciones; modo avión por debajo de la alarma. Seamos honestos: nadie hace esto todos los días. Pero cuando sale, se nota.

Aquí aparece la voz de la experta. Molina pide quitar solemnidad al gesto y volverlo ritual breve, casi como lavarse la cara. Habla de señales de inicio (bostezo, vista borrosa), de un rincón dedicado, de un recordatorio amable. Y deja tres ideas que funcionan como brújula.

“Dormir no es rendirse; es preparar el ataque. La siesta corta bien hecha te devuelve al volante. Y no basta con cerrar los ojos: hay que medir la entrada y la salida.” — Sara Molina

  • Duración: 12-20 minutos. No más.
  • Ventana: primera mitad de la tarde, lejos de la hora de dormir.
  • Ambiente: sombra suave, silencio relativo, postura cómoda sin hundirte.
  • Alarma vibratoria, no estridente. Una sola.
  • Café opcional antes, si te cae bien. Si te altera, omítelo.

Lo que cambia en tu tarde

No se trata solo de producir, sino de sentir que recuperas el hilo. La siesta corta abre un hueco de claridad donde caben decisiones pequeñas: responder al correo correcto, posponer lo que no toca, atacar esa revisión con ojos nuevos. Hay gente que descubre ahí una especie de “segunda mañana” en miniatura. Otras personas, un consenso interior: vale, seguimos. **Dormir no es rendirse; es preparar el ataque.** Y cuando lo pruebas como hábito liviano, la relación con tu energía se vuelve menos dramática, más tuya. Lo compartes y alguien te dice: yo también quiero ese botón de reinicio.

Punto clave Detalle Interes para el lector
Duración óptima 12-20 minutos para evitar inercia del sueño Despertar despejado, foco inmediato
Ventana horaria Entre 12:30 y 16:00, lejos de la noche Mejor encaje con ritmos biológicos
Método práctico Café-nap, luz tenue, alarma en 17 min Guía simple para aplicar hoy mismo

FAQ :

  • ¿Cuánto dura una siesta corta “de foco”?Entre 12 y 20 minutos. Ese rango te da claridad sin caer en sueño profundo.
  • ¿La siesta corta afecta mi sueño de la noche?Si la haces temprano en la tarde y no pasas de 20 minutos, no debería. Si llega tarde o se alarga, sí puede retrasar el sueño nocturno.
  • ¿Funciona el truco del café antes de dormir?En muchas personas sí: el espresso tarda unos 15-20 minutos en actuar y coincide con el despertar. Si te pone nervioso, sáltalo.
  • ¿Dónde es mejor, cama o sofá?Mejor sofá, butaca o colchoneta. La cama invita a alargar y entrar en sueño profundo.
  • ¿Qué hago si me despierto aturdido?Probablemente te pasaste de tiempo. La próxima, programa 17 minutos y usa luz suave. Camina un minuto y bebe agua al despertar.

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