Cuando el perro del vecino cruza el portal sin bozal y te mira fijamente, sientes que las llaves en la mano no sirven de gran cosa: sirven las normas, y saber cómo usarlas.
Una tarde cualquiera, el ascensor se queda atascado y el rellano hace de sala de espera. Huele a lejía reciente y a pienso. La puerta del 3ºB se abre y asoma un perro fuerte, pecho ancho, mirada noble, sin bozal. El dueño, móvil en mano, lo sujeta con una correa corta y una media sonrisa. Nadie habla. Una niña se pega a la pared. El padre traga saliva y baja la vista. Ese silencio no es normalidad: es tensión que podría evitarse con un gesto sencillo, y con una ley que ya existe.
Artículo 7.2 en la vida real: cuándo un perro sin bozal se convierte en problema de comunidad
El artículo 7.2 de la Ley de Propiedad Horizontal es claro con lo que rompe la convivencia: actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas. Un perro sin bozal en zonas comunes entra en ese radar si hay riesgo para la seguridad o si se incumplen normas internas o municipales. **El artículo 7.2 te permite actuar si hay riesgo real o incumplimiento de normas**. No se trata de odiar a los animales ni de exagerar. Se trata de evitar sustos en un portal estrecho, un garaje con coches maniobrando o unas escaleras donde se cruzan niños, mayores y carritos.
Todos hemos vivido ese momento en el que una puerta se abre de golpe y un perro sale primero. En una finca de Valencia, los estatutos exigían correa corta en zonas comunes, y tras dos incidentes menores, la Junta añadió el bozal para perros de gran talla. Hubo debate. Hubo carteles en el portal. El presidente envió un requerimiento fehaciente a los vecinos que incumplían. En semanas, bajó el ruido y la tensión. No por miedo, sino por una norma clara que da un marco común. Y, sorpresa, los paseos por el portal volvieron a ser rutinas sin sobresaltos.
Legalmente, hay tres capas que conviven. Una, las ordenanzas municipales, que suelen exigir correa en todo momento y bozal a los perros potencialmente peligrosos (PPP) o a los que presenten conductas agresivas. Dos, la normativa estatal: Ley 50/1999 y Real Decreto 287/2002, que listan razas como Pit Bull Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu, Staffordshire Bull Terrier, American Staffordshire Terrier y Akita Inu, con bozal obligatorio en espacios públicos. Tres, la propia comunidad, que puede fijar reglas de uso en zonas comunes. Cuando un vecino entra sin bozal donde sí es exigible, ya no es “costumbre”: es un incumplimiento que el 7.2 permite corregir.
Cómo actuar paso a paso: diálogo, Junta y, si toca, acción de cesación
Empieza antes de la bronca. Un comentario en el rellano, tono cercano, y una propuesta simple: “Oye, en el portal con niños, ¿te importa poner el bozal?”. Si se resiste, pide al presidente o al administrador un requerimiento por escrito que cite la norma de la comunidad o la ordenanza local. Se llama requerimiento fehaciente y suele mandarse por burofax o notificación validada. Sirve para dejar constancia y abrir la puerta a la acción de cesación del 7.2 si persiste el problema. **La comunidad puede exigir bozal en zonas comunes si lo aprueba en Junta con mayoría simple**.
Errores típicos: discutir en el grupo de WhatsApp, grabar al vecino en modo tribunal o improvisar carteles sin acuerdo. Mejor: recopilar pruebas discretas del incumplimiento, fechas y lugares; fotos del cartel de la ordenanza municipal; actas de queja al administrador. Si hubo susto o daño, parte médico o testimonio. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Por eso conviene un checklist corto y una Junta bien preparada. Lo que sale mal en pasillos a voces suele arreglarse en actas con claridad.
Cuando la cosa escala, el presidente —con autorización de la Junta— puede interponer la acción de cesación del artículo 7.2. El juez puede ordenar que cese la conducta, fijar indemnización y, en supuestos graves, privar del uso de la vivienda o local hasta tres años.
“No es ‘ir contra el perro’, es proteger el tránsito de todos. El 7.2 es una llave que se usa poco, pero cuando se usa bien, funciona”, resume un administrador de fincas con veinte años de ascensores.
- Checklist exprés: captura la ordenanza local sobre bozales.
- Pide al presidente el requerimiento escrito.
- Lleva el punto a Junta y vota una norma clara.
- Si hay riesgo, llama a la Policía Local y registra el parte.
- Guarda todo en el expediente de la comunidad.
Lo que hay detrás del bozal: convivencia, ley y una cultura de pasillo más segura
No todos los perros necesitan bozal. Los PPP sí, y cualquier perro con antecedentes de mordida o conducta agresiva, también según muchas ordenanzas. La nueva Ley 7/2023 sobre bienestar animal avanza hacia evaluar el comportamiento más que la raza, pero a día de hoy, en muchos municipios siguen vigentes las exigencias del Real Decreto 287/2002. En zonas comunes, la comunidad puede elevar el listón si lo considera oportuno. El bozal aquí no es castigo: es una herramienta de convivencia en espacios cerrados donde las distancias se acortan y los reflejos fallan.
La práctica importa. Cartelería clara en el portal, recordatorios en el tablón y un reglamento de régimen interior que no deje dudas: correa corta, bozal en franjas de mayor tránsito si así se aprueba, y sanciones internas por reiteración. El presidente no es un poli, pero tiene un rol: canalizar, notificar, actuar si el riesgo no remite. La Policía Local no entra en pleitos de vecinos, sí en infracciones de ordenanzas. Al final, la norma crea hábitos. Y los hábitos quitan tensión a la vida diaria.
Hay margen para la empatía. Un perro joven puede estar en fase de adiestramiento. Un bozal bien adaptado no le impide jadear ni beber, y reduce la ansiedad del entorno. El vecino con miedo cruzará el portal con otra cara. La propietaria del perro también. *Y esa es la señal de que la norma funciona.* La Ley de Propiedad Horizontal no adivina mordidas: ordena conductas. **Si hay riesgo o incumplimiento, el 7.2 es el camino más seguro y más corto.**
| Punto clave | Detalle | Interes para el lector |
|---|---|---|
| Bozal en zonas comunes | Obligatorio para PPP y cuando lo exijan ordenanzas o normas de comunidad | Saber si la situación que ves en tu portal incumple una regla concreta |
| Artículo 7.2 LPH | Permite requerir el cese de conductas peligrosas o molestas y acudir al juez | Herramienta real para actuar cuando hablar ya no basta |
| Ruta práctica | Diálogo, requerimiento fehaciente, Junta, Policía Local y, si toca, acción de cesación | Guion claro para no perderte entre pasillos y papeles |
FAQ :
- ¿Puedo grabar al vecino que entra con el perro sin bozal en el portal?Puedes registrar hechos en espacios comunes si no vulneras su intimidad ni difundes el vídeo. Mejor usar fotos del cartel de normas y un relato de hechos fechado.
- ¿Qué mayoría necesita la comunidad para exigir bozal en zonas comunes?El Reglamento de Régimen Interior se aprueba por mayoría simple en Junta. Incluye el bozal en términos claros, zonas y horarios.
- ¿Y si el perro no es PPP, también puede exigirse bozal?Sí, si la ordenanza municipal o las normas de la comunidad lo prevén, o si el perro ha mostrado conductas agresivas que justifiquen la medida.
- ¿Llamo a la Policía Local si veo al perro sin bozal?Solo si hay infracción de ordenanza o riesgo. La llamada genera un parte útil como prueba y puede acarrear sanción administrativa.
- ¿Qué puede ordenar un juez con el artículo 7.2?El cese de la conducta, indemnización por daños y, en casos graves, la privación del uso de la vivienda o local por hasta tres años.


