Siempre echo un chorrito de Fairy" : el error que rompe tu lavavajillas y vacía tu bolsillo en 2025

Siempre echo un chorrito de Fairy» : el error que rompe tu lavavajillas y vacía tu bolsillo en 2025

En muchas cocinas de España se repite el mismo gesto tras cada comida. Parece inofensivo, pero acaba saliendo caro.

Los técnicos y fontaneros llevan meses viendo el mismo patrón en averías domésticas. Un mal hábito aparentemente lógico está saturando aparatos, dejando cristalería mate y provocando fugas que nadie espera. La clave no está en la marca del electrodoméstico, sino en cómo lo usamos cada día.

Qué denuncian los fontaneros

La mayoría de intervenciones en lavavajillas que ven los profesionales no se debe a fallos de fábrica. Se originan en la espuma. Detrás suele haber dos causas: usar jabón de platos en la máquina o echar demasiado detergente específico. Ambas decisiones parecen aportar limpieza extra, pero solo multiplican problemas internos.

El exceso de espuma bloquea la bomba de desagüe, desajusta el sensor de nivel y puede activar falsos avisos de fuga.

Cuando la cuba se llena de microburbujas, el motor trabaja en vacío, el agua no circula con presión constante y la electrónica interpreta que algo va mal. Resultado: ciclos eternos, platos que salen sucios, manchas lechosas en copas y, a la larga, visitas del servicio técnico.

El error que cometemos a diario

La costumbre de “ayudar” a la máquina con un chorrito de jabón manual o sobredosificar el polvo o la cápsula provoca un cóctel perfecto para la avería. El detergente para lavavajillas está formulado para limpiar sin generar espuma; el jabón de platos hace justo lo contrario.

  • Un tapón de jabón de fregadero puede llenar la cuba de espuma durante horas.
  • Duplicar la dosis de detergente específico no mejora el lavado y deja residuos.
  • La espuma asciende por juntas y puertas, humedece cableado y provoca fallos intermitentes.

Si abres la puerta a mitad de ciclo y ves una capa de espuma fina en la base, estás sobredosificando.

Qué pasa dentro de la máquina

La espuma ocupa el espacio del agua y rompe la hidráulica. Las aspas pierden fuerza, el presostato lee niveles erróneos y el equipo prolonga el ciclo para “compensar”. Esa carrera contra reloj eleva consumos y desgasta piezas. Para colmo, la espuma arrastra restos de comida a filtros y tuberías, donde se compactan y generan olores.

Práctica habitual Riesgo real Qué hacer
Usar jabón de platos en la máquina Espuma masiva, fuga por puerta, bloqueo de bomba Usar solo detergente específico para lavavajillas
Echar doble dosis de detergente Película blanquecina, copas opacas, sensores confundidos Ajustar la dosis al nivel de suciedad y a la cal
No cerrar la tapa del detergente Liberación errática, lavado irregular, residuos Revisar la tapa del detergente antes de iniciar el ciclo
Meter restos incrustados Atascos en filtros y brazos, malos olores Retirar sólidos con un cepillo o espátula
Ignorar la dureza del agua Cal en resistencias y aspas, velos en cristalería Regular sal y abrillantador; usar regeneradora si procede

Otros fallos que acortan la vida del lavavajillas

Más allá del jabón, hay hábitos que aceleran el desgaste y quitan eficacia al lavado.

  • Sobrecarga. Si no dejas huecos entre platos, el agua no llega y la vajilla choca. Aparecen microfracturas en vasos y copas.
  • Creer que desincrusta. La máquina lava, no rasca. Las lasañas pegadas acaban en el filtro.
  • Aguas duras. La cal se pega a resistencias y reducen la temperatura real del ciclo.
  • Programas inadecuados. Repetir eco para sartenes grasientas deja película; alterna con intensivo cuando toque.
  • Falta de mantenimiento. Filtros, juntas y brazos necesitan limpieza periódica para mantener el caudal.

“No es una hidrolimpiadora”: el lavavajillas no despega costras, necesita superficies sin sólidos y espacio para circular agua caliente.

Cómo cargar bien según los técnicos

Abajo, platos grandes y fuentes inclinadas hacia el centro; arriba, vasos y tazas. Copas separadas y seguras, sin tocarse. Cubertería con mangos alternados para que el agua alcance todas las superficies. Nada debe sobresalir o bloquear el giro de los brazos pulverizadores.

Ajustes para agua dura y cristalería

En zonas con agua dura, activa la sal regeneradora y ajusta el nivel en el menú del aparato. Complementa con abrillantador para evitar velos. Un truco doméstico extendido consiste en añadir una vez al mes una pizca de bicarbonato de sodio en el cesto, siempre en ciclos largos, para ayudar a desincrustar depósitos internos sin atacar juntas.

Costes y señales de alarma

Detectar temprano evita facturas elevadas. Atento a estos avisos:

  • Espuma visible al abrir la puerta a mitad de ciclo.
  • Ruido de cavitación: zumbido de bomba sin caudal.
  • Olor dulzón a detergente al terminar, con platos aún grasientos.
  • Marcas lechosas en copas y velos persistentes.

Una limpieza de filtros y brazos resuelve muchos problemas. Si la bomba de desagüe se ha dañado por espuma, la reparación puede rondar desde importes contenidos hasta cifras que ya invitan a pensar en sustituir el equipo, según marca y edad. Un presostato o un flotador de seguridad húmedos generan errores intermitentes que confunden al usuario durante semanas.

Guía rápida de uso correcto

  • Retira restos sólidos con una espátula; no hace falta prelavado intensivo.
  • Usa solo detergente para lavavajillas y respeta la dosis recomendada.
  • Cierra bien la tapa del detergente y comprueba que las aspas giran libres.
  • Ajusta sal y abrillantador a la dureza del agua de tu zona.
  • Limpia filtros y brazos pulverizadores cada 15 días si cocinas a diario.
  • Alterna programas eco con uno intensivo semanal para desengrasar el circuito.

¿Hace falta prelavar los platos?

Los modelos actuales incorporan sensor de suciedad que decide cuánta agua y temperatura usar. Si prelavamos a conciencia, el sensor detecta “poco sucio” y recorta tiempo, dejando grasa invisible. Mejor quitar restos sólidos y dejar algo de película para que el sensor trabaje con datos reales.

Prueba casera para ajustar tu dosis

Coloca la dosis mínima recomendada de detergente. Tras 10 minutos de ciclo, abre y mira la base: si hay espuma fina, aún sobra. Si ves gotas grandes y agua clara, vas bien. Repite durante tres lavados hasta encontrar el punto. Cada casa y cada agua requieren ajuste propio.

Seguridad y productos a evitar

Ni lejía ni vinagre en el depósito de detergente: atacan juntas de goma y acortan su vida. Si quieres desinfección, usa programas de alta temperatura. Para olores, el mantenimiento de filtros y el uso puntual de limpiadores específicos de máquina funciona mejor que remedios improvisados.

Si tu lavavajillas está en garantía, guarda envases y facturas de consumibles. Un uso incorrecto con jabón de platos puede dejar rastro de espuma en el interior y complicar una reclamación. Una fotografía del interior, filtros limpios y menú de dureza bien configurado ayudan a demostrar un uso responsable en caso de incidencia.

2 thoughts on “Siempre echo un chorrito de Fairy» : el error que rompe tu lavavajillas y vacía tu bolsillo en 2025”

  1. ¿De verdad un chorrito de Fairy puede cargarse la bomba de desagüe? Me cuesta creerlo; en casa lo hemos hecho mil veces y nunca pasó nada… ¿Hay pruebas o fotos de casos reales? Igual estan exagerando.

  2. martin_prophète

    Gracias por la guía. Tenía ruido de “cavitación” y copas con velo lechoso; pensaba que era cal y era yo sobredosificando la pastilla. Hoy mismo ajusto sal/abrillantador y limpiaré filtros y brazos. Buenísimo.

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