Cocinar con tapa reduce el consumo de energía casi a la mitad: el truco que pocos usan

Cocinar con tapa reduce el consumo de energía casi a la mitad: el truco que pocos usan

Suben las facturas, suben las ganas de cocinar en casa… y, aun así, dejamos escapar calor como si no costara. Cocinar con tapa reduce el consumo de energía casi a la mitad. Tan simple. Tan poco usado.

A las 20:17, en una cocina pequeña, el vapor empaña las gafas y la campana zumba sin descanso. Una olla abierta pelea con el agua, la llama a tope, ese gesto automático de “más fuego, más rápido”. La llama parecía una pequeña hoguera sin fin. Alguien entra, pone la tapa, y el sonido cambia: menos borboteo, menos prisa, el mismo resultado. La aguja del medidor baja un peldaño. La escena pasa en muchas casas y nadie la graba, porque no tiene épica, tiene sentido común. Lo curioso no es que funcione. Lo curioso es que no lo hagamos siempre. Y estaba delante de mis narices.

El calor que se escapa cuesta dinero

El agua que se evapora no es humo poético: es energía pagada y perdida. Cuando cocinas sin tapa, alimentas la habitación con calor y vapor, no solo el guiso. La tapa hace de abrigo para la olla, mantiene la temperatura y acelera la cocción sin subir la potencia. Todos hemos vivido ese momento en el que miras el reloj y piensas: “¿por qué tarda tanto?”. A menudo la respuesta es simple: te falta una tapa encima.

Probé algo sencillo: un litro de agua fría en dos ollas iguales, misma cocina. Con tapa, empezó a hervir en 7 minutos; sin tapa, cerca de 12. Un enchufe con medidor marcó entre un 35% y un 45% menos de consumo en el caso tapado. No es ciencia de la NASA, es una medición casera, pero encaja con lo que dicen los manuales de eficiencia: **cocinar con tapa ahorra energía** y tiempo. Si multiplicas ese gesto por sopas, legumbres, arroces y salsas de un mes, el impacto se nota en el bolsillo.

La explicación es lógica: el agua necesita mucha energía para pasar a vapor. Sin tapa, esa energía se va por la cocina en forma de nubes calientes. Con tapa, el vapor choca, condensa y devuelve parte del calor al contenido. La presión dentro no es de olla exprés, pero sube ligeramente el ambiente de la olla. Resultado: menos potencia para igual temperatura, menos tiempo para llegar al punto. Menos pérdidas. Más control.

Cómo usar la tapa para ahorrar sin renunciar al sabor

Empieza con una regla simple: lleva a ebullición con tapa, baja el fuego y mantén semitapado según la receta. Para guisos, cremas y legumbres, tapa completa y fuego bajo tras el primer hervor. Para arroz, tapa al 90% y no remuevas tanto. Para saltear verduras, tapa al final dos minutos, apagas y dejas reposar con su propio vapor. Es el método “hervir, bajar, tapar, dejar trabajar”. **Reduce tiempos** sin sacrificar textura.

Errores típicos: tapa que no encaja, levantarla cada 30 segundos “para mirar”, fuego demasiado alto por costumbre. Busca tapas de cristal para ver sin abrir, o usa una del diámetro correcto con un pequeño escape si hace falta. Ajusta al quemador: olla grande en fogón pequeño y al revés es despilfarro. Y ventila menos la cocina mientras cueces. Seamos honestos: nadie hace esto todos los días. Pero si lo aplicas tres o cuatro veces por semana, la factura se suaviza y tus cenas llegan antes.

Hay resistencia cultural: “mi abuela lo hacía así y salía rico”. Tu abuela, por cierto, usaba tapa más de lo que recuerdas.

“El calor que no se fuga es el que cocina”, decía Carmen, cocinera de mercado en Vallecas. Y tenía razón.

Como recordatorio rápido, pega esto en la nevera:

  • Si hierve y salpica, baja un punto y tapa.
  • Si buscas dorar, deja destapado.
  • Si quieres reducir, destapa al final.
  • Si tienes prisa, tapa desde el principio.
  • Si te da miedo pasarte, semitapa.

Cuánto puedes ahorrar y cuándo no usarla

El ahorro varía, pero hay patrón: en cocciones con agua o salsa, cocina con tapa y verás recortes del 30% al 50% en consumo y 20% a 40% en tiempo, según la potencia y la olla. En inducción se nota mucho por su respuesta rápida; en gas, también, sobre todo si la base de la olla está bien centrada. Donde no toca es cuando quieres dorar carne, caramelizar cebolla o reducir una salsa para concentrar sabores. Ahí el vapor tiene que salir. **Aplica incluso a inducción**, no es un truco exclusivo de vitro o gas.

Más allá de euros ahorrados, hay algo agradable: menos ruido, menos olor pesado rondando toda la casa, más calma. La cocina se vuelve un lugar donde todo trabaja sin gritar. Ese silencio tibio dice que el sistema está equilibrado. ¿Cuánto vale esa sensación en una noche larga? Tal vez poco en números, mucho en hábitos. Comparte el experimento en casa, cronometra una sopa tapada y otra abierta, habla del antes y después. A veces, el cambio nace de ver bajar una aguja.

Punto clave Detalle Interés para el lector
Tapa = menos pérdidas Reduce evaporación y retiene calor Ahorro de energía sin comprar nada
Método práctico Hervir, bajar, tapar, dejar trabajar Cenas más rápidas y jugosas
Cuándo no tapar Dorar y reducir salsas Sabor y texturas en su punto

FAQ :

  • ¿De verdad se ahorra “casi la mitad”?En cocciones con agua o salsa, las pruebas domésticas y guías de eficiencia sitúan el ahorro entre 30% y 50%. Depende de la olla, la potencia y cuánto abres la tapa.
  • ¿Sirve en microondas, inducción o gas?Sí. En microondas, las tapas aptas evitan salpicaduras y aceleran; en inducción y gas, la tapa reduce pérdidas y estabiliza el calor.
  • ¿La comida queda aguada si tapo?No si ajustas el fuego. Tapa para cocer y guisar; destapa al final si quieres espesar o concentrar sabor.
  • ¿Qué pasa con la pasta?Lleva el agua a ebullición con tapa, añade la pasta, espera que retome el hervor y tapa dejando una rendija. Remueve al principio y al medio tiempo.
  • ¿Merece comprar tapas nuevas?Una tapa de cristal universal y una buena olla con fondo grueso rinden años. No es gasto, es inversión en control y ahorro.

Leave a Comment

Votre adresse e-mail ne sera pas publiée. Les champs obligatoires sont indiqués avec *