Compré un coche eléctrico chino por 31.000 € que, contra todo pronóstico, superó a mi BMW en lo que de verdad cuenta: tranquilidad, empuje y coste por kilómetro. No fue amor a primera vista. Fue algo más incómodo: admitir que mis prejuicios venían en cuero y con logo alemán.
La primera mañana que lo conduje, la ciudad aún olía a pan y a garaje frío. Metí la marcha con un clic casi tímido y el coche salió sin vibraciones, como si alguien hubiera bajado el volumen del mundo. En el retrovisor, mi viejo BMW me miraba con ese orgullo de sedán clásico, pero el silencio del nuevo me hizo sonreír. A los 70 km/h, un zumbido fino, los niños dormidos detrás, y yo pensando que aquel «low cost» no lo era. Lo que cambió no fue el tráfico: fui yo. Y aquí viene lo raro.
Del escepticismo a la sorpresa
El salto no fue técnicamente espectacular. Fue sensorial. La dirección, más ligera pero precisa, y ese empuje inmediato que te hace ganar confianza al salir de una rotonda. En mi BMW, el motor pedía una marcha menos; en el eléctrico, el par ya está ahí, como una mano que te empuja la espalda. La sensación de control crece. De repente dejas de pensar en el coche y piensas en el trayecto. Eso no lo esperaba de un “chino”.
El mío es un MG4 de 64 kWh, acabado alto, que me salió en 31.000 € con campañas y ayudas. WLTP de 435 km y un 0-100 en 7,7 s. Mi BMW 320d de 2015 corría más en ficha, sí, aunque en ciudad la historia es otra. En el semáforo, lo que manda es el par, no los caballos. Un domingo, carretera comarcal y lluvia fina, el MG iba plantado, con el control de tracción trabajando sin drama. No hubo heroísmo. Hubo calma.
La lógica aparece cuando miras todo junto. El eléctrico te gana en pequeñas victorias: gasto por kilómetro, frenada regenerativa, tráfico denso sin castigo mental. Paga también en aprendizaje: planificar, enchufar, entender la curva de carga. Aun así, el equilibrio es distinto a 31.000 €. Con software que mejora por OTA, asistentes que no agobian y una batería LFP que acepta el maltrato del día a día, la balanza se mueve. No por hype, por experiencia.
Vivir con él sin dramas
Lo que me funcionó fue rutina simple. Carga nocturna a 3,7 kW con tarifa valle y objetivo al 80%. Dos o tres noches a la semana. La app me avisa si me olvido y el coche calienta la batería antes de un viaje largo. En vacaciones, plan previsto con dos paradas de 20-30 minutos cada 250-300 km. Café, baño, estirar piernas. La clave no es la autonomía bruta, es encontrar tu “ritmo de recarga”. Y entonces todo encaja.
Errores que cometí: creerme el WLTP para autopista, llegar a un cargador con el 60% en vez del 10% y perder tiempo, ir a ojos cerrados a un punto “lento” en horas pico. Me sirvió aceptar la curva real: a 120 km/h el consumo sube, y no pasa nada. Todos hemos vivido ese momento en el que la ansiedad manda más que los datos. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Aprendes, respiras, y a la segunda semana ya no dramatizas.
Un detalle práctico que cambió mi uso diario: navegar siempre hacia el cargador y no al destino si voy justo. Así el coche precalienta y la carga rápida es de verdad rápida. El miedo al enchufe se cura en una semana. Los costes me acompañan: con 0,12 €/kWh nocturno, 100 km me salen por 2,5-3,5 €. En pública rápida pago más, pero lo uso menos.
“No compres autonomía: compra tiempo útil”, me dijo un amigo que viaja por trabajo. Tenía razón. La gracia no es tener 600 km; es que tus paradas coincidan con tu vida.
- Arranca con cargador doméstico simple y tarifa valle.
 - Planifica dos cargadores por parada, por si acaso.
 - Llega a la rápida con 10-20% para optimizar kW.
 - Evita los 100% diarios; 70-85% es la zona dulce.
 - Prueba el control de crucero adaptativo… o apágalo si te estresa.
 
Lo que cambia y lo que no
Un coche no es una hoja de Excel. Es la vuelta del cole, el atasco de lunes, el viaje a la abuela. Mi BMW me daba ese clac emocional de puerta pesada; el MG me da silencio y control a baja velocidad. El BMW seguía siendo bonito; el MG me hacía la vida más fácil. Aquí no hay traición de marca. Hay prioridades que se mueven con la edad, el presupuesto y la ciudad. Yo elegí gastar menos al mes y ganar calma. Tú quizás valores el rugido, y está bien.
En conversación de bar, el chino “no aguanta la reventa”, “la batería se degrada”, “no hay piezas”. Datos templados: consumo medio 15,8 kWh/100 km en mixto, 12,5 en urbana, 20-21 en autopista española real. En 10.000 km, degradación imperceptible. Taller: revisión anual más barata que la del BMW. No es magia ni patriotismo. Es un producto maduro a precio agresivo, fabricado a escala. Pagué 31.000 € y no me siento estafado: al contrario.
Te invito a que lo pruebes sin prejuicio. No cuestiones la ficha, cuestiona cómo te sientes al bajar del coche. Si el silencio te relaja, si el dinero que no quemas en gasoil te da margen, si tu vida cabe en 300 km reales. El resto es ruido. Y la pregunta queda flotando en el aire: ¿te cambiarías tú también?
| Punto clave | Detalle | Interes para el lector | 
|---|---|---|
| Coste por kilómetro | 2,5-3,5 € cada 100 km en casa; más en rápida, uso ocasional | Impacta el bolsillo mes a mes y cambia la planificación | 
| Prestaciones y confort | Par inmediato, 0-100 en 7,7 s, manejo relajado y silencioso | Seguridad subjetiva y menos estrés en ciudad | 
| Carga y viajes | Rutina al 80%, paradas de 20-30 min cada 250-300 km | Viajar sin ansiedad, integrando cargas con descansos | 
FAQ :
- ¿Qué modelo exacto compraste y por qué ese?MG4 64 kWh con acabado alto. Buen equilibrio entre precio, batería LFP, equipamiento y red suficiente. No es perfecto, pero clava el uso diario.
 - ¿De verdad “supera” a un BMW?En silencio, suavidad, coste por km y empuje urbano, sí. En acabados premium o “feel” de materiales, el BMW aún manda. Depende de lo que valores.
 - ¿Cuánto te cuesta recargar al mes?Con 1.000-1.200 km/mes y tarifa valle, entre 30 y 45 €. Si tiro de rápida en viajes, añado 10-20 € puntuales.
 - ¿Y la fiabilidad y la garantía?Marcas chinas asentadas ofrecen 6-7 años de garantía general y batería 8 años/160.000 km (varía por país). En 10.000 km, cero sustos.
 - ¿Qué pasa con la reventa?Es la gran incógnita. Los datos aún son jóvenes. El TCO compensa si haces kilómetros y cargas en casa. Si cambias de coche cada dos años, piénsatelo.
 


