Una cocina con prisa contenida, once platos esperando y una masa que manda el ritmo. El vídeo corre de móvil en móvil.
En medio del ruido del día a día, una madre andaluza convierte una tanda de croquetas en lección práctica sobre organización, ahorro y sentido común. No presume de técnica profesional. Habla de hábitos. Y logra que miles de personas quieran repetir su método sin mirar la báscula.
Una madre, once hijos y una cocina que no se detiene
Lourdes Álvarez, conocida en redes por su familia numerosa, ha vuelto viral un gesto sencillo: cocinar croquetas sin medir al milímetro y con un sistema de orden que permite salir airosa incluso cuando falla la balanza de la Thermomix. Nada de atajos espectaculares. Su rutina se apoya en una cadena de pasos cortos que se cumplen siempre y reducen los errores: limpiar sobre la marcha, recoger lo utilizado y preparar el siguiente ingrediente antes de tocar el fuego.
Lo que muchos ven como improvisación es, en realidad, una coreografía doméstica. Primero, decide el relleno con lo que hay en la nevera. Luego, centra la atención en la bechamel, porque ahí se gana o se pierde la textura. Y remata con reposo y fritura controlada. El resultado importa, claro. Pero lo que engancha es el método.
El núcleo de su sistema: cocinar sin prisas, mantener la encimera despejada y darle tiempo a la masa para que cuaje.
La bechamel que aguanta el tipo: cebolla dulce, paciencia y calor constante
En su casa, las croquetas empiezan en el caldo. Restos del cocido y carcasas de pollo dan cuerpo al sabor, y un toque de jamón refuerza la mezcla. Después llega la base: cebolla dulce muy picada, rehogada con aceite de oliva virgen extra y un dado de mantequilla. La harina se tuesta lo justo para quitar el gusto crudo. Y la leche entra poco a poco, siempre con calor estable y sin dejar de mover.
La creadora admite que no calcula gramos exactos. Ajusta la densidad a ojo: cuchara que cae con lentitud, brillo en la superficie y masa que se despega de la pared del cazo. Un toque popular que muchos practican es usar una pastilla de caldo para potenciar el fondo. Si se usa, conviene rectificar la sal al final.
Se busca una masa elástica, sin grumos, húmeda pero firme: si se marca el surco de la espátula y tarda en cerrarse, está lista.
Por qué el reposo cambia el resultado
Una masa caliente es frágil. El almidón necesita asentarse para retener la humedad del relleno y evitar fugas en la fritura. Lourdes enfría primero a temperatura ambiente y pasa después al frigorífico. Con esa doble etapa, formar las piezas cuesta menos y se reducen las aperturas en la sartén.
El método paso a paso que imita cualquiera
- Planifica el relleno: aprovecha sobras del caldo o del guiso y pícalas fino.
- Rehoga cebolla dulce en aceite y mantequilla sin que llegue a dorar.
- Tuesta la harina un minuto y agrega la leche caliente en tandas pequeñas.
- Mueve con energía hasta obtener una bechamel brillante y densa.
- Incorpora el jamón y rectifica a sal según el caldo utilizado.
- Extiende, enfría y pasa al frío mínimo 4 horas para facilitar el formado.
- Empana en orden: harina, huevo, pan rallado. Repite si quieres corteza más firme.
- Fríe en abundante aceite a temperatura estable y escurre en rejilla.
Los fallos que las abren… y cómo esquivarlos
| Variable | Qué observar | Riesgo | Solución |
|---|---|---|---|
| Densidad de la bechamel | Masa se despega del cazo | Se abren al freír | Más cocción o un poco de harina extra bien integrada |
| Reposo | Fría por dentro | Forma irregular y grietas | 4 a 12 horas en nevera en bandeja extendida |
| Empanado | Cobertura homogénea | Roturas | Doble empanado: harina, huevo, pan rallado, de nuevo huevo y pan rallado |
| Temperatura del aceite | Entre 175 y 185 ºC | Se abren o chupan grasa | Termómetro o prueba del palillo con burbujeo constante |
| Carga de la sartén | Pocas piezas a la vez | Caída brusca de calor | Freír por tandas y recuperar temperatura entre vueltas |
Orden y limpieza: el truco silencioso que marca la diferencia
La consigna de Lourdes es simple: lo que se usa, se guarda. Ese gesto libera la encimera, previene despistes y permite concentrarse en la textura de la bechamel. Quitar salpicaduras al momento evita olores persistentes y deja la cocina lista para la fase de fritura. Cuando el ritmo aprieta, el orden compensa la falta de báscula o de medidores, y da seguridad a quien cocina con niños alrededor.
Recoger mientras se cocina no es manía: reduce errores, ahorra tiempo y evita recalentar una masa trabajada.
Congelación inteligente para tandas grandes
Con once platos en la mesa, la defensa es la congelación. Una vez empanadas, las croquetas se colocan en bandeja sin tocarse. Van al congelador y, ya duras, se guardan en bolsas etiquetadas con fecha y relleno. Se fríen sin descongelar, con el aceite algo más suave al inicio para templar el centro y luego subir el calor hasta dorar.
Lo que puedes adaptar en casa sin cambiar el sabor
Quien no toma lácteos puede preparar una bechamel con bebida vegetal y aceite en lugar de mantequilla. Para aligerar grasas, el horno o la freidora de aire ofrecen una corteza menos crujiente pero equilibran el conjunto. El pan rallado casero con pan del día anterior aporta textura irregular agradable. Y un toque de nuez moscada o pimienta blanca aviva el aroma sin dominar.
Coste y raciones: una aproximación útil
Con precios medios, un litro de leche, 120 g de harina, 70 g de mantequilla, 40 g de jamón y aceite para freír pueden rendir entre 40 y 60 unidades pequeñas. Según el tamaño, el coste por croqueta puede quedar en una horquilla baja si se aprovechan sobras y se fríe por tandas para no desperdiciar aceite.
Seguridad, textura y pequeños ajustes que elevan el resultado
La temperatura del aceite define el éxito: demasiado baja, absorberán grasa; demasiado alta, romperán. Si no hay termómetro, sirve observar burbujas finas y constantes alrededor del empanado. Para el interior, piezas de 25 a 30 g equilibran cremosidad y firmeza. Y si el jamón aporta sal de más, compensa con leche ligeramente templada al final, moviendo hasta integrar.
Para familias con poco tiempo, el batch cooking encaja con esta receta: una base de bechamel en domingo, dos rellenos distintos y tres bandejas al congelador. En días laborables, bastará calentar el aceite y montar una cena completa en minutos, acompañando con ensalada, verduras salteadas o un puré ligero.


