Una colina con viñedos, piedra dorada y silencio. A pocas horas de casa, un rincón cambia tus planes este invierno.
Cuando muchos buscan el próximo viaje lejano, un pueblo del interior de Castellón sorprende con colinas suaves, masías y muros de piedra que recuerdan a la Toscana. Quien llega encuentra calma, historia templaria y miradores que piden detenerse.
Qué pueblo es y por qué te suena a Toscana
Se llama Culla, está en el Alto Maestrazgo y luce un perfil de cuento sobre un promontorio que supera los 1.000 metros de altitud. No hace ruido en los mapas turísticos, pero suma dos credenciales difíciles de ignorar: Bien de Interés Cultural y miembro de la red de los Pueblos más bonitos de España. El parecido con el centro de Italia no es casualidad: hay colinas onduladas, bancales con almendros y viñas, masías aisladas y la omnipresente piedra en seco.
Culla, en el Alto Maestrazgo (Castellón), combina casco medieval, colinas con viñedos y masías de piedra que evocan la Toscana.
El sustrato histórico refuerza la imagen. Hubo presencia ibera y romana, etapa andalusí y, tras la conquista de Jaime I, llegó la Orden del Temple. Aquella huella explica su castillo, la traza del barrio alto y varias piezas civiles y religiosas que hoy puedes visitar sin prisas.
Un casco antiguo detenido y muy vivo
Perderse por las calles empedradas de Culla es sencillo y agradable. El conjunto invita a caminar, mirar arriba y entrar en edificios con historia. La rehabilitación ha respetado materiales y volúmenes, de modo que el paseo mantiene coherencia y atmósfera.
Paradas imprescindibles dentro del pueblo
- Castillo de Culla: en ruinas, pero clave para entender la defensa del territorio. Sus miradores dominan el valle y regalan una panorámica limpia.
- Antiguo Hospital (siglo XIII): pieza civil que recuerda el tránsito de mercaderes y ganaderos trashumantes por el Maestrazgo.
- Iglesia de El Salvador: evolución de estilos entre los siglos XIII y XVIII con detalles barrocos y góticos en diálogo.
- La Presó (antigua cárcel): pequeña, sobria y reveladora sobre la justicia local en época medieval.
Las visitas guiadas ayudan a entender la Culla templaria y dan acceso a espacios como el antiguo hospital y la cárcel. Conviene reservar en la oficina de turismo.
Naturaleza cercana y rutas sin prisas
El entorno de Culla es un mosaico mediterráneo. Entre los planes breves, el paraje del río Molinell ofrece sombra, agua y trinos, ideal para familias. Para vistas amplias, la ermita de San Cristóbal funciona como balcón natural hacia un paisaje que alterna cultivos, manchas de carrasca y masías de piedra.
Cuándo ir y qué llevar
- Primavera y otoño: clima suave, menos afluencia y colores intensos en el paisaje.
- Invierno: aire frío y posibilidad de nieblas o una tenue nevada que transforma el casco antiguo.
- Verano: temperaturas más templadas que en la costa, pero el sol aprieta a mediodía; gorra y agua siempre.
Cómo llegar y cuánto tardas
Se accede por carreteras comarcales que ascienden con curvas suaves. Mejor prever tiempo y gasolina; la recompensa llega en los últimos kilómetros, cuando la silueta del pueblo aparece en alto.
| Origen | Distancia aprox. | Tiempo en coche | Ruta sugerida |
|---|---|---|---|
| Castellón | 75 km | 1 h 20 min | CV-10 y CV-15 |
| Valencia | 120 km | 2 h | AP-7 + CV-10/CV-15 |
| Barcelona | 250 km | 3 h | AP-7 + CV-10/CV-15 |
La cobertura móvil puede fallar en tramos de montaña. Descarga el mapa y comprueba el estado de la carretera antes de salir.
Gastronomía y productos de temporada
La mesa local habla del territorio. En cartas y tiendas aparecen cordero y carnes a la brasa, embutidos curados, quesos de la zona, aceite de olivos viejos, mieles y, cuando toca, la trufa negra que perfuma guisos y huevos. Suma panes de horno de leña y dulces sencillos. Los restaurantes trabajan producto de proximidad y conviene reservar fin de semana.
Dónde dormir para sentir el lugar
- Masías rehabilitadas: dispersas en el paisaje, perfectas para viajes tranquilos y cielos estrellados.
- Casas rurales en el casco: te levantan entre piedra y silencio, a pasos de todo.
- Alojamientos con vista: prioriza los que miran al valle o al castillo para amaneceres nítidos.
Itinerario sugerido en 24 horas
Por la mañana, sube al castillo y entiende el territorio desde arriba. Recorre el casco histórico con visita guiada y entra en el antiguo hospital y La Presó. A mediodía, mesa corta y producto local. Tarde de paseo en el río Molinell y puesta de sol desde la ermita de San Cristóbal. Noche tranquila y cielo oscuro. Al día siguiente, café sin prisa, últimos rincones y regreso por carreteras secundarias con paradas en miradores.
Qué hace distinto a Culla frente a otros pueblos bonitos
- Coherencia visual: piedra en seco, madera y teja crean continuidad, sin estridencias modernas.
- Altitud: aire más fresco y horizontes amplios, raros tan cerca de la costa.
- Lectura histórica clara: del mundo andalusí al temple, todo se entiende en un paseo corto.
- Entorno vivo: masías rehabilitadas, pequeñas viñas y bancales activos dan verdad al paisaje.
Consejos prácticos que te ahorran contratiempos
- Calzado con suela que agarre. Empedrado y cuestas exigen estabilidad.
- Respeta muros de piedra en seco. Son frágiles y parte del patrimonio del Maestrazgo.
- Si viajas con niños, el Molinell ofrece sombra y áreas de descanso naturales.
- Compra local. Tu gasto mantiene abiertos hornos, tiendas y casas rurales.
- Si vas en fin de semana, reserva visita guiada y restaurante con antelación.
Mejor franja del año: primavera y otoño. Si buscas trufa negra, apunta a los meses fríos y pregunta por menús de temporada.
Para ampliar tu viaje sin sumar kilómetros
Desde Culla, varias carreteras secundarias enlazan con valles y pueblos del Maestrazgo con carácter propio. Puedes combinar patrimonio y naturaleza en una misma jornada y regresar a dormir al mismo alojamiento. La clave está en reducir traslados, priorizar rutas cortas y dejar margen para miradores y fotos sin prisa.
Si te interesan la arquitectura y las técnicas tradicionales, fija la atención en los muros de piedra en seco, en los bancales y en las masías. Son un manual al aire libre sobre cómo el territorio se adaptó a la pendiente y al clima. En visitas con niños, convierte el paseo en un juego: formas de las piedras, fauna que aparece, sonidos del agua en el Molinell. Es una manera sencilla de sumar valor al viaje sin coste, con memoria y sentido.



Je ne connaissais pas du tout Culla. Entre le castillo, les viñedos et la pierre dorée, on a vraiment des airs de Toscane sans prendre l’avion. Ça donne envie de laisser la voiture en bas et de marcher en silence, puis finir avec des oeufs à la trufle noire. Magnifique.