El error que cometes al lavar los cojines y cómo hacerlo correctamente

El error que cometes al lavar los cojines y cómo hacerlo correctamente

Todos lavamos los cojines como si fueran mini almohadas, y ahí empieza el desastre. El relleno se empapa, se apelmaza, tarda una eternidad en secar y luego aparece ese olor a humedad que no se va. El error no está en lavarlos, sino en cómo los lavamos.

La escena se repite en casas distintas, con vidas parecidas. Sábado, playlist suave, ganas de dejar el salón impecable. Desenfundas, miras rápido la etiqueta y, sin pensarlo mucho, metes el cojín entero en la lavadora junto a las mantas. Una hora después, parece limpio. Lo aprietas con las manos, lo tiendes al sol de la tarde… y por la noche huele raro y suena a chicle cuando lo presionas. En el fondo lo sabes, pero lo dejas en el sofá. A la mañana siguiente, está hinchado por fuera y triste por dentro. La historia cambia con un gesto mínimo.

El error silencioso que arruina tus cojines

El fallo común no es el jabón, ni el ciclo. Es mojar el relleno sin salida real de aire y calor. El agua se queda atrapada en el núcleo, el material pierde su forma y, al secar, se forman grumos como guijarros. Nada peor que ese cojín que parece mullido y te recibe con un bulto en la nuca.

Lo vi en casa de Laura, una tarde de domingo. Sus cojines de terciopelo parecían nuevos por fuera, pero al sentarnos noté “pequeñas piedras” dentro. Los había lavado la semana anterior “a 40 grados, como las toallas”. La funda sobrevivió, el relleno no. Al abrir la cremallera, el poliéster estaba hecho nudos y el olor a humedad subía como un susurro cansado.

Pasa por una razón sencilla: cada material reacciona distinto al agua y al calor. El poliéster se apelmaza si gira sin soporte, las plumas necesitan airear y “peinarse” durante horas, la espuma no debe empaparse. Si los tratas a todos igual, pierden estructura. Y si no secan a fondo, el moho aprovecha cualquier rincón. La limpieza no es solo lavar, es entender cómo respira cada cojín.

Cómo lavarlos bien sin dramas

Empieza separando siempre funda y relleno. La funda va a máquina en ciclo delicado, agua fría o 30 °C, cremalleras cerradas y dentro de una bolsa de lavado si el tejido es fino. Dos cojines por carga para equilibrar el tambor, detergente líquido suave y centrifugado bajo. El relleno se evalúa aparte, mirando de verdad la etiqueta y el material.

Si el relleno es de flamé o poliéster, puedes lavarlo a máquina en delicados con poca velocidad y dos pelotas de tenis en calcetines para deshacer grumos. Para pluma o plumón, ciclo suave y secado largo en secadora baja con un par de pelotas, abriendo cada 20 minutos para esponjar con las manos. Si es espuma viscoelástica o bloque de foam, no lo sumerjas: limpieza por zonas con paño húmedo, un poco de jabón y secado al aire, plano, sin sol directo. Seamos honestos: nadie hace esto todos los días.

Los tropiezos más frecuentes nacen de la prisa. Meter el cojín entero y rezar. Usar suavizante en plumas (acaba con su elasticidad). Colgar de las pinzas y dejar que el peso deforme la esquina. Saltarse el secado a fondo “porque ya no gotea”. *La humedad es el enemigo silencioso.* Si dudas, prueba el color con un bastoncillo y agua jabonosa en un rincón de la funda. Y recuerda: dos ciclos cortos cuidan más que uno agresivo.

Hay un momento que cambia el resultado: el secado. Presiona el relleno con una toalla para sacar el exceso sin retorcer, y dale pausas de aire para que recupere volumen. Si huele a “cajón”, espolvorea bicarbonato, deja actuar 30 minutos y aspira suave.

“Un cojín bien seco no huele a nada. Huele a casa cuando vuelve a su forma”, me dijo una tapicera que lleva veinte años salvando sofás.

  • Fundas: agua fría, detergente suave, secado en plano o percha ancha.
  • Rellenos de pluma: secadora baja, pelotas y paciencia.
  • Rellenos de poliéster: lavado delicado, pelotas y esponjado manual.
  • Espuma: limpieza por zonas, cero inmersión, secado al aire a la sombra.

Para pensar antes del próximo lavado

Hay algo casi poético en devolverle el volumen a un cojín con las manos. Respira otra vez, el sofá cambia de cara y el salón parece más amable. Todos hemos vivido ese momento en que una casa huele a limpio no por un perfume, sino por la ausencia de olores raros. Lavar bien no es un ritual complicado, es una atención breve y honesta a los materiales que te acompañan cada día.

Punto clave Detalle Interes para el lector
No mojar el relleno sin plan Separa funda y relleno; evalúa material antes de lavar Evita grumos, malos olores y deformaciones
Secado es la mitad del trabajo Pelotas en secadora, pausas de aire, nada de colgar con pinzas Resultados duraderos y aspecto mullido real
Trato específico por material Pluma, poliéster y espuma requieren métodos distintos Ahorra dinero prolongando la vida de los cojines

FAQ :

  • ¿Puedo lavar el cojín entero en la lavadora?Solo si el relleno lo permite (poliéster o pluma) y en ciclo delicado. Para espuma, nunca inmersión: limpieza localizada.
  • ¿A qué temperatura lavo las fundas?Frío o 30 °C para evitar encogimiento y desteñidos. Cierra cremalleras y usa bolsa si el tejido es delicado.
  • ¿Cómo sé si ya está seco por dentro?Aprieta en el centro con ambas manos: no debe sentirse frío ni liberar humedad. Si dudas, más tiempo de aire o secadora baja.
  • ¿Sirve el bicarbonato para el olor?Sí, espolvorea, deja actuar 30 minutos y aspira. En pluma, combina con secado prolongado y pelotas.
  • ¿Cada cuánto conviene lavarlos?Fundas: cada 3–6 semanas según uso. Rellenos: 2–3 veces al año; espuma, solo cuando haga falta y siempre por zonas.

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