Elena, madre de 13 hijos, a los 50 años: "Me gasto entre 280 y 300 euros semanales. En verano nos vamos de vacaciones en tres coches"

Elena, madre de 13 hijos, a los 50 años: «Me gasto entre 280 y 300 euros semanales. En verano nos vamos de vacaciones en tres coches»

Elena cumple 50 y tiene 13 hijos. Vive con una libreta en la encimera, un calendario con iniciales y un frigorífico que jamás se cierra del todo. Gasta entre 280 y 300 euros semanales en comida. En verano, cuando la ciudad se vacía, su familia se pone en marcha como una pequeña caravana: tres coches, walkie-talkies y bocadillos en nevera de playa. La foto llama la atención. La realidad es aún más interesante.

La mañana empieza antes de que el sol toque las persianas. La casa huele a café y tostadas. En la mesa hay pan, fruta cortada y una fila de vasos que parece sacada de un comedor escolar. Los mayores bromean, los pequeños persiguen una zapatilla que alguien “escondió” bajo el sofá. Elena vigila el horno, anota lo que falta y sonríe con esa calma aprendida a pulso. El móvil vibra con tres grupos a la vez: instituto, fútbol, pediatra. Ella no dramatiza, improvisa. Una olla va a fuego lento. Un niño pregunta por el yogur de fresa. Y alguien dice: “Hoy toca comprar”. Una frase sencilla. Y con truco.

Elena, 50 años y 13 bocas: la vida a escala XXL

La casa respira como un mercado justo antes del mediodía. Entra y sale gente con mochilas, patines y preguntas. Cada puerta cerrada abre otra necesidad: calcetines emparejados, pan rebanado, un paraguas que nadie encuentra. Elena mantiene un pulso suave al caos. No intenta pararlo, lo acompaña. Esa es su táctica.

Su presupuesto ronda los 280-300 euros semanales en supermercado. El ticket lo delata: 24 litros de leche, 8 barras de pan, 3 kilos de pollo, 5 de arroz, fruta por cajas, yogures por bandejas. A veces cae un capricho, muchas no. En el congelador hay pan rallado casero, croquetas del domingo y bolsas etiquetadas con fecha. Un hijo pide refresco, Elena contesta con agua fría y rodajas de limón. Mini victoria.

El número impresiona, pero tiene lógica. Comprar a granel baja el precio por kilo y evita visitas diarias. Las cenas giran sobre bases sencillas que admiten variaciones, y eso estira el euro. Cocinar en plan “lote” reduce gasto energético y tiempo. La clave no es comprar menos, sino no duplicar. Del lunes se aprende el jueves. Y el viernes cierra el círculo.

Métodos que funcionan cuando sois quince

Elena opera con un “menú rotativo” de cuatro semanas. No es rígido, es guía. Hay día de legumbres, pasta con proteína, horno con dos bandejas y “comida de mano” para tardes largas. Las compras salen de esa lista, no al revés. El domingo por la tarde corta verduras, cuece base de arroz y deja dos fondos listos. El congelador es su aliado más fiel. El menú manda y el ticket se dobla si te sales.

Hay trucos que no parecen trucos: carrito grande y cesta pequeña, no al revés. Ir después de merendar. Marcar por colores las fiambreras y las llaves. Guardar lo de uso diario a la altura de los más pequeños. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Hay semanas torcidas y cenas de tortilla y tomate. Y está bien. Todos hemos vivido ese momento en el que la nevera parece llena pero no hay cena. Elena lo resuelve con pan de ayer y una sopa clara que calienta la casa.

Elena repite una idea que suena a faro. La abundancia no es despilfarro si sabes a dónde va cada cosa. Su lista de “siempre” contiene cinco pilares: leche, huevos, fruta de temporada, pan, legumbre. Y luego, lo que pida la semana: cumpleaños, excursión, exámenes. Las desviaciones están previstas. Y si no, se inventan.

“No ahorro por deporte, ahorro para llegar tranquila al domingo.” —Elena

  • Compra por kilo y por estación: el tomate de agosto no se negocia.
  • Batch cooking de 90 minutos: dos guisos base, una salsa, verdura al horno.
  • Nevera con zonas: arriba listos para comer, medio ingredientes, abajo crudos.
  • Caja de “emergencias”: latas de atún, maíz, pasta corta, caldo.
  • Gastos a la vista: pizarra con el acumulado semanal. Sin sustos.

Vacaciones en tres coches: el verano como coreografía

En julio, esta familia se vuelve carretera. Tres coches, conductor y copiloto intercambiables, música compartida y una parada cada 90 kilómetros. Los asientos se reparten como un puzzle amable. El maletero no admite poesía: nevera, bolsas, toallas, kit de pinchazos. Lo que parece un caos es una coreografía suave. El viaje en tres coches es una coreografía que se aprende rodando.

Elena lo explica sin épica. Un coche lleva comida y sillas, otro maletas y juegos, el tercero a quien se marea menos. En la playa, una norma: la persona que conduce no cocina. La del mediodía pone fruta fría y pan con algo. La de la tarde recoge por turnos. Hay tardes de helado colectivo y noches de bocadillo con arena dentro. Nadie se queja más de la cuenta. La foto es bonita. La logística lo es más.

Vivir así no es una exhibición, es una elección que se renueva cada mañana. Los 300 euros semanales no son solo gasto: son un mapa de decisiones pequeñas, repetidas con constancia, corregidas sin drama. Las vacaciones en tres coches no hablan de lujo, hablan de ganas de moverse juntos. Hay quien lo llama locura, Elena lo llama familia. Y quizá ahí está la grieta por la que entra la luz. Uno aprende a mirar lo grande desde lo pequeño. A contar las cosas por personas, no por bultos. Y a celebrar cuando el domingo llega con pan todavía tierno.

Punto clave Detalle Interes para el lector
Presupuesto semanal 280-300 € en compras a granel y menú rotativo Ideas prácticas para bajar el ticket sin renunciar a calidad
Organización diaria Batch cooking de 90 minutos y nevera por zonas Rutinas rápidas que ahorran tiempo y energía
Vacaciones en tres coches Roles por vehículo, paradas pautadas, carga inteligente Logística replicable para viajes familiares grandes

FAQ :

  • ¿Cómo reparte Elena los 280-300 euros a la semana?Base fija en frescos (fruta, verdura, huevos, leche) y proteínas en oferta. Secos por saco una vez al mes. El capricho entra si el acumulado va bien.
  • ¿Qué comen un día normal?Desayuno simple, comida de plato único potente (legumbre, pasta con proteína) y cena ligera de horno o tortilla con ensalada. Postre de fruta o yogur.
  • ¿Cómo viajan en tres coches sin volverse locos?Rutas compartidas, paradas coordinadas y walkie-talkies. Un coche “logístico”, otro “maletas” y otro “niños que se marean menos”. Sencillo y efectivo.
  • ¿Qué errores comunes ve en familias que gastan demás?Ir a comprar con hambre, improvisar sin lista, repetir ingredientes caros, abrir paquetes “por si acaso”. Pequeños gestos que suben el ticket sin darte cuenta.
  • ¿Un truco que cualquiera pueda aplicar mañana?Menú de cuatro bases que se repiten con variaciones y una pizarra con el acumulado de gasto. Cambia la sensación de control desde el primer día.

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