Cuando hay infidelidad, lo primero que se rompe no es el amor: es el suelo bajo los pies. El día se vuelve un territorio minado, los mensajes un eco sospechoso, cualquier retraso un abismo. ¿Cómo se vuelve a poner un pie delante del otro sin mirar el teléfono como si fuera un detector de mentiras?
La noche en que Laura decidió quedarse, el lavavajillas zumbaba como un animal cansado. Él tenía el móvil boca abajo, ella contaba grietas en la encimera como si fueran horas, o vidas. Nadie gritó. Nadie dijo la palabra exacta. El silencio tiene el peso de una puerta cerrada. Él pidió perdón por enésima vez, ofreció contraseñas, suplicó disciplina. Laura dijo que no quería ser policía, pero tampoco podía respirar. La luz de la cocina parecía un interrogatorio y, aun así, ellos seguían sentados, esperando que algo, cualquier cosa, les diera un procedimiento. Ese algo existe y no suele salir en los titulares. Un gesto menos heroico, más cotidiano. Una práctica.
La técnica poco conocida: Inventario de Transparencia Temporal (ITT)
El ITT es un acuerdo de transparencia con fecha de caducidad. Tres palabras que calman el caos: inventario, transparencia, temporal. No es vigilar, es ordenar lo que antes fue confuso, con límites claros y un reloj encima de la mesa. No es vigilancia, es estructura. Durante un periodo pactado, la persona que fue infiel rinde cuentas de acciones concretas y verificables, en una ventana diaria predefinida. La otra persona no persigue, recibe y contrasta. Se instala un ritmo. Un modo de decir: “Aquí está lo que hice hoy, así puedes volver a orientarte”. La confianza, cuando regresa, lo hace en pequeños paquetes puntuales.
Marta y Diego eligieron 45 días. A las 20:30, después de cenar, él abría una libreta: reuniones del día, trayectos, mensajes significativos, una llamada que evitó. Los viernes, comprobaban dos pruebas acordadas: geoetiquetas de dos momentos clave y un comprobante de una comida de trabajo. Un día Diego llegó tarde y se adelantó con un mensaje: “Retraso 15 minutos, atasco a la salida de la M-30”. No hubo pelea, hubo un dato. La primera semana fue rara. La tercera, Marta empezó a dormir mejor. A los 45 días, apagaron la alarma de las 20:30 y salieron a caminar sin hablar del tema durante media hora. Parecía poco, pero cambió el aire.
El ITT funciona porque recorta la incertidumbre y la hace manejable. La ansiedad vive en el “no sé”, no en el “sé, y sé a qué hora sabré”. Al poner una ventana diaria, el cerebro deja de patrullar 24 horas. Al ser temporal, los dos ven una salida, no una condena. El foco no está en las emociones que se disparan, sino en los comportamientos que se pueden mapear. Además, convierte la reparación en un hábito con reglas sencillas: qué se cuenta, cuándo se verifica, qué queda fuera. La confianza vuelve de la mano de la previsibilidad. Y la previsibilidad se entrena con un protocolo simple, repetible, finito.
Cómo aplicarlo paso a paso sin romperse por el camino
Elijan un periodo entre 30 y 60 días. Decidan una hora fija, 15 o 20 minutos, y un formato de registro breve: “Qué hice, con quién, dónde, para qué”. Acuerden hasta tres pruebas objetivas posibles por semana: ubicaciones en dos franjas, comprobante de una comida, confirmación de un tercero solo en asuntos laborales. Fijen una palabra para parar detalles que hieren y un semáforo de límites: verde (cuentas del día), ámbar (dudas puntuales), rojo (no entrar en fantasías ni preguntas íntimas que no aportan). Cierren cada semana con un minuto de balance, no más. Al final del periodo, ritual de cierre: carta breve de aprendizajes y una cita que no hable del tema.
Errores comunes: convertir el ITT en interrogatorio, alargarlo sin fecha, pedir contraseñas totales, entrar en detalles sexuales que solo incendian, usarlo para castigar. También, olvidarse de cuidar el cuerpo: comer, dormir, moverse. Seamos honestos: nadie hace realmente esto todos los días con precisión milimétrica. Habrá fallos y días torpes. Si la ansiedad te atrapa a las 11 de la mañana, no abras la caja entera, deja un apunte para la ventana de la noche. Todos hemos vivido ese momento en el que la mente pide un “todo o nada”. El ITT propone otra cosa: “un poco, a su hora, con testigos concretos”.
Lo que dicen quienes lo practican suena menos ruidoso que lo que prometen los eslóganes. Funciona porque reduce fricción y da descanso al sistema nervioso.
“La reparación no ocurre gritando más fuerte, sino repitiendo mejor lo que ahora sí es fiable.”
Prueba esta mini guía y adapta lo que necesites:
- Ventana diaria fija: 15-20 minutos, siempre a la misma hora.
- Formato 3W+1P: qué, cuándo, con quién + propósito.
- Hasta 3 pruebas objetivas por semana, pactadas por adelantado.
- Palabra de alto y semáforo de límites visibles en la nevera.
- Ritual de cierre con fecha y un plan de mantenimiento ligero.
Lo que queda después: una síntesis que abre puertas
Reconstruir confianza no es volver a la versión anterior de la pareja. Es armar otra, con otras costuras, otros horarios, y un lenguaje más preciso. El ITT ayuda porque saca la reparación del terreno moral y la trae al de las prácticas: pequeñas verificaciones, mismas horas, un final firmado. Ahí florece algo parecido a la calma: el cuerpo se acostumbra a que habrá una cita con la verdad esa noche, y deja de esprintar en cada esquina. Terminado el proceso, no llega la perfección. Llega la sensación de que pueden trabajar juntos y que el mapa no depende de impulsos, sino de acuerdos. Quizá no haya un perdón redondo. Hay, en cambio, una manera de vivir los siguientes días.
| Point clé | Détail | Intérêt pour le lecteur |
|---|---|---|
| Transparencia con fecha | Periodo pactado de 30-60 días con ventana diaria fija | Reduce la ansiedad y evita la vigilancia permanente |
| Verificación limitada | Hasta tres pruebas objetivas por semana, definidas de antemano | Evita el control total y centra la energía en lo relevante |
| Ritual de cierre | Carta de aprendizajes y cita sin hablar del tema | Marca un final claro y prepara un mantenimiento sostenible |
FAQ :
- ¿Cuánto tiempo debe durar el ITT?Entre 30 y 60 días suele ser suficiente para instalar previsibilidad sin cronificar el control.
- ¿Necesitamos compartir contraseñas?No forma parte del método. Mejor pruebas objetivas acotadas y con fecha de caducidad.
- ¿Qué pasa si vuelve la ansiedad fuera de la ventana?Toma nota y llévala a la hora pactada. Si es urgente, envía un aviso breve y concreto.
- ¿Sirve si la otra persona no quiere cambiar?El ITT requiere compromiso activo. Sin participación real, no funciona.
- ¿Qué hago con los detalles sexuales que me obsesionan?Quedan en rojo. No suelen reparar; alimentan imágenes intrusivas y dolor.



No había oido del ITT y me sorprendió lo concreto. Lo de la “ventana diaria” y las 3 pruebas con fecha me da paz. ¿Algún consejo para parejas a distancia? Mantener horarios idénticos es dificilito y las pruebas objetivas se vuelven más difusas.
Lo del semáforo en la nevera me hizo reir; ojala mi ansiedad respete los colores 🙂 ¿Alguna app simple para el 3W+1P sin volverlo un Excel eterno?