La vida diaria se mueve como una cinta transportadora que no tiene botón de pausa. Entre notificaciones y reuniones, parece imposible estar sin producir, sin optimizar, sin “aprovechar” cada minuto. En los Países Bajos, un concepto simple se cuela por las rendijas de esa prisa: niksen, el arte de no hacer nada, literalmente. No productividad. No objetivo. Solo ser.
La mañana estaba mojada y el tranvía iba lento por Amsterdam. En la ventana, un hombre de traje miraba la lluvia deslizarse como si fueran subtítulos sin película. No tecleaba, no leía, no escuchaba música. Simplemente estaba, con la frente apoyada en el cristal, atento a nada y a todo. Yo, al verlo, decidí no correr a abrir el correo. Respiro. Dejo el teléfono dentro del bolsillo. Una señora bosteza, un ciclista se sacude el agua, la ciudad suelta el ritmo en cámara lenta. Y, por un momento, mi mente dejó de empujar.
¿Qué es el niksen y por qué baja el ruido mental?
Niksen es permitirte no hacer nada de forma consciente. Sin mindfulness, sin mantra, sin checklist. Es mirar por la ventana, dejar que los pensamientos pasen como nubes y no perseguir ninguno. **Niksen no es pereza, es espacio.** Se parece a cuando te quedas en el sofá antes de cenar y el tiempo se estira un poco. Todos hemos vivido ese momento en el que el reloj pierde su filo y la cabeza baja el volumen. Es eso, pero aceptado y elegido.
Una diseñadora de Utrecht me contó que comenzó con cinco minutos al mediodía, frente a una planta del salón. Nada más. En tres semanas, su jefe le dijo que la notaba menos reactiva y más clara. No cambió de herramienta ni de dieta. Solo dejó hueco. La OMS calcula que la depresión y la ansiedad cuestan a la economía global un billón de dólares al año en productividad. Que un país como Países Bajos lidere ránkings de conciliación no es casualidad: normalizar el descanso sin objetivo también ayuda.
La mente, cuando no se le exige, activa una red de reposo que integra recuerdos y limpia ruido. Ese “modo por defecto” favorece conexiones nuevas, baja la hiperalerta y calma el sistema nervioso. No se trata de borrar pensamientos, sino de no engancharse. Como ver pasar trenes sin subir a ninguno. Esa distancia pequeña desactiva la urgencia, y con ella se va el nudo del estómago. Al no perseguir resultados, el cuerpo entiende que no hay amenaza. Y entonces cede.
Cómo practicar niksen sin culpa
Empieza por un ritual mínimo: 7 minutos. Elige una silla, una ventana, un trozo de cielo o una pared con luz. Pon un temporizador suave. Quita el teléfono del alcance de la mano. Quita también la intención: no medites, no “observes”, no cuentes respiraciones. Deja caer la mandíbula, apoya los pies, mira sin fijar. Si aparece una idea, que pase. Si aparece un bostezo, que pase. No hay error posible aquí.
Hazlo en el mismo momento del día durante una semana, idealmente entre tareas. Nunca justo antes de dormir, para que no sea siesta. Seamos honestos: nadie hace esto a diario. Si un día no te sale, vuelve al siguiente, sin castigo. Los fallos comunes son convertirlo en técnica, evaluarte o creer que necesitas “ganártelo”. Otra trampa: usarlo como pausa productiva para rendir más. Niksen funciona cuando no esperas nada de él. Ahí está la gracia.
Piensa en niksen como una postergación amable de la obligación. Dos frases antes de empezar y basta: “Ahora no hago nada. Luego ya veremos.”
“Cuando me permito no hacer nada, mis problemas siguen ahí, pero ya no me empujan. Yo decido cuándo mirarlos.” — Marta, 38, Barcelona
- Momentos óptimos: después de una reunión tensa, al volver del súper, justo antes de cocinar.
- Lugares que ayudan: balcón, transporte público, un banco al sol, pasillo del edificio.
- Señales corporales: hombros abajo, mandíbula suelta, mirada blanda.
- Duración recomendada: entre 5 y 10 minutos, sin metas.
- Pro tip: cambia de postura para que tu cuerpo entienda “modo pausa”.
Lo que te llevas al no hacer nada
La calma que deja el niksen no es un premio, es un reset discreto. Aparece como una sensación de espacio en la cabeza, una especie de pasillo por donde pasan las cosas sin chocar. **No hay que lograr nada.** A veces llegan ideas frescas sin llamarlas. Otras, solo una quietud útil para volver a empezar sin arrastrar cansancio antiguo. No es una receta mágica, es una licencia. Lo compartes y empieza a contagiarse: alguien mira tu pausa y baja el tono. La mente recuerda que no todo es respuesta, que no todo es demanda. Y ese recuerdo cambia el día sin hacer ruido.
| Punto clave | Detalle | Interes para el lector |
|---|---|---|
| Definición simple | Niksen: no hacer nada de forma consciente, sin objetivo | Quita presión y reduce ruido mental |
| Beneficios | Menos reactividad, más claridad, descanso real | Mejor estado de ánimo y foco sin forzarte |
| Cómo empezar | Ritual de 5–10 minutos, mirada blanda, cero teléfono | Acción inmediata y fácil de sostener |
FAQ :
- ¿Es lo mismo que meditar?No. En meditación hay una intención clara. En niksen te quitas la intención y te permites simplemente estar.
- ¿Cuánto tiempo necesito para notar efecto?Con 5–10 minutos constantes durante una semana ya se siente más espacio mental. Algunos días será más suave, y está bien.
- ¿Y si me distraigo o pienso mucho?No pasa nada. Pensar no rompe el niksen. Lo único es no engancharte a ese pensamiento. Déjalo pasar como tráfico lejano.
- ¿Puedo hacerlo caminando?Sí, si caminas sin objetivo y sin estímulos extra. Un paseo lento mirando sombras y esquinas cuenta.
- ¿Qué hago si me quedo dormido?Nada. Dormirte es señal de falta de descanso. Prueba en otro momento del día o con postura más erguida.



¿En qué se diferencia realmente del mindfulness? Si “solo estar” se convierte en otra tarea en la agenda, ¿no pierde la gracia? Me cuesta no convertirlo en tecnica. ¿Algún truco para no evaluarme mientras hago niksen? Gracias.
Voy a practicar niksen mirando la lavadora girar… versión economica de acuario zen 🙂