En las cenas de diciembre, un fallo arruina el festín: carnes duras, prisas y dudas con el fuego y el termómetro.
Esta Navidad gana terreno un enfoque sencillo que cambia el guion del asado en casa. Llega de un nombre propio y corrige el error más común con el chuletón: tratarlo como si fuera una sola pieza homogénea.
Por qué tu chuletón falla cuando lo tratas como una sola pieza
El cocinero asturiano José Andrés insiste en un detalle crucial: el chuletón reúne músculos con texturas y fibras diferentes. El famoso “ojo” del lomo es más tierno y jugoso. La franja exterior concentra más tejido conjuntivo y se comporta de otra manera ante el calor.
Si aplicas el mismo tiempo y la misma potencia a todo el corte, una parte llega al punto perfecto mientras otra se reseca. Separar estas zonas antes de cocinar permite ajustar técnicas y evitar el típico “crocante por fuera, correoso por dentro”.
La clave operativa: separar el “ojo” del lomo, cocerlo suave en horno a 160 °C sin aceite ni sal hasta 50 °C internos, reposar y sellar brevemente. La parte exterior se marca a alta temperatura, en pasadas cortas.
El método paso a paso: horno suave, cero aceite y cero sal
La propuesta de José Andrés no necesita aparatos raros. Solo orden y control de la temperatura:
- Separa el “ojo” del lomo de la franja exterior con un cuchillo afilado.
- Coloca el centro en una rejilla para que el aire circule. Horno a 160 °C, sin aceite ni sal, hasta 50 °C en el corazón de la pieza.
- Deja reposar 5 a 10 minutos para estabilizar jugos.
- Corta la banda exterior en filetes y marca menos de un minuto por lado en plancha muy caliente.
- Sella el interior ya templado, lo justo para dorar y activar la reacción de Maillard.
- Vuelve a reposar 2 minutos antes de cortar y servir.
Temperaturas y puntos de cocción
Los rangos cambian según grosor y gusto, pero estas referencias ayudan a no pasarte.
| Punto | Temperatura interna orientativa | Textura esperada |
|---|---|---|
| Poco hecho | 50–52 °C | Centro rojo, muy jugoso |
| Al punto | 54–57 °C | Rosa uniforme, tierno |
| Hecho | 60–63 °C | Menos jugo, fibra más firme |
No añadas aceite ni sal durante la fase de horno. La pieza se templa de forma uniforme y conserva sus jugos. El dorado llega después, en plancha o sartén muy caliente.
El toque final: mantequilla Café de París y alternativas
Cuando la carne sale con su corteza dorada, una lámina de mantequilla Café de París aporta brillo, hierbas y un punto especiado que no tapa el sabor del vacuno. Es una mezcla clásica con mostaza, hierbas frescas y salsa Worcestershire que se funde al contacto.
Si prefieres otras opciones, funcionan bien un ghee aromatizado con ajo y tomillo, una salsa verde ligera o unas gotas de aceite de oliva infusionado con romero. La idea es sumar aroma sin cubrir la pieza.
Ciencia en dos líneas: por qué este método ablanda
El horno suave calienta de fuera adentro sin castigar la superficie. La miosina coagula sin expulsar en exceso el agua. Al separar el corte, cada parte recibe el calor que necesita. El sellado corto provoca la caramelización superficial sin resecar el centro.
Errores frecuentes y cómo evitarlos
- Plancha fría: no dora, cuece y humedece. Calienta hasta que humee ligeramente.
- Sal temprana en el horno: favorece que afloren jugos. Añádela al final o justo antes del sellado.
- Sin reposo: los jugos se escapan al cortar. Dos pausas cortas mejoran la jugosidad.
- Grosores dispares: complican el punto. Busca piezas de 4–5 cm y corte homogéneo.
- Sin termómetro: a ojo se falla más. Una sonda básica cambia el resultado.
Compra y preparación: decisiones que se notan en el plato
Escoge chuletón con infiltración de grasa visible y, si puedes, con maduración controlada. El marmoleo protege la carne en el horno y potencia el sabor durante el marcado. Atemperar 45–60 minutos fuera del frío ayuda a una subida de temperatura más regular.
Seca bien con papel antes de cocinar. La humedad externa inhibe el dorado. Si te preocupa el humo, usa una sartén de hierro bien curada, sube fuerte el fuego solo al sellar y ventila. En cocina doméstica, una rejilla sobre bandeja evita que la base se cueza en sus jugos.
Cuándo y cómo salar
Este enfoque propone no salar antes del horno. Puedes añadir sal fina justo antes del sellado o terminar con sal en escamas ya en la mesa. Si te gusta la salmuera seca, hazla con antelación real (12–24 horas) y deja la superficie bien seca antes del calor.
Guarniciones y tiempos para una cena sin estrés
Mientras el centro está en el horno, aprovecha para resolver guarniciones que no compitan: patatas asadas de piel crujiente, pimientos confitados, berenjena al horno o una ensalada amarga de rúcula con vinagre suave. Todo encaja con el perfil graso del chuletón.
Si cocinas para más personas, alterna tandas: el interior de varias piezas puede templarse en la misma rejilla y sellarse en lotes pequeños. Mantén los filetes en un horno apagado con la puerta entreabierta para no seguir subiendo de punto.
La gestión del tiempo es parte del truco: primero control, luego potencia. El horno te da margen; la plancha, carácter.
Información útil para afinar esta Navidad
Un termómetro de sonda fiable evita sorpresas. Pincha desde el lateral hacia el centro. Si la pieza es muy gruesa, mide en varios puntos. Para cortes altos, puedes bajar a 140–150 °C y alargar el templado. El objetivo sigue siendo el mismo: alcanzar el interior deseado sin sobrecocer el exterior.
Quienes buscan menos grasa saturada pueden optar por un chuletón de vaca frisona con marmoleo medio. Para intolerancias a la lactosa, cambia la mantequilla por aceite de oliva aromático o ghee. Si te preocupa la seguridad, mantén superficies limpias, usa pinzas separadas para crudo y cocinado y evita pinchar repetidamente al sellar para no perder jugo.


