Si compras caquis este otoño, te afecta: dos tipos, 3 trucos y cómo no perder 7 euros por pieza

« Me pasó una vez y no volví a comprarlos igual » : cómo diferenciar los caquis buenos y evitar tirar el dinero

Cada otoño, millones llenan la cesta con esta fruta naranja; un gesto al pelarla marca el sabor y tu bolsillo.

Pocos consumidores distinguen los dos grandes tipos de caqui que llegan al mercado. Cada uno exige una forma distinta de pelarlo y cortarlo. Cambia la textura, cambia el método y cambia el resultado en el plato. Entender la diferencia ahorra tiempo, evita desperdicios y mejora la experiencia a la mesa.

Caqui hachiya: cuchara y paciencia

El hachiya tiene forma de bellota, pulpa sedosa y alto contenido en taninos. Cuando está duro, resulta áspero y astringente. Solo es agradable al paladar cuando está muy maduro, casi como una gelatina al tacto.

Si el hachiya no cede con la yema del dedo y tiembla al moverlo, todavía no está listo para comer.

El truco para pelarlo es no pelarlo: retira el cáliz con un corte en “V” alrededor del tallo con un cuchillo bien afilado. Abre el fruto a la mitad y extrae la pulpa con cuchara. Así no rompes la carne y aprovechas su cremosidad. Va perfecto para postres, mezclado con yogur, en batidos o como crema untada sobre tostadas.

Si te llega a casa duro, acelera el proceso madurándolo a temperatura ambiente. Colócalo en una bolsa de papel con una manzana o un plátano para que el etileno haga su trabajo. Una noche de congelación y posterior descongelado también reduce la astringencia.

Caqui fuyu: cuchillo y piel comestible

El fuyu es redondeado, parece un tomate anaranjado y su pulpa es firme. Se puede comer cuando está duro, como si fuese una manzana. Su piel es comestible, fina y agradable. Aun así, muchas personas prefieren retirarla.

Para evitar resbalones, pela el fuyu antes de cortarlo y sujétalo con la base apoyada en la tabla.

El orden facilita la tarea: primero, pela; después, retira el tallo con un corte en “V” de 1–1,5 cm; por último, haz mitades, gajos o cubos. Su firmeza lo vuelve ideal para ensaladas, tartar de frutas, salteados dulces y repostería en dados.

Cómo distinguirlos en segundos

Rasgo Hachiya Fuyu
Forma Alargada, tipo bellota Redonda, tipo tomate
Textura al comer Muy cremosa cuando está maduro Firme y crujiente
Momento óptimo Muy blando, casi gel De duro a tierno
Piel Se descarta; se come la pulpa Comestible; pelado opcional
Truco de pelado Abrir y sacar con cuchara Pelar antes y cortar con cuchillo

Los 3 errores que te hacen perder dinero

  • Comer hachiya cuando aún está duro: la astringencia arruina el sabor y la pieza acaba en la basura.
  • Pelar el fuyu después de cortarlo: resbala, se rompe y se desperdicia pulpa.
  • Guardar ambos en la nevera sin criterio: el frío frena el madurado del hachiya y apaga el aroma del fuyu.

En mercados españoles, una pieza puede costar entre 1,20 y 2,00 euros. Evitar estos fallos puede ahorrarte varios euros por semana si consumes la fruta a menudo.

Corte seguro y sin desperdicios

Preparación del puesto de trabajo

Usa un cuchillo de chef afilado y una tabla estable. Seca la fruta para eliminar humedad. Coloca la mano guía en forma de garra. Corta siempre en dirección opuesta al cuerpo.

Secuencia recomendada

  • Hachiya: cortar cáliz en “V” → partir a la mitad → extraer con cuchara.
  • Fuyu: pelar si se desea → cortar cáliz en “V” → mitades → gajos o cubos.

La madurez del caqui manda: cuanto más blando, menos cuchillo y más cuchara.

Nutrición y beneficios

El caqui aporta vitamina A (visión), vitamina C (defensas), fibra (tránsito) y potasio (equilibrio hídrico). También contiene compuestos con acción antioxidante.

Un caqui mediano de 180–200 g ronda las 110–130 kcal. La fibra soluble ayuda a modular la absorción de azúcares y favorece una sensación de saciedad agradable. Los taninos, responsables de la astringencia del hachiya, disminuyen al madurar o tras la congelación.

Si tienes que controlar el potasio, habla con tu profesional sanitario antes de aumentar la ración. Para la mayoría, 1 pieza al día encaja bien en una dieta variada.

Temporada, conservación y madurado

La temporada alta va de octubre a enero, con picos de oferta en noviembre. Para conservarlos, separa tipos y estados de madurez.

  • Hachiya duro: a temperatura ambiente, lejos del sol. Acelera el proceso con una bolsa de papel y una fruta climatérica.
  • Hachiya blando: consumir en 24–48 horas o refrigerar pulpa ya extraída en recipiente hermético.
  • Fuyu: aguanta 3–5 días en la encimera si está duro. Ya maduro, guárdalo en la nevera para mantener textura.
  • Congelación: útil para hachiya muy maduros; al descongelar, su pulpa queda lista para postres.

Ideas rápidas para usar cada tipo

Si tienes fuyu

  • Ensalada crujiente con rúcula, queso fresco y nueces.
  • Tartar dulce con granada y lima.
  • Horneado en gajos con canela y un hilo de miel.

Si tienes hachiya

  • Pudín cremoso mezclando la pulpa con yogur y semillas de chía.
  • Batido suave con leche o bebida vegetal y jengibre.
  • Untado sobre pan con ricota y ralladura de naranja.

Trucos extra para no fallar

  • Antes de pagar, pesa la fruta en tu mano: el hachiya maduro se siente pesado para su tamaño.
  • Si dudas del tipo, mira la base: el fuyu es plano; el hachiya, más puntiagudo.
  • Para niños, el fuyu en cubos funciona mejor por su firmeza y menor goteo.

Quien compra caqui por primera vez suele llevarse ambos sin saberlo. Un vistazo a la forma y un plan de pelado cambian la experiencia. La combinación de cuchara para el hachiya y cuchillo para el fuyu marca la diferencia entre un bocado áspero y un bocado memorable.

Si te gusta planificar, compra fuyu para la semana (aguanta mejor) y deja uno o dos hachiya madurando para el fin de semana. Así aprovechas su precio de temporada, reduces mermas y sumas una fruta de otoño dulce y versátil a tu rutina.

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