Regaba siempre más y las mataba" : el 90% de tus plantas muere por exceso de riego, ¿te pasa?

« Regaba siempre más y las mataba » : Álvaro Pedrera, experto en plantas domésticas: «El 90% de las plantas que se mueren es por regarlas demasiado»

Vas con buena intención, llenas la regadera y repites la rutina. Semanas después, hojas caídas, manchas marrones y una maceta triste.

La escena se repite en salones y cocinas: plantas que parecían sanas se apagan sin aviso. El experto Álvaro Pedrera, @ypikue, lleva años viendo el mismo patrón en hogares y viveros. Su diagnóstico es directo y apunta a un gesto cotidiano que muchos siguen por costumbre.

La trampa invisible del exceso de riego

Regar no siempre significa cuidar. Cuando una planta recibe más agua de la que puede usar o evaporar, el sustrato se satura y desplaza el oxígeno que las raíces necesitan para respirar. Llega la asfixia radicular y, con ella, la puerta abierta a hongos y pudrición.

“El 90% de las plantas que se mueren es por regarlas demasiado”: el consejo más repetido por quienes trabajan a diario con productores y clientes no es una exageración, es un aviso práctico.

Si dudas de lo que está ocurriendo en tu maceta, busca señales claras. El exceso de riego deja pistas muy concretas.

  • Hojas amarillas o lacias, blandas al tacto, aun con tierra húmeda.
  • Tallos blandos o que ennegrecen desde la base.
  • Raíces marrones y viscosas al sacar el cepellón.
  • Moho o costra verdosa en la superficie del sustrato.

La diferencia con la falta de agua es clara: la deshidratación deja hojas crujientes, bordes secos y tierra que se separa de la maceta.

Cómo salvar una planta con raíces dañadas

Protocolo de rescate paso a paso

  • Saca el cepellón y déjalo airear 24 horas en sombra luminosa.
  • Retira el sustrato viejo con cuidado para eliminar humedad retenida.
  • Recorta con tijeras limpias las raíces negras o huecas; conserva las firmes y blancas.
  • Trasplanta a un sustrato drenante acorde a la especie (mezclas con perlita o vermiculita funcionan bien).
  • Usa una maceta con agujeros de drenaje reales; evita fundas decorativas sin salida de agua.
  • Riega ligeramente la primera vez, solo para asentar el sustrato. Luego, espera a que se seque en profundidad.
  • Si dudas, espera 48 horas antes de regar: una planta medianamente seca se recupera; una planta encharcada se hunde.

    Qué vigilar durante la recuperación

    • Comprueba la humedad cada 2-3 días con el dedo o un palillo: debe salir casi limpio antes de regar.
    • Observa brotes nuevos y hojas firmes: indican que la raíz funciona.
    • Elimina hojas amarillas persistentes y repite una poda de raíces si el mal olor regresa.
    • Ajusta el riego por demanda y no por calendario fijo.

    Prevención: riega menos, riega mejor

    Señales que te ayudan a decidir

    Síntoma Exceso de riego Falta de riego
    Aspecto de hoja Blanda, amarilla, lacia Seca, quebradiza, con bordes tostados
    Sustrato Frío, pesado, con moho Ligero, se despega de la pared de la maceta
    Tallo Negrece desde la base Se arquea por falta de turgencia
    Raíces Marrones, viscosas, mal olor Blancas pero finas, sin pudrición

    Herramientas y hábitos que funcionan

    • Elige terracota para especies que prefieren secar entre riegos (sansevieria, zamioculca). La arcilla transpira y acelera el secado.
    • Usa una bandeja con guijarros para subir la humedad ambiental sin encharcar la maceta.
    • Prueba el “método del peso”: levanta la maceta seca y, días después, húmeda. Tu mano aprende la diferencia.
    • Un hidrómetro o medidor de humedad ayuda, pero confirma con el dedo; algunos fallan en sustratos muy aireados.
    • Evita fundas decorativas sin drenaje. Si las usas, saca la maceta interior al regar y deja escurrir 10 minutos.
    • Ventila la estancia y ofrece luz indirecta abundante: más luz implica más consumo de agua y menos riesgo de hongos.

    Qué, cuánto y cuándo regar

    Adapta el riego a la estación y a la especie

    En primavera y verano, las plantas crecen y piden más agua; en otoño e invierno, el ritmo baja. Ajusta la frecuencia, no la cantidad: riega a fondo hasta que salga por los agujeros, y luego espera a que el sustrato se seque según la especie.

    • Succulentas y cactus: deja secar por completo entre riegos. En invierno, riegos muy espaciados.
    • Aroides (monstera, pothos): prefiere humedad constante, pero sin charco. Secado parcial antes de regar.
    • Calatheas y marantas: sustrato ligeramente húmedo y agua sin cal; odian el encharcamiento.

    La maceta correcta con el sustrato correcto evita el 80% de los problemas. El riego compensa lo que el contenedor no puede.

    Errores frecuentes que puedes evitar hoy

    • Regar “por si acaso”. La prevención no es mojar, es medir humedad.
    • Usar platos con agua estancada. Vacía el sobrante siempre.
    • Trasplantar a macetas sobredimensionadas. Más volumen es más agua retenida y menos oxígeno.
    • Mezclas compactas. Añade perlita, fibra de coco o corteza según la planta.
    • Aplicar fungicidas sin diagnóstico. Primero seca, sanea raíces y mejora el drenaje; trata después si persisten síntomas.

    Lo que dice la experiencia de vivero

    Pedrera y otros profesionales coinciden: el riego no se calendariza, se observa. En interiores, la luz cambia con la altura del sol, las corrientes de aire varían y el sustrato envejece. Una revisión rápida semanal del estado de hojas, tallos y raíces superficiales ahorra disgustos y dinero.

    Si tu planta “se muere por agua”, piensa en el sistema completo: contenedor, mezcla, luz, ventilación y hábitos. Ajustar uno sin tocar los demás a menudo no basta.

    Información útil para dar el siguiente paso

    Una pauta práctica de inicio

    • Riega a fondo y deja escurrir. Apunta la fecha y espera a que el sustrato se seque a 5-7 cm antes de repetir.
    • Si hay duda, retrasa el riego 24-48 horas y verifica con el dedo y el peso de la maceta.
    • En invierno, reduce la frecuencia a la mitad respecto a verano en la mayoría de especies.

    Prueba de diagnóstico en 5 minutos

    • Saca con cuidado la planta de la maceta. Si huele a amoniaco o a moho, hay pudrición.
    • Raíces sanas: firmes y claras. Raíces a tratar: oscuras, blandas, que se deshacen.
    • Corrige mezcla y drenaje hoy; el riego correcto empieza en el sustrato, no en la regadera.

    Quienes transforman su rutina de riego ven resultados en semanas: hojas más firmes, crecimientos nuevos y menos visitas al cubo de basura. Con un sustrato aireado, un drenaje real y riegos guiados por la humedad y la luz, tus plantas dejan de “morirse por cariño” y empiezan a vivir a su ritmo.

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