Rangan Chatterjee, médico británico: “El cuerpo no necesita más fuerza, sino menos tensión: moverse lento es entrenar bien”

Rangan Chatterjee, médico británico: “El cuerpo no necesita más fuerza, sino menos tensión: moverse lento es entrenar bien”

La escena se repite en gimnasios y parques: cuerpos tensos, mandíbulas apretadas, relojes inteligentes vibrando como capataces. Entrenamos más fuerte, más rápido, más ruidoso, y aun así dormimos peor y nos lesionamos antes. El médico británico Rangan Chatterjee lleva años repitiéndolo: “el cuerpo no necesita más fuerza, sino menos tensión”. Una idea a contracorriente, casi herética en tiempos de métricas y récords personales. ¿Y si el buen entrenamiento no dependiera del peso que levantas, sino del freno que sueltas?

Era lunes por la tarde, luz oblicua sobre un parque silencioso. Un corredor paró a un metro de mí, se llevó la mano a la rodilla y masculló una maldición; a su lado, una mujer hacía sentadillas como si estuviera escuchando un susurro, no un silbato. Respiraba por la nariz, bajaba lento, subía más lento aún. El ritmo parecía una respuesta al ruido del mundo. Todos hemos vivido ese momento en el que la prisa se come la cabeza y el cuerpo se encoge sin permiso. ¿Y si el secreto fuera ir más despacio?

Menos tensión, más vida

Rangan Chatterjee, médico de familia y voz de millones en su podcast, defiende una idea sencilla: entrenar es enseñar al sistema nervioso a relajarse bajo carga, no a contraerse más. En su consulta ve espaldas rígidas y respiraciones cortas, gente fuerte que no puede agacharse a atarse los cordones sin pelearse con el dolor. El mensaje suena provocador, pero tiene piel y hueso: cuando aflojas la tensión, el movimiento encuentra sitio.

Marta, 42 años, oficina y dolor de hombro desde que recuerda, cambió la lógica del “más” por la del “mejor”. Durante cuatro semanas hizo un protocolo mínimo: respiración nasal, tres movimientos lentos, exhalaciones largas al final. No tocó una mancuerna. Su hombro dejó de chillar en la tercera semana y su sueño dejó de romperse a las cuatro. Mover lento no es vagancia, es técnica.

La explicación no vive en un misterioso rito, sino en nervios, tendones y química cotidiana. El tempo lento reduce el ruido simpático y activa el freno del nervio vago; la coordinación mejora porque das tiempo a los sensores articulares a informar y ajustar. **Mover lento es una conversación con tus músculos, no un grito.** Cuando respiras por la nariz y alargas la exhalación, el tono baja, la fascia se hidrata, y el rango de movimiento se vuelve usable, no forzado.

Entrenar despacio sin aburrirte

Prueba este micro-plan de 10 minutos, sin material y sin excusas. Dos minutos de respiración nasal tumbado, manos sobre el abdomen, exhalación más larga que la inhalación. Luego tres bloques de dos minutos: sentadilla lenta (baja en 4, pausa 2, sube en 4), puente de glúteos con pausa arriba, plancha con exhalaciones contadas. Termina con dos minutos de paseo suave, mirada lejos. **Cien por cien: menos ejercicios, más atención.**

Los errores típicos son predecibles: correr las repeticiones, apretar la mandíbula, olvidar el aire. No pasa nada si te pillas haciéndolo, eres humano. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Vuelve al ritmo, suelta los hombros, baja el volumen del esfuerzo un punto. Si el dolor aparece, recorta rango y mantén la exhalación larga; cuando el cuerpo se siente seguro, se mueve mejor.

El principio rector es simple: prioriza la calidad del mensaje sobre la cantidad del estímulo. Dos o tres movimientos, una respiración que manda y la paciencia como variable de carga. Tu sistema nervioso aprende rápido cuando lo tratas como a un alumno y no como a un muro.

“El cuerpo no necesita más fuerza, sino menos tensión: moverse lento es entrenar bien.” — Rangan Chatterjee

  • Respira por la nariz y alarga la exhalación 1-2 segundos más.
  • Usa tempos: 3-1-3 o 4-2-4 para bajar, pausar, subir.
  • Trabaja en rangos sin dolor, aunque sean pequeños.
  • Termina con un paseo corto para integrar la sesión.
  • Si tiembla, baja el ego, no la atención.

Cuando el cuerpo entiende, la cabeza descansa

No hace falta que cambies tu vida, solo cambiar el ritmo con el que la encaras. La magia aparece en los días normales: al cargar las bolsas, al levantarte de la silla, al subir escaleras sin que el cuello se queje. **La fuerza que sostiene tu día no es la que aprieta, es la que organiza.** Y la organización llega cuando el cuerpo aprende a no exagerar.

El gesto de ir más lento se contagia a todo. Comes sin mirar la pantalla, duermes sin pelea, discutes sin atrincherarte. Lo sientes en la espalda como una cama que por fin cede. Tu metrónomo interno baja dos puntos y, de pronto, los mismos diez minutos de movimiento valen por una hora antigua. No porque hicieras menos, sino porque el sistema entendió más.

Un entrenador puede guiarte, un reloj puede motivarte, pero el que decide si hay tensión es tu sistema nervioso. Si lo asustas, te frena. Si lo escuchas, te abre puertas. Puede que tu próxima gran mejora no venga de una barra más pesada ni de una zapatilla más cara, sino de respirar y contar hasta cuatro. Tal vez ya lo sabías, solo te faltaba probarlo un día cualquiera.

Punto clave Detalle Interés para el lector
Menos tensión, mejor rendimiento Tempo lento + exhalación larga regula el sistema nervioso Entrenas sin lesionarte y mejoras control
Método mínimo de 10 minutos Respiración nasal, dos o tres movimientos, paseo final Plan realista para vidas ocupadas
Señales del cuerpo cuentan Rango sin dolor, temblores útiles, ego bajo Aprendes a “escuchar” tu fuerza usable

FAQ :

  • ¿Puedo ganar músculo moviendo lento?Sí, si hay tensión mecánica suficiente y progresión. El tempo lento mejora el estímulo por repetición y protege articulaciones.
  • ¿Cuánto tiempo debería entrenar así?Empieza con 10 minutos diarios o 3 veces por semana. Si te sienta bien, sube a 20-30 minutos sin perder el ritmo.
  • Corro a menudo, ¿me sirve?Totalmente. Úsalo como calentamiento o día suave: sentadillas lentas, respiración nasal y paseo integran la zancada.
  • ¿Cómo sé que voy demasiado tenso?Mandíbula dura, hombros arriba, respiración corta, dolor afilado o mareo. Pausa, exhala más largo y reduce rango.
  • ¿Funciona en personas mayores o con dolor crónico?Suele ayudar porque baja la amenaza y mejora el control. Ajusta rangos y prioriza la exhalación larga sin dolor.

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