Blas Martín, dueño de un taller, sobre la falta de trabajadores jóvenes: "Me dicen que no van a venir a trabajar por 1.200 euros"

Blas Martín, dueño de un taller, sobre la falta de trabajadores jóvenes: «Me dicen que no van a venir a trabajar por 1.200 euros»

Un dueño de taller en León, Blas Martín, repite una frase que se le ha quedado clavada: “Me dicen que no van a venir a trabajar por 1.200 euros”. Los currículos no llegan, los chavales miran hacia otros oficios, y el coche del barrio se queda esperando en el elevador. La brecha ya no es teórica: hay coches sin arreglar, clientes frustrados y un oficio que envejece sin relevo. ¿Un problema de dinero, de mirada, o de vida?

El olor a aceite quemado se mezcla con el café tibio. Blas sube la verja del taller a las 7:58 y el silencio de la nave le responde con una sinceridad que no le gusta: nadie nuevo hoy, nadie nuevo mañana. Los mismos motores, las mismas manos, pero más canas en los brazos que se asoman bajo los monos azules. Los buzones de empleo suenan en el móvil y las ofertas se quedan sin clics. Todos hemos vivido ese momento en el que piensas que la rueda gira sin ti. Y él suelta su frase de todos estos meses, casi con pudor, casi con rabia: “Por 1.200 euros no vienen”. Algo no encaja.

La brecha generacional que ya se ve en el foso

La foto del taller español no es solo grasa y piezas: es una media de edad que sube y una puerta que se abre menos para los de 20. Los jóvenes eligen logística, hostelería rápida o pantallas, y la mano que aprieta la dinamométrica se queda sola. **El oficio necesita aire nuevo y se encuentra hablando con el eco.**

Blas cuenta el caso de Mario, 19 años, que probó dos semanas y prefirió el reparto en patinete: “Gana parecido y vuelve a casa a las cinco, sin manos cortadas”, dice, sin juicio. Las cifras le acompañan: la formación profesional de automoción capta menos solicitudes en comarcas pequeñas, mientras los talleres encadenan vacantes meses enteros. Hay elevadores parados y agendas que empiezan a filtrar trabajos, algo impensable antes.

La explicación mezcla sueldos, expectativas y prestigio. Un salario de entrada de 1.200 euros lucha mal contra alquileres que se comen la mitad y jornadas que estiran el día cuando el cliente apremia. Se suma el estigma, esa vieja idea de “mancharse las manos”, justo cuando los coches se vuelven más software que carburación. El resultado es un cuello de botella silencioso.

Qué puede hacer un taller hoy, sin esperar a nadie

Blas ha cambiado el guion de la primera semana: menos recados y más práctica real, con una pieza concreta que el aprendiz pueda “firmar” al final del viernes. Método simple, efecto notable. Poner nombre a la tarea y a la responsabilidad da dignidad y, a veces, engancha.

Otra palanca es la agenda. Abrir huecos de aprendizaje pagados dentro del horario, mostrar el camino salarial y no esconder la parte dura. Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días. Contar la verdad completa evita fugas a la segunda semana, que es cuando muchos se dan cuenta de lo que pesa una caja de cambios.

La tercera clave es hablar menos en abstracto y más con números, derechos y oportunidades reales. Y también dar voz a quien ya está.

“Yo me quedé cuando me dejaron tocar un coche de verdad y vi que podía subir de 1.200 a 1.500 si aprendía diagnósticos”, cuenta Lucía, 23 años, que ahora guía a los nuevos.

  • Ruta salarial visible por tramos y competencias.
  • Días de formación al mes, con certificación.
  • Herramienta propia a partir de los tres meses.
  • Flexibilidad real en alguna tarde sin clientes.

Más allá de un sueldo: qué dice esto de nosotros

Lo de Blas no va solo de euros. Va de cómo valoramos el trabajo que hace que el coche arranque el lunes, de cómo contamos un oficio que se está volviendo digital y que pide cabeza y manos a la vez. También habla de una España que creció con FP de oficio y ahora se mira en pantallas y algoritmos como única promesa. **El taller no busca héroes, busca rutas claras y un relato de futuro.** Abrir la puerta a prácticas dignas, pagar mejor lo que genera facturación y encajar la vida en la agenda no es caridad, es estrategia. Puede que los 1.200 euros no sean el imán, pero un escalón visible, sí. Lo que decide un chaval de 18 años en junio es más político de lo que parece.

Punto clave Detalle Interes para el lector
Escalera salarial clara Tramos por competencias: 1.200€ entrada, 1.400€ tras diagnósticos básicos, 1.600€ con electrónica Ver si hay camino real y cuánto tarda
Formación en horario 2 horas quincenales pagadas para actualizar software y nuevas tecnologías Aprender sin regalar tiempo propio
Flexibilidad y pertenencia Tarde libre rotatoria y mentor asignado en el taller Conciliar y no sentirse “el chico de los recados”

FAQ :

  • ¿Cuánto gana un mecánico junior hoy?En muchos talleres pequeños, el arranque ronda 1.100–1.300€ netos, con subidas al sumar diagnósticos y responsabilidad.
  • ¿Por qué cuesta atraer a gente joven?Choque entre salario de entrada, coste de vida, horarios largos en picos y percepción de “oficio duro” sin escalera visible.
  • ¿Sirve la FP Dual de automoción?Cuando está bien hecha, sí: integra práctica real, acelera el aprendizaje y reduce la fuga en los primeros meses.
  • ¿Qué puede ofrecer un taller sin arruinarse?Ruta salarial transparente, formación en horario, flexibilidad mínima y un mentor que acompañe tareas concretas.
  • ¿Es solo cuestión de subir el sueldo?El dinero pesa, pero también el relato, la formación y la vida fuera del elevador. Un paquete completo retiene mejor.

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