Cada otoño, millones llenan la cesta con esta fruta naranja; un gesto al pelarla marca el sabor y tu bolsillo.
Pocos consumidores distinguen los dos grandes tipos de caqui que llegan al mercado. Cada uno exige una forma distinta de pelarlo y cortarlo. Cambia la textura, cambia el método y cambia el resultado en el plato. Entender la diferencia ahorra tiempo, evita desperdicios y mejora la experiencia a la mesa.
Caqui hachiya: cuchara y paciencia
El hachiya tiene forma de bellota, pulpa sedosa y alto contenido en taninos. Cuando está duro, resulta áspero y astringente. Solo es agradable al paladar cuando está muy maduro, casi como una gelatina al tacto.
Si el hachiya no cede con la yema del dedo y tiembla al moverlo, todavía no está listo para comer.
El truco para pelarlo es no pelarlo: retira el cáliz con un corte en “V” alrededor del tallo con un cuchillo bien afilado. Abre el fruto a la mitad y extrae la pulpa con cuchara. Así no rompes la carne y aprovechas su cremosidad. Va perfecto para postres, mezclado con yogur, en batidos o como crema untada sobre tostadas.
Si te llega a casa duro, acelera el proceso madurándolo a temperatura ambiente. Colócalo en una bolsa de papel con una manzana o un plátano para que el etileno haga su trabajo. Una noche de congelación y posterior descongelado también reduce la astringencia.
Caqui fuyu: cuchillo y piel comestible
El fuyu es redondeado, parece un tomate anaranjado y su pulpa es firme. Se puede comer cuando está duro, como si fuese una manzana. Su piel es comestible, fina y agradable. Aun así, muchas personas prefieren retirarla.
Para evitar resbalones, pela el fuyu antes de cortarlo y sujétalo con la base apoyada en la tabla.
El orden facilita la tarea: primero, pela; después, retira el tallo con un corte en “V” de 1–1,5 cm; por último, haz mitades, gajos o cubos. Su firmeza lo vuelve ideal para ensaladas, tartar de frutas, salteados dulces y repostería en dados.
Cómo distinguirlos en segundos
| Rasgo | Hachiya | Fuyu |
|---|---|---|
| Forma | Alargada, tipo bellota | Redonda, tipo tomate |
| Textura al comer | Muy cremosa cuando está maduro | Firme y crujiente |
| Momento óptimo | Muy blando, casi gel | De duro a tierno |
| Piel | Se descarta; se come la pulpa | Comestible; pelado opcional |
| Truco de pelado | Abrir y sacar con cuchara | Pelar antes y cortar con cuchillo |
Los 3 errores que te hacen perder dinero
- Comer hachiya cuando aún está duro: la astringencia arruina el sabor y la pieza acaba en la basura.
- Pelar el fuyu después de cortarlo: resbala, se rompe y se desperdicia pulpa.
- Guardar ambos en la nevera sin criterio: el frío frena el madurado del hachiya y apaga el aroma del fuyu.
En mercados españoles, una pieza puede costar entre 1,20 y 2,00 euros. Evitar estos fallos puede ahorrarte varios euros por semana si consumes la fruta a menudo.
Corte seguro y sin desperdicios
Preparación del puesto de trabajo
Usa un cuchillo de chef afilado y una tabla estable. Seca la fruta para eliminar humedad. Coloca la mano guía en forma de garra. Corta siempre en dirección opuesta al cuerpo.
Secuencia recomendada
- Hachiya: cortar cáliz en “V” → partir a la mitad → extraer con cuchara.
- Fuyu: pelar si se desea → cortar cáliz en “V” → mitades → gajos o cubos.
La madurez del caqui manda: cuanto más blando, menos cuchillo y más cuchara.
Nutrición y beneficios
El caqui aporta vitamina A (visión), vitamina C (defensas), fibra (tránsito) y potasio (equilibrio hídrico). También contiene compuestos con acción antioxidante.
Un caqui mediano de 180–200 g ronda las 110–130 kcal. La fibra soluble ayuda a modular la absorción de azúcares y favorece una sensación de saciedad agradable. Los taninos, responsables de la astringencia del hachiya, disminuyen al madurar o tras la congelación.
Si tienes que controlar el potasio, habla con tu profesional sanitario antes de aumentar la ración. Para la mayoría, 1 pieza al día encaja bien en una dieta variada.
Temporada, conservación y madurado
La temporada alta va de octubre a enero, con picos de oferta en noviembre. Para conservarlos, separa tipos y estados de madurez.
- Hachiya duro: a temperatura ambiente, lejos del sol. Acelera el proceso con una bolsa de papel y una fruta climatérica.
- Hachiya blando: consumir en 24–48 horas o refrigerar pulpa ya extraída en recipiente hermético.
- Fuyu: aguanta 3–5 días en la encimera si está duro. Ya maduro, guárdalo en la nevera para mantener textura.
- Congelación: útil para hachiya muy maduros; al descongelar, su pulpa queda lista para postres.
Ideas rápidas para usar cada tipo
Si tienes fuyu
- Ensalada crujiente con rúcula, queso fresco y nueces.
- Tartar dulce con granada y lima.
- Horneado en gajos con canela y un hilo de miel.
Si tienes hachiya
- Pudín cremoso mezclando la pulpa con yogur y semillas de chía.
- Batido suave con leche o bebida vegetal y jengibre.
- Untado sobre pan con ricota y ralladura de naranja.
Trucos extra para no fallar
- Antes de pagar, pesa la fruta en tu mano: el hachiya maduro se siente pesado para su tamaño.
- Si dudas del tipo, mira la base: el fuyu es plano; el hachiya, más puntiagudo.
- Para niños, el fuyu en cubos funciona mejor por su firmeza y menor goteo.
Quien compra caqui por primera vez suele llevarse ambos sin saberlo. Un vistazo a la forma y un plan de pelado cambian la experiencia. La combinación de cuchara para el hachiya y cuchillo para el fuyu marca la diferencia entre un bocado áspero y un bocado memorable.
Si te gusta planificar, compra fuyu para la semana (aguanta mejor) y deja uno o dos hachiya madurando para el fin de semana. Así aprovechas su precio de temporada, reduces mermas y sumas una fruta de otoño dulce y versátil a tu rutina.


