Durante el embarazo puedes hacer muchas cosas con una relativa normalidad. Entre ellas, ir a nadar a la piscina.
Nadar es una actividad muy completa y sienta fenomenal, tanto a la futura mamá como al feto. Aunque se recomienda salir a caminar todos los días, también puedes combinarlo con un poco de natación.
Pero ojo, no te lances a la piscina sin antes tener en cuenta estas recomendaciones.
Consejos para bañarte en la piscina si estás embarazada
Nadar es una actividad física que ayuda a las embarazadas a mejorar la circulación -reduciendo la hinchazón y los edemas-, ganar en flexibilidad y evitar coger peso durante el embarazo.
No obstante, aunque la actividad en sí es positiva, hay que tener cuidado y revisar varios aspectos:
- Los niveles de cloro y pH deben ser los adecuados. Ojo con bañarte en piscinas que no estén vigiladas ni con los valores al regla.
- Cuidado al caminar por zonas húmedas y resbaladizas, algo lamentablemente habitual en los bordes de algunas piscinas. Extrema las precauciones para evitar caerte.
- Tras bañarte en la piscina seca bien la piel y los genitales externos. Pon ropa limpia y seca después.
- Utiliza siempre chanclas de baño para evitar los hongos. Puedes utilizar una clancla cerrada si te resulta más cómoda para evitar tropiezos.
- Elige un bañador o bikini premamá, según te resulte más cómodo.
- Si es una piscina exterior, utiliza siempre protección solar SPF50+ y un sombrero o pamela para evitar la exposición solar directa en las peores horas.
- En piscinas interiores calientes o SPAs, evita los cambios bruscos de temperatura. Evita bañarte en aguas de más de 40ºC. Los chorros mejor para después del embarazo.
¿Es buena idea ir a la piscina a pocas semanas de salir de cuentas?
Hay estudios que aseguran que los baños en las últimas semanas pueden alterar la flora normal vaginal de las mujeres embarazadas, alterando los bacilicos y las bacterias. La alteración de la muscosa puede aumentar el riesgo de pequeños desgarros durante el parto.
Por otro lado, si llegan microorganismos al líquido amniótico podría producirse una infección intrauterina, rotura de la bolsa o incluso parto prematuro. Por eso hay quienes recomiendan evitar la piscina a poco de dar a luz. Simplemente, para protegerse y evitar cualquier pequeño contratiempo.
Normalmente, hasta la semana 37 de embarazo no suele haber problema. Consúltalo con tu médico previamente.
Ejercicios para embarazadas en la piscina
Puedes probar con estos ejercicios:
- Siéntate en el borde de la piscina y muece las piernas dentro del agua. Puedes intercalar ritmos, asegurándote de no pasar de las 140 ppm.
- En el borde de la piscina, cruza las piernas alternando de un lado al otro.
- En el borde de la piscina, apoya bien la espalda contra la pared y levanta una pierna, abrázala y luego haz lo mismo con la otra pierna.
- Camina por la piscina dando pie y realizando zancadas grandes. Mueve también los brazos.
- Coloca un pelota entre las rodillas, aprieta y afloja, sin que se te caiga la pelota.
- Utiliza los churros de la piscina para ponerte sobre ellos y relajarte mientras respiras profundamente.
Estos ejercicios son estupendos para mujeres embarazadas. Puedes hacerlos de forma libre, con cuidado, pero también puedes apuntarte a clases específicas de piscina para embarazadas.
En el caso de ir a la playa, puedes caminar por la arena y bañarte con normalidad, siempre con cuidado evitando resbalar. Es una actividad que sin duda puede venirte genial en todos los aspectos.
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Como ves, estando embarazada puedes ir a la piscina sin problema. Simplemente debes saber que hay un relativo riesgo de contaminación química o bacteriológica y debes tener cuidado, pero nada más. Ante la duda te recomendamos hablarlo con tu médico, para que te recomiende lo mejor según tu caso.
Esperamos que disfrutes de la piscina y de todos sus benedicios, seguro que te sienta genial.