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Manspreading: cómo los hombres invaden mi espacio en el transporte público

por Laura Sutil ,
Manspreading: cómo los hombres invaden mi espacio en el transporte público© Getty

Si esta mañana has ido a trabajar sentada en metro, autobús o tren, es muy posible que hayas experimentado el manspreading. Y lo que es peor, casi seguro que vives con ello varias veces cada día. La pregunta es, ¿por qué algunos hombres tienen esa necesidad de abrir las piernas para ocupar más espacio del que en realidad necesitan?

Allá por 2013 y aunque esto ya venía ocurriendo desde hace mucho tiempo atrás, comenzó a hablarse de Men taking up too much space on the train, que podríamos traducir como "hombres que ocupan demasiado espacio en el transporte público". Lo que empezó siendo una semillita en la plataforma Tumblr acabó convirtiéndose en todo un movimiento de mujeres quejándose por la invasiva postura que adoptaban muchos hombres cuando se sentaban en algún transporte público.

Video por Patricia Álvarez

¿Qué es el manspreading?

Si no sabes exactamente a qué nos referimos, para muestra, un botón. Nos basta con googlear este término anglosajón para encontrarnos con unos cuantos ejemplos de ello. Hombres que se sientan a sus anchas sin tener en cuenta a las personas que tienen al lado, como si tuvieran derecho a ocupar mucho más espacio que los demás. Se produce lo que podríamos denominar como despatarre, es decir, se sientan con las piernas abiertas acaparando los asientos de al lado.

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Manspreading, literalmente 'hombre extendiéndose', llegó a ser finalista a la Palabra del Año del diccionario Collins y con ello, consiguió estar en boca de muchas mujeres. Y es que, al igual que ocurría con el mansplaining o el manterruption, esta forma de invadir espacio en el transporte público es algo que está totalmente normalizado en la sociedad.

Si buscamos el trasfondo de este problema, además de una evidente falta de educación, es una muestra más de la preponderancia con la que se pavonean algunos hombres frente a las mujeres. Eso sí, es necesario remarcar que ni todos los hombres siguen esta práctica ni afecta únicamente a las mujeres porque, obviamente, los hombres que no se explayen en el metro tendrán padecerán también este problema.

Se trata de una postura bastante común: según este estudio realizado en 2016, con una muestra de más de 5000 personas que utilizan el transporte público de forma diaria, alrededor del 26% de los hombres ejercen el manspreading, frente al 5% de las mujeres.

Cómo surgió la concienciación sobre el manspreading

La concienciación sobre el problema del manspreading surgió en Estados Unidos. Una web de noticias de Nueva York acuñó este término para hacer referencia al despatarre masculino diario que se producía en los asientos del transporte público. El problema pronto se hizo viral y la federación de transporte de Nueva York no tardó en lanzar una campaña al respecto contra el manspreading. El objetivo de esta era intentar corregir la postura de sus viajeros para que el espacio de todos fuera respetado.

Pronto la problemático comenzó a debatirse y a crear mucha polémica en otros países del mundo donde también se produce el fenómeno. En Japón se puso en marcha una iniciativa en el transporte público que consistía en poner en el suelo unas huellas que simulaban los pies y sobre las cuales deberían apoyarse los viajeros. Se evitaba así que cada hombre ocupase más espacio del que por pura lógica necesitaría.

En otros países como Turquía un colectivo feminista lanzó una campaña en redes que bajo diversos hashtags buscaba concienciar del problema que también existía en el transporte público del país. El fenómeno también generó mucha repercusión en Australia e, incluso, se produjo controversia pues ABC News entrevistó a un experto que trataba de dar una explicación positiva sobre el manspreading.

Como suele ser habitual con este tipo de temas, también surgieron posturas en contra de las voces que atacaron al manspreading. En Toronto, por ejemplo, surgió un movimiento que tachaba la prohibición del despatarre masculino como sexista, argumentando que el hecho de que los hombres abran sus piernas al sentarse se debe a su biología.

En algunos lugares del mundo optaron por dejar de lado el concepto de que el problema sea solo masculino y elaborar campañas contra el hecho de sentarse con las piernas abiertas, independientemente del género. Es el caso del estado de Pensilvania, que optaron por hacer una campaña en la que se pretendía corregir los malos hábitos de los usuarios, haciendo hincapié en que ningún viajero, fuera del género que fuera debía invadir el asiento de otro. En Seattle, por su parte, utilizaron un pulpo morado con tentáculos en vez de un hombre para indicar la forma incorrecta y correcta de sentarse en el transporte público.

La campaña contra el manspreading que se llevó a cabo en Madrid en 2017

En España, por su parte, la Empresa Municipal de Transportes de Madrid también tomó cartas para frenar el asunto carteles con una figura de una persona en rojo sentada con las piernas abiertas ocupando su asiento y el de al lado. Esta se acompañaba con una X en rojo que dejaba claro que era un hábito no aceptable, al igual que fumar o ocupar un asiento cuando hay personas en el metro, tren o autobús que lo necesitan más.

Esta campaña se inspiró en una petición que creó un colectivo de derechos de la mujer llamado Microrrelatos Feministas, que consiguió más de 13.000 firmas. En él se aludía al hecho de que todos los medios de transporte llevaban carteles con indicaciones de que es importante ceder el asiento a embarazadas, niños o personas con discapacidad, pero no hay que no hay que sentarse ocupando el asiento de al lado. Por lógica, se podría pensar que esto es una cuestión de educación que no es necesario advertir, pero en la petición dejaban claro que esto no era así. "...pero hay algo en lo que no han caído y que nos afecta a todas prácticamente cada día que montamos en el transporte público: el manspreading", señalaban.

"No es difícil ver a las mujeres con las piernas cerradas y muy incómodas porque hay un hombre a su lado que está invadiendo su espacio. No es cuestión de mala educación sino de que igual que a las mujeres nos han enseñado a sentarnos con las piernas muy juntas (como si tuviéramos que sujetar algo entre nuestras rodillas) a los hombres les han transmitido una idea de jerarquía y de territorialidad, como si el espacio les perteneciese", continuan. La petición se hizo popular y en junio de 2017 se implementaron los nuevos paneles en el interior de autobuses para promover un uso cívico del transporte público que incluía la imagen ya mencionada.

No tenemos muy claro si todas estas iniciativas han tenido alguna repercusión práctica pero, al menos, se ha puesto voz a una cuestión que todas vivimos en nuestro día a día.

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