Con frecuencia, a causa del estrés, las jornadas laborales demasiado largas, la falta de tiempo o la ansiedad que nos generan las preocupaciones diarias, no descansamos tanto como deberíamos. Y es que dormir bien no consiste solo en dormir suficientes horas –los expertos recomiendan un descanso de entre 7 y 8 horas diarias– sino, ademas, que durante estas horas disfrutemos de un sueño de calidad.
Un buen descanso es clave para que nuestros tejidos se regeneren, para tener energía durante el día, para que nuestro cerebro asimile y consolide lo que hemos aprendido y para que nuestro corazón descanse. Por eso, si no dormimos lo suficiente o nuestro sueño no es de calidad, nuestros sistemas reproductivo, inmunológico y cardiovascular se resiente, lo que, en definitiva, provoca que envejezcamos más rápido.
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