Según la última encuesta realizada por La Nau de la Universitat de València, las mujeres viven atemorizadas por su condición de ser mujer. Quizá resulta un poco duro dicho así pero los datos que han revelado la encuesta delantan la grave situación que sufrimos en la actualidad.
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Un 53% de las mujeres de la Unión Europea (UE) procuran evitar ciertos lugares o situaciones por miedo a ser víctimas de agresiones sexuales o físicas. Albin Dearing, director de Programas de la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE, ha sido el encargado de analizar los resultados de la macro-encuesta, elaborada por dicho organismo, con el fin de estudiar el problema de la violencia de género en Europa, dando respuesta a la petición realizada por parte del Parlamento Europeo en referencia a este tema.
La participación de dicha encuesta ha sido de 42.000 mujeres pertenecientes a los 28 estados miembros de la UE, con una media de 1.500 entrevistas en cada país. Los resultados son los representativos de mujeres de entre 18 y 74 años, a quienes se les hicieron preguntas sobre violencia de género, física, sexual, psicológica así como la victimización durante la infancia, acoso sexual e incluso la utilización de nuevos medios como Internet para llevar a cabo este tipo de práticas. Todas las conclusiones extraídas de este estudio servirán de respaldo para aquellos responsables de formulación de políticas para abordar el problema de la violencia contra mujeres en la UE.
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Unos datos reveladores
La encuesta refleja datos que nos dan una visión general de lo qué está pasando en Europa respecto al problema de la violencia contra la mujer. El 18% de las mujeres ha sido objeto de violencia a partir de los 15 años. Un 5% de las mujeres lo habían experimentado tan solo 12 meses antes a la encuesta, y 1 de cada 20 mujeres ha sido violada desde los 15 años. Unos datos aterradores que no acaban aquí y es que si nos fijamos en ellos con detenimiento se puede concluir que el alcance de la violación puede superar holgadamente el 5% de las mujeres. Una terrible situación que parece mentira que siga ocurriendo en países desarrollados de la Unión Europea. ¿Qué deben hacer las fuerzas políticas para acabar con ello? ¿Dónde está la raíz del problema?
