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Listeriosis y embarazo

por Elena Bonet ,
Listeriosis y embarazo© Jupiter

Listeriosis y embarazo

¿Qué es la listeriosis?
Es una enfermedad provocada por la bacteria Listeria monocytogenes que se encuentra en alimentos como la leche cruda, algunos quesos fabricados con este tipo de leche, la carne cruda y el marisco. A menudo, dicha infección pasa por el afectado sin pena ni gloria. No sucede lo mismo cuando hablamos de personas inmunodeprimidas, como las mujeres embarazadas, personas mayores o enfermas y recién nacidos.

¿Cuáles son los síntomas de la listeriosis?
Se manifiesta mediante signos de rinofaringitis con fiebre y puede evolucionar con gravedad hacia una meningitis o encefalitis en personas vulnerables. Para poder establecer un diagnóstico hay que aislar la bacteria mediante cultivos de sangre u orina (hemocultivos). Y para combatirla habrá que recurrir a los antibióticos, que cuanto antes se tomen, más eficaces serán.

La listeriosis en la mujer embarazada
En las mujeres encinta, la infección puede pasar desapercibida o reducirse a unas décimas de fiebre Sin embargo, detrás de este aspecto benigno en la madre se esconden unas posibles consecuencias gravísimas para el bebé. La listeria puede llegar a provocar una septicemia del feto y un desprendimiento del útero, un parto prematuro o una infección en el recién nacido consistente en una alteración respiratoria, signos cutáneos o neurológicos.
De ahí que las mujeres embarazadas que presenten fiebre superior a los 38° C deban consultar al médico. Se les realizará de forma sistemática un hemocultivo para buscar la bacteria en la sangre y se le prescribirán antibióticos hasta 48 h después de la desaparición de la fiebre. En el caso de que se demuestre una infección, el tratamiento se mantendrá durante todo el embarazo.

Precauciones
La futura mamá debe adoptar una buena higiene alimentaria y seguir las siguientes recomendaciones habituales:
>No consumir leche cruda ni productos a base de este tipo de leche, así como la piel del queso.
>No consumir charcutería congelada, paté, foie-gras, chicharrones, pescado ahumado, surimi, tarama, marisco crudo, etc.
>Es preferible consumir charcutería envasada, que cortada al momento. La envasada hay que consumirla con rapidez una vez se abra el paquete.
>Cocinar bien los alimentos crudos de origen animal (tocino, carne, pescado, etc.).
>Lavar minuciosamente la verdura cruda y las planta aromáticas.

Tampoco hay que olvidar las normas de higiene habituales:
>Recalentar siempre a 100° C la comida y las sobras para acabar con el germen.
>Lavarse bien las manos y limpiar los utensilios de cocina después de manipular alimentos crudos.
>Limpiar la nevera dos veces al mes y desinfectarla con agua con lejía. La temperatura del interior debe rodear los 4° C.

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Elena Bonet
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