El artista pretende, con esta exposición, poner en tela de juicio uno de los grandes interrogantes del mundo árabo musulmán: el sentido del burka. Y qué mejor manera de poner sobre la mesa, no sólo la inutilidad sino también la incomodidad de este velo completo que tantas mujeres tienen que llevar por imposición cada día, que obligando a las personas a experimentar en su propia piel cómo se ve el mundo, concretamente el arte, desde dentro de un burka.
De acuerdo con informaciones dadas en elmundo.es, el público reconoce de forma unánime que resulta verdaderamente complicado apreciar las obras expuestas. Desde dentro del burka el visitante se desorienta con facilidad, a veces le cuesta encontrar el camino hacia las obras de arte y, lo más importante, le resulta imposible ver algunas de ellas de un sólo golpe de vista, por lo que no puede apreciarlas en su conjunto.
La comisaria de la muestra, Sara Stehr, declaró en Info Radio que, "en general, el público ha comprendido el sentido de la petición y acceden sin problemas". De hecho, según dijo, tan solo 2 personas se han negado a ponerse el burka para entrar. Sin embargo, la exposición también está generando cierta polémica: "nos está costando, ya, llamadas de atención de varias asociaciones islámicas", confesó.
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