En muchas ocasiones no tiene por qué estar relacionado con crisis, ni infidelidades, ni grandes conflictos. Desde fuera, todo parece estar bien: respeto, cariño, estabilidad... Y, sin embargo, algunas mujeres deciden dejar a sus parejas.
En una columna publicada en YourTango, la coach Mitzi Bockmann analiza los puntos en común entre estas separaciones: cinco silencios invisibles, pero destructivos, que van afectando negativamente a la relación poco a poco. Estas son las verdaderas razones por las que muchas mujeres deciden plantarse en su relación. ¡No te las pierdas!
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¿Por qué algunas mujeres dejan a su pareja después de los 40?
1. Hay una desconexión emocional evidente
Cuando las emociones dejan de estar en el aire, la relación se apaga. Muchas mujeres quieren hablar, compartir, comprender bien lo que están sintiendo. Pero del otro lado, su pareja evita el tema o tiende a 'quitarle hierro'. Con el tiempo, ellas dejan de sentirse vistas o escuchadas.
2. Ya no existe ningún tipo de comunicación
No es cuestión de que dejen de hablarse, es que ya no se entienden. Uno habla de sueños, el otro responde con frases vacías. Poco a poco, las conversaciones se reducen a la logística del día a día. El corazón del vínculo deja de latir.
3. Ritmos de vida que ya no tienen nada que ver
Cuando se llega a los 40, algunas mujeres sienten el deseo de querer reinventarse: viajar, cambiar de carrera, buscar nuevos retos. Si su pareja sigue anclada en la rutina, la distancia crece. Ella avanza... Pero él no.
4. No rotundo a pedir ayuda cuando las cosas van mal
Cuando una mujer propone ir a terapia o buscar apoyo externo, su pareja a menudo se niega por orgullo o por miedo. Ella quiere salvar la relación; él no quiere “hacer un drama”. El resultado: las tensiones siguen estando ahí y el desgaste emocional aumenta.
5. Sueños que ya no son compartidos
Ella quiere descubrir el mundo, él prefiere quedarse en su zona de confort. Ella sueña con nuevos proyectos, él con disfrutar de la tranquilidad. Sus intereses se separan, y sin un futuro compartido, mantenerse juntos se vuelve cada vez más difícil.
Ante esta situación, Mitzi Bockmann insiste en que algunas mujeres no se van por egoísmo, ni por un impulso, ni porque quieran rehacer su vida con otro. Se van porque ya no se reconocen en su relación. Han intentado adaptarse, mantener la armonía, pensar en la familia, en lo que los demás esperan de ellas. Pero con el paso de los años, se han ido apagando.
En muchas ocasiones, ya no se sienten apoyadas, ni vistas, ni nutridas emocionalmente. Y ese vacío, ya no quieren cargarlo solas. Irse, a veces, es la única forma de volver a elegirse a sí mismas. Es decir "no" a la resignación, y "sí" a una vida más auténtica con quienes son hoy. "Se van porque no quieren apagarse", escribe Bockmann. Y muchas veces, irse no significa huir. Significa avanzar.