Que los hijos suelen ser el vivo reflejo de sus padres ya lo sabemos -el adn no suele andarse con tonterías- pero ahora, además, podemos verlo de una forma gráfica y meridianamente clara a través del experimento que la web británica Mail Online ha creado para demostrar que los parecidos son aún más evidentes de lo que nos imaginamos.
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La idea era tomar diversas fotografías de madres e hijas que estuviesen igualmente maquilladas y vestidas para, después, mezclar las imágenes en un mismo rostro y poder comparar las similitudes con claridad.
Con las primeras pruebas llegaron las sorpresas, sobretodo, para las hijas. Todas pensaban que se parecían menos a sus madres de lo que en realidad resultaba ser. En el caso de las madres, todas afirmaban que el parecido entre ellas y sus hijas era enorme pese a que no imaginaban que fuese tan evidente.
Clemmie: «Heredé los ojos y la sonrisa de mi mamá. Sin embargo, probablemente el regalo más grande que me dio es la actitud positiva hacia mi aspecto físico».
Frances: «Hasta el día de hoy nunca había pensado que me parezco tanto a Tineka. Para mis ojos, ella es mucho más bella que yo».