Sí, es cierto que la felicidad no se mide en cifras, sino en momentos. Hay personas que se empeñan en repetirnos aquello de "Verás cuando llegues a mi edad..." o eso de "¡Quién pillara tus años!". Pero lo cierto es que no son más que frases pronunciadas por un impulso nostálgico, como si el tiempo pasado siempre tuviese que ser el mejor. Estamos cansadas de escuchar aquello de que los 30 son los nuevos 20, de que a los 40 es cuando realmente aprendemos a disfrutar de la vida, de que los 50 suponen una oportunidad para reinventarse...
Por suerte, la ciencia ha intervenido para intentar poner un poco de orden entre tanta sabiduría popular. Según un estudio realizado por la London School of Economics and Social Science, existen dos edades en las que las posibilidades de ser más felices destacan: los 23 y los 69 años.
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A esta conclusión llegaron los investigadores después de comparar las edades de más de 23.000 participantes entre 17 y 85 años. A todos ellos se les preguntó cuán felices esperaban ser después de cinco años y, transcurrido este lustro, se les volvió a preguntar por su grado de felicidad.
Después de comparar las respuestas y hacer una medida de las edades, se llegó a una conclusión: las expectativas tenían mucho que ver con la felicidad. Por ejemplo, en el estudio, los más jóvenes esperaban futuros brillantes aunque con la edad tuviera que disminuir su bienestar y, por su parte, las personas de edad más avanzada predecían que su felicidad disminuiría. Los primeros sobrestimaban su futura felicidad y los segundos la infravaloraban.
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De acuerdo al estudio, la felicidad tiende a seguir una curva en forma de U que va desde los 20 hasta los 70 años, siendo el pico más alto los 23 y los 69. Eso sí, estimaciones al margen, debemos recalcar que la felicidad individual de cada persona no se puede medir, pues depende de infinidad de cosas que no siempre quedan al alcance de la ciencia.
