Tom vive en casa, junto a su esposa y, según cuentan, son aparentemente felices. Hasta aquí todo normal, si no fuese por un pequeño matiz: Tom pasa sus días vestido de perro dálmata. Literalmente. Pero no solo eso, también ha adquirido los comportamientos más característicos de la especie, come, anda en manada y una de sus mayores pasiones es jugar con objetos ruidosos o recuperar pelotas y palos.
Gracias al último programa que triunfa y está levantando polémica -a partes iguales- en el canal de televisión inglés Channel 4, podemos descubrir que Tom no es ni mucho menos el único con estas "controvertidas" aficiones y que más de 10.000 humanos han decidido dejar de actuar como personas para explorar sus instintos más primarios como canes.
© Youtube / Channel 4
Pero volviendo al protagonista de la historia, todo comenzó a partir de un concurso de disfraces al que Tom acudió vestido de perro. Tras aquella noche de disfrute y diversión, descubrió que ese estilo de vida le hacía feliz: "Cuando estás disfrazado no tienes que preocuparte por el dinero, la comida, o el trabajo. Es sólo la oportunidad de disfrutar de la compañía de los demás en un nivel muy simple”, afirma Tom, que trabaja como ingeniero en un teatro.
"Desde que era joven tuve la costumbre de vestir prendas ceñidas, de licra o latex. En su momento me costó una ruptura sentimental ya que mi pareja de aquel entonces descubrió que mantenía una relación con otro hombre que representaba el papel de dueño".
Aún así, y a pesar de lo que le ha costado continuar con esta forma de vida, Tom asegura que todos esto se trata de algo más que de trajes, "se trata de mi derecho a comportarme de manera natural e incluso hasta primitiva".
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