Bañarse en agua mineral, comer sólo animales que se reproduzcan de una forma higiénica o que sus sábanas estén hechas con 250 hilos, son parte de las exigencias de estos famosos que al llegar a los hoteles o camerinos no dudan en exigir que todo se adapte a su particular gusto. La siempre discreta Britney Spears, por ejemplo, pidió al llegar al hotel después de una actuación nada más y nada menos que una cámara hiperbárica de oxígeno. La pobre Brit no quería descuidar su garganta. Y todo el mundo recuerda cuando una Nicole Kidman aún casada con Tom Cruise pidió que nadie en el set de rodaje le mirara a los ojos a su marido. Nunca se sabe qué puede ocurrir cuando una celebrity llega a un lugar. Desde la caravana hasta el escenario, sus necesidades siempre se salen de lo común.
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