Al llegar a casa del mercado o del súper, mucha gente tiene la costumbre de lavar las fresas nada más comprarlas. Parece lógico, incluso higiénico. Pero es justo eso lo que acelera su deterioro.
¿La razón? Esta fruta es muy delicada y no tolera bien la humedad. El exceso de agua, incluso si se guardan en la nevera después, favorece la aparición de moho y hace que pierdan frescura mucho antes de lo deseado.
Cómo conservar las fresas correctamente
Si quieres que tus fresas aguanten varios días en buen estado para que puedas disfrutar de todos sus beneficios, ten en cuenta estos consejos básicos:
- No las laves hasta el momento de comerlas. Mantenlas secas el máximo tiempo posible.
- Guárdalas en un recipiente con ventilación, como una caja perforada o un táper sin cerrar completamente.
- Coloca papel de cocina en el fondo para absorber la humedad.
- Revisa la fruta cada día y retira cualquier fresa dañada: una sola puede hacer que se estropeen todas.
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¿Y si quiero guardarlas por más tiempo?
Congelar las fresas es una excelente idea si has comprado mucha cantidad o no vas a consumirlas de inmediato. Para hacerlo correctamente:
- Elige fresas maduras, sin golpes ni zonas blandas.
- Lávalas con agua fría y sécalas muy bien con papel absorbente.
- Retira las hojas (puedes usar un cuchillo pequeño o una pajita).
- Colócalas en una bandeja, bien separadas entre sí, y mételas al congelador por unas horas.
- Una vez estén congeladas, pásalas a una bolsa con cierre hermético o un recipiente adecuado.
Así podrás usarlas cuando quieras para todo tipo de recetas con fresas en batidos, postres, coulis o mermeladas, manteniendo gran parte de su sabor y textura.