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Dejar de sentirse culpable

por Elena Bonet ,
Dejar de sentirse culpable

El sentimiento de culpabilidad: un tema que aún permanece en el centro del psicoanálisis. Todos nos sentimos, en un momento u otro, culpable de alguna cosa, en mayor o menor grado. ¿Por qué este sentimiento? ¿Podemos escaparnos de él? ¿Cómo no volver a sentir el peso de la culpabilidad? Algunas respuestas.

Las dos caras de la culpabilidad
> Sentirse culpable es normal en la medida en que se trata de una “culpabilidad sana”: sin este sentimiento, ¡simplemente estaríamos privados de conciencia moral! Es un sentimiento que puede tratarse de culpabilidad empática: se pone en el lugar de los demás y de lo que ellos sienten, y se busca eventualmente hacerse perdonar.
> Cuando la culpabilidad se vuelve un hándicap que paraliza todas las acciones cotidianas, se habla de culpabilidad devastadora. Es difícil encontrar una causa racional para este tipo de culpabilidad. A largo plazo, puede convertirse en un verdadero freno a los placeres y los deseos.

Las diferentes formas de culpabilidad patológicas
> Un hecho antiguo que no se digiere: nos arrepentimos de un acto que cometimos hace tiempo. Se trata de conseguir reconciliarse con uno mismo y, a veces, también con alguien.
> La culpabilidad a diario: se deriva de los mínimos hechos y gestos corrientes y puede fácilmente arruinar la vida del quien la sufre. Por ejemplo, echar de menos cada día haber dicho o hecho tal o cual cosa, haber podido herir a alguien por tal palabra... Nos sentimos constantemente culpables en nuestra relación para con los demás.
> La culpabilidad anticipativa: nos impedimos actuar o hablar por miedo a molestar a fulanito o menganito, o sentirse culpable de algo.
> Nos reprochamos sin cesar un hecho del que no somos en absoluto culpables: es el caso del niño que se siente responsable del divorcio de sus padres; o de la mujer que se siente culpable de haber abortado... Al final, algunas personas se sienten culpables ¡incluso de existir!
A saber > El sentimiento de culpabilidad a veces puede tener una función benéfica: ayudar a combatir un sentimiento de impotencia retomando cierto control de los acontecimientos, en el caso de una agresión sexual, por ejemplo.

Aprender a quitarse el sentimiento de culpa
Para desarrollarse con total serenidad, hay que saber liberarse del sentimiento de culpa. Para ello, aquí tienes algunos consejos:
> En primer lugar, no dudes en hablarlo, a expresar tus temores.
> En el caso de un acto verdaderamente reprensible por la ley (por ejemplo: has atropellado a un peatón con el coche pero no te has parado). La única solución es entonces encontrar a la víctima y explicarle tu comportamiento. O entregarse uno mismo a la policía para aliviar tu conciencia.
> Aprender a ser modesto. Nuestras culpabilidades a menudo son desproporcionadas. Incluso hay culpabilidades que podríamos llamar orgullosas, ¡un poco como si estuviéramos convencidas de que el mundo gira en torno a nosotras!
> Intentar identificar serenamente las razones que nos sumergen en la culpabilidad con el fin de liberarse lo más rápido posible de estos sentimientos negativos. Además, los que se sienten demasiado culpables pueden hacerse fácilmente culpabilizables por su entorno.
> Tomar conciencia de los valores religiosos y morales de la sociedad que erigen permanentemente un ideal difícil de alcanzar, e incluso insoportable. Partiendo de aquí, ¡todos somos culpables a la fuerza de nuestras perezas y debilidades cotidianas!
> ¡Liberarse de toda noción de culpabilidad es imposible! El mayor criminal puede no experimentar ni una pizca de remordimiento por sus malas acciones, y sentirse en cambio muy mal por haber entristeciido a su madre, por ejemplo.

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Cada uno tiene sus propias responsabilidades
> Hay que aceptar el hecho de que no se es responsable de la desgracia de los demás, ¡al menos no totalmente! A decir verdad, no somos responsables más que de nuestros propios actos, pensamientos y palabras. Sin esta toma de conciencia, podemos fácilmente encerrar al otro en un papel de víctima. En una palabra, ¡acepta no poder controlarlo todo!
> Lo más importante consiste sin duda en poder perdonarse. Aunque pueda parecer fácil de decir: “pago mi falta ya que sufro”, verdaderamente no es la actitud que hay que adoptar, porque nos consideramos entonces como demasiado malvadas. ¡El objetivo es autorizarse a vivir de nuevo como un ser libre!

Ver también:
>
Test: ¿Tienes tendencia a culpabilizarte?
> Trucos para tener confianza en uno mismo

Elena Bonet
Durante los últimos 20 años, la prioridad de Enfemenino consiste en amplificar las voces de las mujeres. A través de nuestros contenidos, vídeos y eventos, queremos animar a nuestras comunidades …
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