La fuerza de la gravedad es una de las características de nuestro planeta que lo hacen habitable. Sin embargo, como todo en la vida, también tiene su parte negativa, pues todo, incluido nuestro rostro, acaba cayendo en sus redes.
Por suerte, aunque no podemos luchar contra la gravedad, sí que podemos retrasar sus efectos en nuestra piel y ayudarla a mantenerse joven por más tiempo y recuperar la firmeza perdida. ¿Cómo? Gracias a estos dos importantes descubrimientos científicos aplicados al campo de la belleza.
Las cavidades subdérmicas
Con el paso de los años, la estructura de la dermis ya no se comporta igual que la de una piel joven, pues empiezan a formarse en ella unas pequeñas bolsas llamadas cavidades subdérmicas. Estas cavidades se rellenan con grasa subcutánea, de mucha menor densidad y firmeza que la estructura normal de la piel, por lo que esta pierde su función de sujeción, y deja así de funcionar como sustento de las capas más externas. Esto, unido al efecto de la gravedad, produce la flacidez del rostro.
Así, a partir de los 40 podemos empezar a notar que nuestra piel pierde firmeza, que el óvalo facial se desdibuja y que nuestro rostro ha perdido definición y elasticidad. Para evitarlo, la única solución es que los fibroblastos (las células encargadas de producir colágeno y elastina) mejoren su función, que se va perdiendo con los años, y proporcionen a la dermis una mejor densidad y firmeza. ¿Cómo se consigue? Gracias al siguiente descubrimiento.
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