La sociedad actual se centra en la delgadez, la alimentación sana y todo lo relacionado con la salud en general. En los medios de comunicación y en las redes sociales los cuerpos perfectos se muestran sin moderación casi hasta el punto de llegar a una "sobredosis". Así, no es de extrañar que alguna persona puede verse sumergida en esta espiral tóxica del culto al cuerpo por encima de todo.
Para cumplir con los estándares cada vez más exigentes de belleza y/o los dictados de la práctica deportiva, algunas personas tienden a llevar las cosas al extremo. La actividad física ya no es un simple momento de placer o desconexión, o una forma de mejorar tu salud, sino que se convierte en una obsesión.
¿Cómo te conviertes en un adicto al deporte? ¿Cuáles son los trastornos físicos y psicológicos asociados con la vigorexia? ¿Cómo salimos de esto cuando afecta nuestra vida familiar?
¿Qué es la vigorexia?
Literalmente, el término vigorexia se refiere al deseo de aumentar el volumen de masa muscular. Esta afección es más común en personas que participan disciplinas como el culturismo o el levantamiento de pesas. Sin embargo, normalmente la vigorexia no viene sola, ya que suele ir acompañada de dismorfofobia muscular. Este síndrome se caracteriza por una obsesión con un defecto físico imaginario. La persona que lo padece percibe este defecto de una manera totalmente desproporcionada.
En la práctica, una persona vigoréxica estará obsesionada con su cuerpo y hará todo lo posible para desarrollar músculo, para lograr el cuerpo perfecto con el que sueña, ya para ello practicará deporte de forma intensiva, excesiva y obsesiva. Esto puede tener implicaciones significativas para la salud, ya que a menudo consumen anabólicos esteroides y proteínas para ganar masa muscular, además de llevar una dieta estricta y muy restrictiva.
La vigorexia es, por tanto, una patología del deporte, pero afecta sobre todo a la autoimagen. Estamos hablando de una patología narcisista.
¿Cuáles son los trastornos y síntomas asociados con la vigorexia?
Ser vigoréxico es querer moldear tu cuerpo a toda costa, sin cesar, con el único objetivo de obtener un cuerpo perfecto. Es una verdadera obsesión. También es una patología que afecta la autoestima. A diario, tiene muchas repercusiones en la vida privada y profesional.
Un persona vigoréxica a menudo tiene una imagen distorsionada de sí mismo. Sufre de pensamientos destructivos y puede comportarse de manera desproporcionada. Esto a menudo genera aislamiento creado por la pérdida de vida social.
Como regla general, una persona con vigorexia sacrifica todo por su actividad deportiva, como para llenar un vacío. Además, este trastorno también es sinónimo de irritabilidad cuando la persona no puede hacer todos los ejercicios físicos que necesita.
¿Qué hacer?
La vigorexia es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque afecta principalmente a atletas, puede darse en cualquier persona, ya sea hombre o mujer. Como medida preventiva, es importante que los entrenadores que trabajan en entornos deportivos sean conscientes de esta condición. Fuera de este marco, hay que tener en cuenta que la vigorexia se puede curar acudiendo a un psicólogo.
El tratamiento de la dismorfofobia en particular se puede hacer a través de dos terapias:
- Psicoterapia cognitivo-conductual (TCC) que permite a los vigoréxicos tomar conciencia de que la perfección no existe.
- Terapia de aceptación y compromiso (ACT), que se centra en la aceptación: aprendemos a vivir con lo que nos parece un defecto, y al mismo tiempo nos centramos en nuestras cualidades.
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