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Una vuelta a una rutina feliz es posible: ¡toma nota de nuestros consejos!

por El equipo editorial ,
Una vuelta a una rutina feliz es posible: ¡toma nota de nuestros consejos!© iStock

Volver de las vacaciones a nuestra vida diaria nos da escalofríos. Esto es una realidad conocida por todas, así que en lugar de lamentarnos vamos a dedicarnos a sacarle el máximo partido y afrontarla llena de ganas y con una sonrisa puesta. ¡Te contamos nuestros mejores secretos!

Para la mayoría de mujeres, el temido mes de septiembre es como un huracán del que, en cuanto te recuperas, ya tienes el pavo de navidad dando vueltas en el horno y la casa llena de cuñadísimas encantadoras. ¡Pero vayamos por partes!

No nos engañemos, nos encantan las vacaciones porque no tenemos obligaciones, ni horarios, ni reuniones, ni extra escolares… Además, la mayoría hemos intentado ahorrar durante el invierno para poder estar unas semanas sin trabajar.

¡Oh la dolce vita! Después de muchos años de enfurruñamiento personal: “a mí nadie me ha preguntado si quería volver” le decía yo a mis pobrecitos padres al llegar a la puerta de casa y sin salir del coche, ahora he encontrado una especie de santo grial.

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Mi santo grial para volver con ganas a la rutina

Me pregunto “Por qué”.

Fíjate que el “¿por qué lo voy a hacer?” es mucho más importante que el “cómo lo voy a hacer”. Si sabes responder al “por qué” y la respuesta te gusta, es facilísimo. El “cómo” da igual, ya encontrarás la manera. Pero lo realmente importante es que puedas contestar por qué vuelves a casa, por qué vuelves a estar sentada delante del ordenador en la oficina, por qué razón te levantas cada mañana y estás donde estás.

Cuando contestas esas preguntas y te sientes en paz contigo misma, realizada con un trabajo que te llena y una familia estupenda, aunque te dé pereza, ahí estarás otro año al pie del cañón. El problema es cuando tenemos trabajos nutricios que nada tienen que ver con nuestros estudios o nuestra vocación, o una familia que nunca esperaste que fuese como es en la realidad.

Pasos para transformar tu realidad

Tu cerebro es un músculo, así que vamos a entrenarlo para que volver a tu vida sea más fácil:

Si la vuelta a la rutina hace que te salga urticaria por todo el cuerpo y tienes palpitaciones, es el momento de pararse y revisar. Cuando el cuerpo y la mente no están sincronizados con el corazón, tu vida es un infierno, así que tienes que encontrar la razón por la que toda tú estás deseando escapar.

Una vez sepas por qué te cuesta tanto volver, haz una lista de las opciones que tienes a corto, a medio y a largo plazo. Es decir, si es porque el trabajo no te gusta, en vez de irte corriendo, quédate, pero con la ilusión de ir buscando o estudiando algo nuevo que te permita cambiar hacia otro empleo que te llene más.

No hace falta que se lo digas a nadie. A los demás les asustan los cambios, y los amigos o la familia son expertos en hacer esa pregunta para la que no tenemos respuesta “¿Y qué más quieres?” El día en que me atreví contestar a esa pregunta dije “lo quiero todo” y dejé colgado mi compromiso de boda y me mudé a otro país. Guarda tu respuesta hasta que estés preparada para decirla en voz alta y para que así nadie pueda influir en tu decisión de cambiar.

Ten la ilusión de crear un nuevo ambiente en tu casa. Hay ilusiones caras e ilusiones baratas. Y las imposibles, como las Maldivas 6 estrellas y el cashmere, claro. Cambia la decoración, el aire de tu casa. Si te encanta la playa, decora tu casa con cosas que te la recuerden, recicla muebles tuyos o de un mercadillo, píntalos o restáuralos, compra unas fundas nuevas para el sofá y manteles nuevos para la mesa.

Compra postales con mensajes que te inspiren o posters gigantes para las paredes, o imprime algunas fotos de los momentos más felices de tu vida y cuélgalas por la casa. Te animarán a volver a quedar con esos amigos de la foto, a ahorrar para volver a ese sitio de vacaciones.

Sé realista y agradecida. Ya sé que es muy manido eso de que otras personas están en peores circunstancias que tú, pero es que es verdad. Cuando vuelvo del hospital o de alguna misión quiropráctica, no paro de dar gracias por tener un techo, un enchufe, un grifo del que sale agua caliente, un trabajo o el hecho de que estemos todos sanos.

Busca un refugio en tu mente. Cuando estés triste o desanimada porque hasta para cambiar necesitas energía y voluntad, cierra los ojos y vuelve a ese lugar donde estabas tan bien. Mírate allí. Siente lo que sentías. Respira y vuelve a abrir los ojos. Te ayudará.

Volver es una palabra que asusta, porque la asociamos a que nada cambia, pero eso no es cierto. Uno vuelve con los ojos llenos de otros paisajes, con el estómago repleto de otros sabores, con amigos nuevos... Todo eso puedes seguir haciéndolo en casa al volver.

Mantente activa, energética, saludable. Busca a un quiropráctico que te ayude con sus ajustes.

Sé aventurera, ve a tu trabajo recorriendo otros caminos, toma café o come en otro sitio o en otro banco en un parque distinto.

Levántate pronto y siéntete presente. Medita. Canta. Interésate por algo nuevo.

Cambia de supermercado, cocina cosas nuevas.

Atrévete a estar siempre de vacaciones mentales, así nunca tendrás que volver a nada, porque siempre estarás bien donde quiera que estés. Para ello, sólo tienes que contestar todos tus “por qué hago lo que hago o estoy donde estoy”

¡Esa es la clave de la motivación!

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Articulo elaborado en colaboración con Roser de Tienda, doctora quiropráctica con especialidad en salud de la mujer y los niños.

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