Repetir a diario las mismas pautas en sus actividades más importantes, como comidas, cenas, baños y horarios de juego y paseo ofrece seguridad a los más pequeños. Pueden anticiparse a lo que va a suceder y, de esta manera, se sienten tranquilos. Para los padres también es muy útil, porque nos permite organizarnos mejor y disponer de algo de tiempo libre al final de cada jornada, tiempo “solo para adultos” para charlar o ver una serie.
¡Con un poco de esfuerzo y altas dosis de organización podemos conseguirlo! Rita Alonso Pablos, fundadora de www.dommuss.com , una app para organizarte en familia, nos da algunas claves para lograrlo:
1. Establecer una secuencia de actividades
Para que los niños vayan interiorizando las rutinas es importante seguir, siempre que se pueda, la misma secuencia. Es decir, empezar por el baño, ponerse el pijama, cenar, un rato de juego tranquilo con los papás (pintar, hacer puzles), lavarse los dientes, leer algún cuento, tomar el biberón y a dormir.
Así los niños cuando empiecen con el baño, que es el primer paso de la rutina, ya saben que se trata del inicio de la rutina previa al sueño.
2. Intentar mantener horarios
No se trata de cumplirlos a la décima de segundo, pero sí de intentar en la medida de lo posible cumplir unos tiempos. Que el baño suela empezar entre 19:00 y 19:30 y el momento de ir a la cama entre 20:30 y 21:00, por ejemplo. Estos horarios se pueden adaptar en función de las circunstancias o de la época del año (en verano, con la luz que hay, es muy difícil dormir a los niños antes de las 21:00).
3. Relaja el ambiente
Cuando empieza la rutina de noche es mejor estar tranquilos. No jugar al pilla-pilla o hacer actividades que impliquen gritar, correr y alterarse. Es bueno mantener las luces bajas, poner música tranquila, leer… Así los niños se irán tranquilizando poco a poco de cara a poder conciliar mejor el sueño.
4. Intentar ceñirnos todos a las mismas rutinas
Es decir, que los padres, de alguna forma, también sigan las rutinas. No quiere decir que nos tengamos que ir a la cama a la misma hora. Pero si cuando queremos que se duerman los niños el resto de la casa está en plena actividad, va a resultar más difícil que se convencerlos para que se metan en la cama. Si se puede, es bueno cenar a la misma hora (además así nos acostaremos con la digestión bien hecha), o ponernos el pijama o la ropa cómoda de andar por casa cuando les leamos los cuentos, aunque no nos vayamos a dormir, o bien lavarnos los dientes con ellos, etc.
Artículo elaborado en colaboración con Rita Alonso Pablos, fundadora de www.dommuss.com.
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