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Alimentos biológicos

por Elena Bonet ,
Alimentos biológicos

La agricultura biológica va viento en popa y a toda vela. Que es mejor para el medio ambiente lo sabemos todos pero... ¿y para nuestra salud? Te ponemos al día sobre un fenómeno social en plena expansión.

¿Qué son los alimentos biológicos?
Sólo se pueden clasificar como “bio” los alimentos y productos que posean el logo AB y que cumplan la estricta normativa europea. Esta certificación garantiza que la producción del alimento en cuestión se lleva a cabo mediante prácticas de cultivo y crianza concienciadas y respetuosas con el medio ambiente y la salud humana y animal.
Las frutas, las verduras y los cereales se cultivan con semillas que no han sido genéticamente modificadas ni cultivadas con pesticidas o abonos químicos. La agricultura bio también opta por métodos de producción artesanal, más naturales: rotación de cultivos, reciclaje de las materias orgánicas, respeto de las estaciones, etc.
La carne, el pescado, los huevos y la leche son fruto de crianzas en las cuales el uso de hormonas para el crecimiento y harinas animales no biológicas está totalmente prohibido. Además, los antibióticos se utilizan sólo en determinadas ocasiones y los animales deben disponer del espacio suficiente para vivir de un modo decente. En cuanto a los productos bios transformados (lácteos, galletas, platos preparados) la normativa impone que estén elaborados por lo menos con un 95 % de productos procedentes de la agricultura biológica. No contienen ni organismos genéticamente modificados ni productos químicos, aditivos alimenticios ni conservantes.

Las ventajas de una alimentación bio
Los productos biológicos, cada vez más demandados, ofrecen garantías interesantes:
-El respeto por el medio ambiente natural y animal. La agricultura biológica es uno de los eslabones más fuertes del desarrollo sostenible. Contribuye a reducir la contaminación relacionada, entre otros, con los pesticidas y los nitratos.
-La ausencia de sustancias tóxicas. Si consumimos productos bio no deberemos preocuparnos de si comemos o no organismos genéticamente modificados, restos de abono o pesticidas porque no los contienen.
-Un sabor más pronunciado. Los alimentos, sobre todo las frutas y las verduras, al no estar manipulados, recuperan su sabor original.
-Mejores aportaciones nutritivas. Aunque la diferencia con los productos clásicos no sea significativa, la mayoría de los estudios recientes demuestran que los alimentos biológicos aportan más micronutrientes. Teniendo esto en cuenta, las patatas, los tomates, los melocotones, la manzanas, la lechuga, la col o las espinacas contienen un poco más de vitamina C, magnesio, hierro y polifenoles. En cuanto a las carnes, el pescado y los productos lácteos, son más ricos en omega 3.


Inconvenientes
La otra cara de la moneda son:
-Los elevados precios. El respeto de las buenas prácticas agrícolas tiene un coste que los agricultores deben repercutir, como es lógico, en los precios de venta de sus productos. Por eso lo bio es entre un 20-30 % más caro que los productos normales.
-Menos tiempo de conservación. Como hablamos de menos conservantes también hablamos de menos tiempo de conservación. Sobre todo en el caso de las carnes, el pescado y los productos lácteos.
-Un sabor más pronunciado. Lo que resulta una ventaja para según qué productos y un inconveniente para otros. Por ejemplo, el pan bio elaborado con harina completa tiene un sabor particular que no gusta a todo el mundo. Lo mismo sucede con los lácteos.

Conclusión
Consumir productos bio debe ser, sobre todo, una decisión en favor del medio ambiente.
No hay ningún estudio todavía que demuestre beneficios significativos para la salud. Y como seguimos sin perspectiva en cuanto a los efectos de los pesticidas, aditivos y conservantes químicos sobre nuestro organismo, pasarnos a la alimentación bio puede ser un modo de anticipar posibles problemas.
En cuanto a la aportación nutricional, la diferencia entre alimentos bio y clásicos es mínima: no se han demostrado beneficios para el organismo todavía.
El problema normalmente reside en el precio, bastante elevado. Sin embargo, el desarrollo de la difusión de estos productos en mercados, cadenas de distribución, marcas de distribuidores, etc. tenderá a una reducción progresiva de los costes.


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