La Croisette se vistió de gala para recibir a las estrellas del cine, y entre los nombres más conocidos, Binoche destacó con una elegancia muy poderosa. En lugar de recurrir a los típicos vestidos ceñidos o trajes formales, esta vez optó por una alternativa distinta: un conjunto blanco impoluto compuesto por un top drapeado de inspiración helénica y unos pantalones amplios que caían con fluidez.
Lo que más nos llamó la atención del look fue una capucha integrada en el diseño, que caía suavemente sobre su cabello recogido hacia atrás en un peinado efecto mojado. Este accesorio, lejos de ser tan solo algo decorativo, le daba al look un aire espiritual y simbólico, que nos recordó tanto a una figura religiosa como a la icónica Madonna.
Un look que rompe con los códigos tradicionales
A 40 años de su primera aparición en Cannes con la película Rendez-vous, Binoche demuestra que el tiempo no ha hecho más que confirmar su estilo elegante y atemporal. Con su elección, dejó atrás el exceso habitual en las alfombras rojas y optó por la pureza de líneas, colores y formas. Además, el tejido satinado en blanco roto abrazaba su figura sin que quedase demasiado ajustado.
Consiguió dar protagonismo a los volúmenes del diseño y a la luz que se reflejaba en el conjunto. El pantalón de tiro alto ofrecía un aire actual, mientras que la capucha reforzaba esa mezcla de sencillez y misticismo que definió todo su look.
Como toque final, Binoche añadió como complemento un único pendiente largo, delicado y brillante, que caía como una lágrima, aportando un toque poético y elegante.
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Una apuesta perfecta para ocasiones especiales
A sus 60 años, Binoche se mostró una vez más fiel a su estilo discreto. Prueba de ello también fue el maquillaje sutil que eligió con una base luminosa que realzaba su piel natural, una mirada enmarcada con tonos bronce y unos labios suaves en rosa nude.